Capítulo 12

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Escuché que tocaron sonoramente la puerta con los nudillos, abrí los ojos pesadamente gruñiendo con molestia –Pase– dije sentándome en el borde de la cama

La puerta se abrió lentamente, después mi madre asomó la cabeza –¿Frederick? ¿Te desperté?

Negué sarcástico –No no, para nada

Asintió y cerró la puerta detrás de ella –Escucha, tengo que hablar contigo

Abrí los ojos en sorpresa –¿Y de qué quieres hablar?

Suspiró y se sentó a lado de mí –Escucha, tu padre saldrá de viaje por el trabajo, es una buena oportunidad para crecer

–¿Crecer? ¿Viaje?

–Si... Económicamente

Puse los ojos en blanco –Mamá, ¿En serio? Casi casi escupes dinero ¿Y quieres más? El dinero no lo es todo

Ignoró mi comentario y siguió –Solo quedaríamos tú y yo por un tiempo, pero cuando tu papá llegué de ese viaje, nos podríamos ir a vivir a otro estado... ¿Que te parece Madrid? ¿Las Vegas? ¿Nueva York?

–Mamá me gusta aquí, ni estando loco pensaría en mudarme, además ¿Por qué no vino mi padre a decirme directamente?

Suspiró –Esta haciendo sus maletas

Me paré de golpe, apretando los puños –¿¡Qué!?

Salí de mi cuarto corriendo en dirección al de él, Daisy iba pasando y por accidente le pegue con mi hombro, haciendo que ella tambaleara un poco –¡Lo siento Daisy!

Ella asintió y siguió caminando. Al llegar frente a la habitación de mi padre giré el picaporte sin pensarlo, me encontré con mi padre de pie sosteniendo una camisa en sus manos, frunció el ceño al verme en su habitación

–¿Se te ofrece algo?– guardó su camisa en su maleta

Lo miré incrédulo –Sí– dije como si le hablará a un niño de 5 años –¿Por qué no me dijiste que te vas? ¿No tienes hijo o qué?– caminé unos cuantos pasos, el estaba de espaldas aún guardando ropa, ignorándome

–¿Papá?

Seguía guardando su ropa sin prestarme atención, la molestia estaba invadiéndome. Sin pensarlo, lo jalé del hombro para que me volteara a ver, pero lo único que recibí fue un empujón de su parte, el cual me hizo retroceder unos pasos por la fuerza

–¡No me toques!– demandó furioso –Si solo veniste a molestar vete de una buena vez, no necesito compañía

Tragué grueso intentando reprimir la furia que me invadía –Bien– giré sobre mis talones y caminé a paso rápido hacia mí habitación, agarré mis audífonos y teléfono del buró sin siquiera voltear a ver a mi mamá, quién aún estaba sentada en mi cama.Salí caminando rápido de mi habitación con rumbo a las escaleras, las bajé de dos en dos y me encontré a  Daisy sirviendo el desayuno, ella me sonrió y abrió la boca para hablar, alcé mi mano, indicando que guardará silencio

–Señor Frederick se encuent...–

–¡Ahora no quiero oírte Daisy!– grité saliendo de mi casa, azotando la puerta detrás de mí

Caminé a paso rápido a cualquier lugar, lo único que sé es que no quiero estar ahí  ni un minuto más. De verdad a veces me cuestiono si odio a mis padres o no...
Y no es por ser exagerado, pero de verdad que desde que tengo memoria han sido así conmigo, se preocupan más por el dinero y la riqueza que por pasar tiempo conmigo, simplemente les da igual si estoy o no, a veces pienso que es mejor solamente tener a Daisy...

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora