Capítulo 8. Operación

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Allison White

9:11 am

-¿Cielo?- se escuchó la voz de papá entrar a mi habitación, la madera crujía entre más se acercaba a mi -¿Ya estás despierta?- sentí como una parte de mi cama se hundió, señal de que se había sentado

Suspiré y me giré hacia él -Ya estoy despierta

El me dió una cálida sonrisa y acarició mi mejilla con sus nudillos -¿Estas lista? ¿Cómo te sientes?- me miró comprensivo

-Estoy muy nerviosa- dije casi en un gemido

-Yo también estoy nervioso, eres lo único que me queda y no te quiero perder- sus ojos por un momento se cristalizaron -Pero tú puedes, eres fuerte ¡Así que ya levántate! Déjame ver cómo va eso

Quité la cobija que cubría mis piernas y me senté en la cama tallándome mis ojos, después me paré y levanté la blusa de pijama, dejando ver mi vientre. Mi papá al ver hizo una mueca y después subió la vista a mi -Hoy ya no tendrás eso

-No, ya no- asentí sonriendo

-Bueno, vístete rápido para ya irnos, recuerda que el médico dijo que en ayunas- caminó hacia la puerta de mi habitación para salirse, antes de hacerlo, se giró conmigo y me dio una sonrisa triste -Te amo

-Yo también te amo papá.- cerró la puerta finalmente

Me acerqué a mis cajones y saqué un vestido suelto, teniendo esto no puedo usar cosas muy apretadas, ya que me lastiman. Pero hoy será el día en que me quiten está horrible cosa y pueda usar lo que yo quiera. Me cepille mi largo cabello y me puse unos tenis cómodos, me ví en el espejo para comprobar que no me veía tan desarreglada y cogí la pequeña maleta que había alistado ayer: Estaba lista, sea lo que sea que vaya a pasar conmigo

Bajé las escaleras lentamente, ahí estaba mi papá de pie, esperándome -Estas preciosa, me recuerdas a tu madre

Sonreí -¿Enserio?

-Claro, eres muy parecida a ella. En especial por tus ojos

Reí negando, mi papá extendió su mano para darle mi pequeña maleta y me abrió la puerta de la casa. Salí y me dirigí a nuestro Chevy algo desgastado para abrir la puerta. Mi papá guardo mi maleta en la parte de atrás del auto y se subió

Bajé la ventana para sentir la brisa fresca, no sé si ésta sería la última vez que la sentiría. No sé que vaya a pasar conmigo, por eso tengo que vivir como si fuera el último día...

Escuché que mi papá puso música. Al principio no le tomé mucha importancia, pero al escuchar que era nuestra canción favorita, me giré con el con una sonrisa

-¿Vas a cantar o que?- me dio una sonrisa de lado, sin dejar de tener la vista fija al frente

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A lo lejos, ya podía ver un gran edificio verde con blanco: Ya casi llegamos

Mi papá apretó el volante: Está nervioso
Trató de yo no mostrarme nerviosa, ya que eso empeoraría las cosas, pero por dentro estoy muerta de miedo

Papá aparcó el auto en el estacionamiento del hospital -Llegamos

-Llegamos- repetí

Bajé del auto y saqué mi pequeña maleta de la parte de atrás, papá se acercó para ayudarme con la maleta y caminamos hacia la entrada del hospital. Había mucha gente entrando y saliendo, gente de todas las edades

Nos acercamos a una tipo "recepción" donde había una enfermera anotando unas cosas en un registro

-Buenos días- saludó mi papá, la enfermera se giró hacia nosotros y una gran sonrisa iluminó su rostro -¡Hola! ¿Otra vez tienes problemas linda?- llevó sus manos a su cadera, yo asentí

-Ya sabes, lo de siempre

-Este ya es el tercero que te quitamos- me dió una sonrisa triste -De verdad que espero que salga bien

-Yo también- le dí una sonrisa triste

-Los estaba esperando, vengan vengan. El doctor los espera

Caminamos por los largos pasillos color blanco brillante. Todo era blanco aquí y no me gusta, deberían poner algo de rosa o otros colores, para que se vea con alegría el asunto. Finalmente, paramos frente a una puerta, la cual la enfermera abrió amablemente para nosotros. Entramos y ahí estaba el doctor Ferguson

-¡Aquí está mi paciente favorita!- me sonrió -¿Cómo te sientes?

-Nerviosa- me encogí de hombros apenada

-Confía en nosotros, ya hemos hecho esto antes contigo ¿Verdad? Entonces, no hay nada que temer

Asentí muy a mi pesar. En sus palabras hay una pizca de mentira, por qué si hay algo que temer. Y mi vida es la que está Enmedio de todo esto, no la de él

-Bueno, entre más rápido hagamos esto más rápido te vas a curar ¿No?

Mi papá en ese momento entró a la tipo oficina donde nos encontrábamos el doctor y yo ¿En qué momento se había salido? Parece que salió a hablar con la enfermera, y sea lo que sea que hayan hablado, no creo que haya sido algo bueno, ya que mi papá tenía los ojos rojos: Había llorado

-Papá yo.- no dijo nada, solo se lanzó a mí en un abrazo, callándome. Y pensándolo bien, no hay nada que decir, solo queda abrazarlo, abrazarlo con todas mis fuerzas

Duramos un rato así, yo enterré mi cara en su cuello, apretando los párpados para evitar que las lágrimas se dejarán ver. El doctor me tocó el hombro, yo me giré hacia él y este asintió: Era hora

Me separé de mi papá y seguí al doctor, que ya estaba caminando. Papá quiso seguirme pero la enfermera lo impidió

Caminamos el doctor y yo entre los pasillos hasta llegar a una grandes puertas grises de metal. Ahí, estaban varios ¿Enfermeros? ¿Doctores? No lo sé, pero todos estaban vestidos de azul cielo, con cubre bocas y algo que les tapaba el cabello. Una de ell@s se me acercó y me extendió una bata de papel, que estaba doblada

-Quítate tu ropa y ponte esto, puedes vestirte por allá- señaló unas tipo cortinas con su dedo, yo la miré a los ojos y asentí

-Tienes unos ojos muy bonitos- no podía verle su boca, pero estoy casi segura de que sonrió a través de su cubre bocas -Todo saldrá bien, no te preocupes

Una vez con mi vata puesta, me hice un moño para que mis largos cabellos no estorbaran en nada. Salí, descalza y un enfermero me indico que me acostara en una camilla. Me acerqué a la camilla y temblorosa, me acosté en ella. Arriba de mí, estaba una gran lámpara, la cual me hizo entrecerrar los ojos por su luz

-Bien, te voy a pedir que te relajes Allison ¿Esta bien?- me dijo el doctor, que estaba a lado de mi. Su cabeza tapaba un poco de la luz de la lámpara, yo asentí nerviosa

Sentí una aguja perforar la piel de mi brazo, por lo cual solté un quejido. Una enfermera acariciaba mi frente cariñosamente -Esta es la anestesia, mientras surte efecto, piensa en cosas bonitas- indicó relajada

Miré fijamente la lámpara, pensé en las veces en que papá y mamá me llevaban al parque cuando era pequeña. Las veces en que mamá cantaba mientras me cepillaba el pelo. En la última vez que pude hablar con mi mamá

Mis ojos se pusieron pesados, mi vista se tornó borrosa mientras las voces de los doctores sonaban lejanas. Quiero que esto acabe lo antes posible

Mamá, por favor no me dejes morir...

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora