Tormenta

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Restriego mis ojos y deposito el bolígrafo con cuidado sobre la mesa. Mi mirada se dirige de forma inconsciente hacia el reloj de pared que hay en el fondo de la clase, casi dos horas y todavía no he terminado el examen. Dedico unos minutos a releer la siguiente cuestión varias veces, sintiendo la fatiga en mi vista y en mi capacidad de concentración. Después del breve receso, me sumerjo de nuevo entre los folios en blanco para garabatear unos cálculos, antes de marcar la opción correcta en la hoja de respuestas.

Media hora más tarde, entrego un total de cuatro folios y me dirijo a la zona de taquillas donde he depositado mi mochila. Entre la multitud de cabezas distingo la de Nanaba, que me guiña un ojo mientras le da un último repaso a sus ejercicios.

Le indico con un gesto que tengo prisa y dejo atrás la atmósfera sobrecargada de ese aula. Siento un escalofrío ante la diferencia de temperatura y casi gruño de alivio al respirar un poco de aire puro. A mi alrededor, mis compañeros comentan en voz alta las respuestas del examen y yo me coloco los auriculares para evitar escuchar nada. Detesto esa manía, prefiero esperar a ver las correcciones del profesor antes de estar preocupándome por lo que digan los demás. Lo que está hecho está hecho y no tengo ninguna intención de permanecer un segundo más en la facultad.

Cuando abandono el recinto, el gélido aire invernal me golpea de lleno. Me arrebujo en mi abrigo y rebusco en el bolsillo de mi mochila hasta dar con mi móvil.

Levi _ 13:35:

Oye, me llamaron de la tienda esta mañana para decirme que ya tienen los componentes de tu ordenador. Después de comer me paso a buscarlos, dime si te viene bien quedar.

El traqueteo del autobús disimula los incómodos rugidos de mi estómago. Cuando llego al apartamento, saludo a Erwin con un gruñido y me dirijo a la cocina para descongelar una de las elaboraciones de mi madre. Compruebo los mensajes cuando termino de colocar la mesa y me animo ante la perspectiva de ver a Eren durante la tarde.

Eren _ 14:45:

Sin problema, aquí te espero. Gracias por encargarte.

Diva _ 14:42:

¿Cómo fue, enano? La número 12 era jodida. ¿Te apetece cenar esta noche por el centro para celebrar que solo nos quedan dos? Los días de examen no se estudia, no seas aburrido.

Pongo los ojos en blanco y escribo una respuesta. El examen ha sido más denso de lo que esperaba y siento la cabeza más embotada de lo normal. Dudo que sea capaz de concentrarme para estudiar hoy.

Levi _ 14:50:

Mientras no sea comida basura.

Diva _ 14:52.

Qué exquisito eres. Después te mando la dirección.

Me dirijo a mi habitación y saco a Ratatouille de su jaula para meterla en su compartimento especial. Erwin me lanza las llaves de su coche y salgo del apartamento de mejor humor, con el estómago lleno y la perspectiva de una tarde relajada en compañía de Eren.

En el preciso instante en el que acciono el motor del coche, un estruendo resuena por toda la avenida, dejándome paralizado durante unos segundos. Un haz de luz parece resquebrajar el cielo en dos, seguido de otro trueno que hace retumbar la acera. Una manta de agua comienza a caer con fuerza y chasqueo la lengua mientras me pongo en marcha con cautela. En varias ocasiones me veo obligado a frenar de forma brusca para esquivar a algún transeúnte que busca refugio debajo de las cornisas o dentro de alguna cafetería. El tráfico se colapsa de inmediato y los limpia cristales apenas consiguen hacer su trabajo aún en su máxima velocidad. Resoplo con fastidio y me reclino contra el respaldo del asiento mientras tamborileo mis dedos en el volante. Detesto tener que esperar.

Secreto a vocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora