Capítulo 4. Amor a primera vista

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¿Han oído del amor a primera vista? Yo si, y creí que no existía. Pero si: Existe

Y gracias a esa chica lectora con ojos diferentes lo conocí, comprendí que si existe el amor a primera vista. Y estoy agradecido de que lo haya conocido gracias a ella

En el camino a casa, no paré de pensar en ella, en sus ojos preciosos y tan pero tan únicos. Deje salir un suspiro mientras miraba a través de la ventana del bus, esta chica debe ser una bruja, por qué me ha hechizado

Me bajé del autobús casi saltando y caminé a mi casa dando pequeños brinquitos. No sé si sólo es mi caso, pero en cuanto más creces, te tomas más enserio el tema del amor, bueno, no en todos es igual. Por qué hay unos que en cuanto más crecen, más estúpido les parece este tipo de tema

Me paré frente a la puerta de mi casa y toqué el timbre. Daisy (como siempre) me abrió la puerta

–¡Hola!– la abrace

Se tensó un poco al recibir mi abrazo, pero al final lo correspondió –Señor Frederick ¿Todo bien?– me preguntó confundida

Me separé y cerré la puerta –Mas que bien Daisy ¿Recuerdas a la chica de la que te conté la anterior vez?

–Dejeme ayudarle con su mochila señor– me la retiró suavemente –Si señor Frederick, la recuerdo ¿Pasa algo con ella?

–¡Oh Daisy!– le quite la mochila de sus manos –¡Es preciosa! Tiene unos ojos de diferente color ¡Son hermosos! Uno es verde con café y el otro es azul ¿No es divino?

Ella soltó una risa –Nunca había oído que alguien tuviera los ojos de diferentes colores, siéntese señor, le traeré algo de comer– me señaló la mesa, yo asentí obediente y me senté emocionado

–Espera a verlos Daisy, te quedarás fascinada de lo preciosos que son. También tiene unos labios carnosos y pálidos ¡Se ven tan sexys! Y y su pelo– solté un suspiro –Su pelo es muy negro y largo, contrasta con su piel blanca

Daisy soltó una risita –Debería ver su cara al hablar de ella– se acercó y me sirvió un plato con ternera, verduras cocidas y puré de papa

–Daisy, fue amor a primera vista– la miré con una sonrisa, pero después fue reemplazada por una cara de confusión –¿Y tú plato?

Daisy me miró confundida –Daisy trae tu plato, vamos a comer juntos. Siempre donde coma yo vas a comer tú, no mereces comer sola y menos después de hacer los deberes, no hay una regla que diga que debe ser así ¿Verdad?

Daisy me miró con una sonrisa y asintió –No señor Frederick, ahora traigo mi plato

Aunque ella no diga nada, se lo mal que se siente estar en un comedor grande y no halla nadie más en la mesa más que tú. Eso vivo a diario, pero con Daisy eso no volverá a pasar

Minutos después se acercó Daisy con su plato de comida y se sentó –Bueno señor Frederick, siga contándome de la chica

–Oh Sisi, te decía ¡Fue amor a primera vista!– clavé mi tenedor en un brócoli y me lo llevé a la boca con alegría

Daisy soltó una risa –Oh señor, ¿Cómo va a ser amor a primera vista? Ni siquiera sabe su nombre

–Eh, no. No sé su nombre... Aún– desvíe la vista a otro lado apenado –Pero ¿Sabes Daisy? No la conozco, pero puedo jurar que las miradas tienen puentes al corazón

Daisy sonrió y me dio una palmada, ambos seguimos comiendo entre risas y pláticas sin sentido

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Una vez terminando de comer, me fui a cambiar para ir a mi parte favorita de la casa: La biblioteca

Al entrar, me senté en la silla que estaba frente a la mesa de la biblioteca, Enmedio de todo. ¿Tenía ganas de leer? Sí ¿Que iba a leer? No lo sé

Recordé que, cuando tuve mi pequeño encuentro con la chica, tenía un libro entre sus manos, apoye mi frente sobre la fría superficie de la mesa de madera vieja, intentando recordar el nombre del libro

¿El despertar? ¿El resplandor? ¿Despiértame? ¿Estoy despierta? Tonto libro ¿Cómo es que se llamaba?

Golpeaba ligeramente mi cabeza sobre la superficie de la mesa, intentando recordar el nombre del libro, hasta que el nombre del libro llegó como un rayo de luz y esperanza a mi mente

Si no despierto, ¡Si no despierto!

Me paré de golpe de la silla y me paré frente una repisa de libros, sin saber muy bien por dónde empezar a buscar. Decidí empezar a buscar en la sección de romance, la biblioteca de mi casa era grande, probablemente tenía el libro

Doce de la noche, son las doce y yo ya registré casi media biblioteca y no encuentro el libro, ya e vaciado cada repisa y nada, no he encontrado ese condenado libro. Y tenía un verdadero desorden en la biblioteca, mamá si ve esto va a matarme

–¡Pase!– dije al escuchar que tocaron la puerta con los nudillos –¿Frederick?

Puse los ojos en blanco y me volteé lentamente –¿Si mamá?

–¿Que es todo esto? ¿Sabes cuánto trabajo le darás a Daisy?– dijo recorriendo las montañas de libros desordenadas, se veía molesta

–¿Daisy? ¿Trabajo? De eso nada, yo voy a ordenar esto, ya estoy grande, tú también ya lo estás, no necesitas que nadie recoga tus cosas– bajé lentamente de las escaleras en donde estaba y lo moví a otra repisa –¿O sí?

–Eso no es problema tuyo Frederick– dijo cruzándose de brazos –¿Qué estás buscando?

–A mi papá, debe estar por aquí. Por dios mamá, estoy buscando un libro ¿Que otra cosa?

–¿Y que tiene de especial? ¿No puedes leer otro?

Lo traía una chica preciosa en manos, y necesito leerlo para comprender su interés por él

–Es interesante, ¿No lees libros tu?

–No me gustan

–Deberías leer, es muy divertido. Cambiando de tema– agregué otro libro más de la sección de "tristeza" a la pila que estaba en el suelo ¿Por qué no me esperaron para desayunar?

–Teniamos prisa Frederick– dijo sentándose en el suelo, tomando un libro que estaba debajo de la mesa

–Mamá, hace semanas que no comemos juntos, en familia. Somos una familia ¿No?– la miré, pausando mi búsqueda de ese libro tan preciado

–Frederick, sabes que el trabajo no nos lo permite. Gracias a el tenemos todos estos lujos– dijo mirando a su alrededor

Sentí un nudo en la garganta, quería llorar. Luché contra las ganas para poder hablar sin que mi voz saliera quebrada –¿A costo de que? De que casi no los veo en la casa, tengo que comer con Daisy para no sentirme solo. Y no me molesta, pero de verdad deseo que pasen más tiempo conmigo

Mamá clavó la vista al libro que tenía en manos, estaba en silencio, yo torcí los ojos al ver que no había respuesta de ella. Terminé de registrar la última repisa y nada, no tenía ese libro, bajé las escaleras y las coloqué en algún rincón –¿Entonces? ¿No vas a decir nada?

No hay respuesta, sigue en silencio, con la vista clavada en la portada del libro –¡Carajo! ¡No te estoy pidiendo la luna! ¡Te estoy pidiendo que pasen tiempo conmigo!– levanté la voz, lágrimas brotaron de mis ojos

Mamá tragó grueso y levantó la vista hacia mi, sus ojos se veían vidriosos, quería llorar –Entonces, acostúmbrate a comer con Daisy

Cinco palabras, cinco palabras fueron suficientes para destrozarme –Mañana regresaré tarde de la secundaria, iré a la librería– dije limpiando mis lágrimas con la parte de atrás de mi mano, brinqué los libros que estaban en el suelo y pase a lado de ellas con dirección a la puerta, abrí la puerta y antes de salir me giré con ella, ella seguía sentada con la mirada hacia el frente –Bueno, no se ni siquiera para que te lo digo, si parece que te da igual si vivo o no

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora