El Final.

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Suelo recordarte todos los días, pero pocas veces recuerdo nuestras despedidas.

En todas sabía que no estábamos listos para separarnos el uno del otro. Sabia que el mundo se me venía abajo cada vez que mencionábamos el número de meses que faltarían para vernos.

La primera vez que te acompañe al aeropuerto y te quisiste ver fuerte pero terminaste llorando. Quizá fui grosera al llamarte marica, pero es que si no te ofendía lloraría contigo.

Pero esta última despedida... A partir de ese día mis tardes se volvieron vacías, al inicio sólo observaba el reloj y hojeaba un par de libros para distraerme un rato pero sin darme cuenta ya habías formado parte de mi pensamiento una y otra vez.

Esa última tarde en tu habitación cuando me dijiste «te amo»,  cuando te dije «adios», por miedo a romperme o quizá por miedo a aceptar que yo sentía lo mismo.

Habíamos perdido nuestro tiempo planeando una vida juntos pero nos falto ver que lo que estaba mal era el presente y no quisimos escuchar cuando nos repetíamos nosotros mismos que estabamos haciendo las cosas mal.

El tiempo se nos iba y no nos dimos cuenta, pero hasta aquí llegó.

Pareciera que el destino nos decía que si teníamos un final y no lo quisimos ver. Crei que esto sería más agridulce.

¿Qué será de nuestras vidas lejos el uno del otro? Pareciera un reto cuando siempre hemos sido nosotros. Espero lleguemos algún lado aún mejor de lo que imaginamos que tendríamos juntos.

Nos atamos a reiniciar nuestro futuro y en verdad espero que si llegace a saber de ti me digan que eres feliz, que nuestras sonrisas sean tan grandes que jodan a la gente que creía que no se podía confiar en el destino.

Cuando más rabia me da que tú jamás estarás a mi lado lo único que me anima es que Male jamás podrá tener tanto cariño como el que me diste a mi.

Y si te vuelvo a encontrar por favor que sea en un bar de New York donde estemos en estado de ebriedad.

Lo Que FuimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora