Capítulo 5. Salida interesante

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–Buenos días Daisy– la saludé al verla en la cocina haciendo el desayuno

–Buenos días señor Frederick, ¿Cómo durmió hoy?– dijo dándole una vuelta al hot cake que estaba haciendo

–Supongo que bien, tenía insomnio– me senté tallándome los ojos

–Y me imagino que se embobó en el teléfono hasta que se le quitó– me dio una mirada cómplice mientras colocaba mi plato con hot cakes

–Eso me ayudó a dormir– me encogí de hombros –¿Y tú plato?

–Oh, los míos se están preparando

–Ya vas aprendiendo– le dí una sonrisa –Te espero en lo que están los tuyos

Daisy me sonrió y asintió para después volver a la cocina a terminar de hacer sus hot cakes

–¿Y mis padres? ¿Desayunaron aquí?– pregunté golpeando con la yema de mis dedos la superficie de la mesa

–Oh no, la señorita René se veía desanimada, dijo que desayunarian cuando llegaran a la oficina– dijo volteando su hot cake

–¿Desanimada? ¿Por qué?– pregunté preocupado

–Lo mismo le pregunté, pero solo se limitó a responder que había tenido una discusión en la noche, no creo que haya sido con su esposo, ya que se hablaron normal– dijo sentándose en la mesa, ya con su plato de hot cakes

–Oh– me limité a responder mientras partía un trozo de mi desayuno

–Señor Frederick ¿Usted sabe con quién pudo haber sido?– me preguntó llevándose un bocado –Es que de verdad se veía muy desanimada

Tomé una gran bocanada de aire –Fue conmigo Daisy, discutimos ayer en la noche, en la biblioteca– dije llevándome un pedazo de hot cake a la boca –Te quedó buenísimo Daisy

Daisy me miró confundida –¿Por qué discutieron señor Frederick? Claro, si se puede saber– me miró fijamente

Suspiré –Le dije que quería que pasara más tiempo conmigo, pero parece que eso no va a suceder– dije con un aire de melancolía –Pero, te tengo a ti, eres como mi segunda madre– la miré con alegría

Daisy me miró fijamente –Señor Frederick, no sé cómo se siente pero– tomó mi mano y la acarició suavemente –Me tiene aquí, siempre voy a estar para usted señor, sabe que también es como mi hijo– me sonrió

Mi respiración se comenzó a agitar, empecé a ver borroso por las lágrimas que estaban a punto de salir. Sin pensarlo, me paré de la silla de golpe y me lancé a sus brazos sollozando, Daisy me correspondió el abrazo y me apretó contra ella

Lo necesitaba, necesitaba un abrazo. Y aunque ella no fuera mi madre, se sintió tan maternal, Daisy siempre ha estado para mí desde que tengo memoria, ella me ha visto crecer y ella conoce cada faceta mía

–Ya no llores pequeño– me tomo de los hombros y me miró con una sonrisa tierna –Termina de desayunar para que vayas a la escuela

Asentí y le dí un último abrazo, me senté de nuevo en mi silla y ella me cambio de tema, para distraerme de lo que estábamos hablando

Terminando de desayunar, me fui a mi habitación a cambiarme y a hacer mi mochila de acuerdo al horario que me tocaba hoy. Me acerqué a mi cajón de ropa interior y saqué de un calcetín algo de dinero que he ahorrado. Hoy a la salida de la secundaria, iría a la librería que yo sé que está abierta hasta las 9, y buscaría el libro que estaba leyendo la chica misteriosa de swater grande

Antes de salir de mi habitación, me vi una última vez al espejo: me veía bien

Mi cabello con un corte moderno, cejas pobladas y ojos cafés. Siempre e odiado el montón de lunares que se extienden por mi cuello, los heredé de mi madre, pero en fin

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora