La luz que se cuela por un resquicio de mi ventana me devuelve a la realidad de una cama vacía. Me revuelvo entre las sábanas y me llevo una mano a un lado de la cabeza. Siento mi pulso a través de las sienes, como si alguien estuviera taladrando desde dentro.
Gruño al incorporarme y me restriego los ojos para enfrentarme al reflejo del espejo de mi armario. Mi pelo está apelmazado, grasiento y las ojeras más marcadas que de costumbre tras un sueño ebrio nada reparador. A mi lado, un puñado de sábanas arrugadas y frías me hacen fruncir el ceño.
Un recuerdo, una escena confusa, puede que soñada, se reproduce en mi cabeza. Un sonido insistente y la voz de Eren reverberando en su pecho, donde yo luchaba por volver a la consciencia a través de una maraña de sueños desagradables y vívidos.
De un salto, salgo de la cama y me veo obligado a equilibrarme contra mi escritorio cuando mi vista se nubla unos instantes. El frío de las baldosas asciende por mis pies cuando me dirijo al armario para colocarme unos pantalones y una sudadera que dejo con la cremallera abierta.
—¿Eren? —pregunto una vez que salgo hacia el pasillo.
Silencio.
Avanzo medio adormilado para revisar el salón y encuentro mis llaves colocadas en la cerradura de la puerta de entrada. Me doy cuenta de que el cerrojo está sin echar y lo contemplo pensativo.
—Joder... No tengo tanta imaginación —declaro al retroceder de nuevo hacia mi habitación.
Localizo mi móvil en el bolsillo de los vaqueros que llevé la noche anterior y compruebo los mensajes de Eren.
Eren_8:30:
Ha llamado mi madre y no quería despertarte.
He tenido que regresar al campus para buscar unas facturas.
Me quedo aquí, voy a dormir un poco más.
Suspiro y dejo el móvil con cuidado sobre mi mesa, decepcionado con la idea de pasar el domingo con esta resaca de mierda y sin su compañía. Esto no era lo que esperaba después de lo que pasó anoche entre los dos.
Al recordar los detalles, desciendo la mirada hacia mi abdomen y contraigo el rostro disgustado, me dirijo al armario para agarrar ropa interior limpia y me doy una buena ducha, dejando que el agua tibia relaje mis hombros y mi cuello.
Desayuno con poco apetito, mareando la comida con el tenedor y dando pequeños sorbos de una infusión de té que me quita gran parte del malestar físico. Me propongo limpiar lo mejor posible la casa, aunque no estoy en plenas facultades para dejar las habitaciones como a mí me gustaría. Cuando termino de cambiar mis sábanas, me dejo caer sobre la silla de mi escritorio y busco el contacto de Eren en la agenda de mi móvil. Me inclino hacia atrás con Ratatouille sobre mi estómago y casi estoy a punto de colgar tras el segundo intento, cuando me responde una voz de ultratumba.
—Oye, ¿estás bien? —pregunto.
Escucho un murmullo y un bostezo mal contenido al otro lado de la línea y espero paciente su respuesta.
—Sí... ¿Qué hora es...? —dice con voz pastosa—. Me va a estallar la cabeza.
—Casi las tres.
—... Debería comer algo... La copa... la última no debí tomarla...
—Dirás las últimas.
—Sí...
—¿Eren?
—... Sigo aquí —responde en voz baja—. Mira, mejor hablamos luego, estoy muerto. No sé ni cómo llegué aquí sin vomitar en el autobús.
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Secreto a voces
FanfictionFanfic AU de Shingeki no Kyojin. Levi, un estudiante de informática, conoce a Eren Jaeger gracias a su compañero de piso, Erwin. A pesar de ser muy diferentes, no tarda en enamorarse del de ojos verdes. Sin embargo, hay un inconveniente: Eren no es...