Capítulo 11. ¿Dónde estás?

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            Frederick

El partido para el desempate sería la próxima semana. Por alguna extraña razón me sentía nervioso por eso, o tal vez no era precisamente por eso...

Han pasado 3 días desde que no e visto a Allison. Que yo sepa, siempre baja en receso para leer, pero estos 3 días no la e visto. Y no creo que sea por qué se queda en su salón, a pesar de que no sepa dónde va, me e quedado en la salida vigilando la fila de mujeres para ver si la veo, pero no está ¡No está!

Y gracias a ello no e podido dormir, hoy es viernes y me me debo ver horrible. Ni siquiera me tomo el tiempo de peinarme, no creí que me afectaría de este modo no verla ¡Demonios Frederick! Apenas y haz intercambiado palabras con esa chica y ya no puedes dormir por no verla aunque sea tres puñeteros días, masajeé mis ojos frustrado

–Esto es estúpido, de verdad que es estúpido– murmuré

–¿Que es estúpido?– preguntó Aarón, agarrando su botella de agua casi vacía para darle un gran trago, no lo oí acercarse

Alcé la vista hacia él –La clase de el maestro Calvillo, es estúpida

–¿Desde cuándo? Viejo, siempre haces las actividades que Calvillo te deja, es ridículo– se sentó a mi lado, limpiándose el sudor

–No tengo ganas de hacer educación física, me duele el pecho– mentí mientras tenía la vista fija en mis compañeros, que pasaban la pelota de basket entre ell@s

–Hmm ya, solo espero que no te duela el pecho cuando sea el partido en contra del B– le dio el último trago a su botella, la aplastó y la arrojó al bote de basura desde su lugar –¡Canasta!

Reí por lo bajo y negué, apoyando mis codos en mis rodillas –Hey, Byron y yo iremos a ver la de It 2 este fin ¿Te apuntas?– cuestionó

Alcé la vista –Pero claro que me apunto, pero eh, no vayas a querer abrazarme en medio de la peli, que no me puedo resistir a tus encantos

Aarón rió y dio un brinco para bajarse de la barda en la que estábamos sentados –Domingo a las 6, no faltes nene– me sonrió, guiñandome un ojo para después irse corriendo a seguir jugando

Movía mis pies de un lado a otro, intentando sacarme a Allison de la cabeza aunque sea por un breve momento. Se me hizo una costumbre verla ahí, sentada en la banca del rincón, sin importarle una mierda si el mundo se está desmoronando frente a ella o si había llegado el famoso Shawn Méndez a la secundaria, en Facebook siempre encuentro publicaciones con fotos de él que mis compañeras comparten. Simplemente a ella le da igual, es ella y su libro y nada más

Y me parece sorprendente verla, tan concentrada en las páginas, seguramente más interesantes que lo que puede llegar a pasar alrededor, por un momento miré en dirección a la banca, en donde ella suele sentarse. El timbre me hizo pegar un pequeño brinquito tomándome por sorpresa, el tiempo se pasó volando, Byron venía corriendo hacia mí con su camisa encima de su hombro, dejando ver su torso poco marcado, reí burlón cuando estuvo frente a mí

–¿Por qué no te rasuras las axilas?– cuestioné divertido

Byron abrió la boca para hablar, pero en su lugar lo hizo Aarón –Oh no, la pregunta aquí es ¿Está permitido quitarse la camisa en la escuela?

–Haber, en primera, tengo mucho calor y está camisa huele a sudor super horrible, y así no podré ligar a chicas buenas. Y en segunda, nunca me e rasurado las axilas, que miedo

Una sonrisa se fue formando en mi rostro hasta reír a carcajadas –¿Tienes miedo a que el rastrillo se te enrede en los pelos?

Aarón comenzó a carcajearse, Byron nos miraba de mala manera a ambos –¿Y en qué les afecta?

Las carcajadas de Aarón sonaron más fuertes, haciendo que las mías también aumentarán –De tus axilas se pueden hacer dos bufandas– dijo Aarón, lo cual me hizo pegar un grito ahogado de la risa

Los ojos de Byron viajaban de Aarón a mí y de mí a Aarón. Sus mejillas comenzaron a tornarse rojas y se puso la camisa apenado, yo al ver su acción negué

–Ve al baño, traeré mi suéter del salón y te lo prestaré– sugerí

–¿Bromeas? ¡Tengo mucho calor!

–Eso lo podemos solucionar nene– sonrió Aarón de forma coqueta, Byron le dio un codazo causando que este riera

–Es eso o que huelas a sudor– inquirí conteniendo una carcajada

–Bien, iré a lavarme la cara

–Pero ponte la camisa, cuando llegues al baño te la quitas, si el sub te ve así ¿Sabes lo que te puede hacer?

–Bien bien, te veo en el baño ¿Que clase toca?

–Arte, el maestro es buena onda, así que si me dejará bajar a entregarte el suéter– aseguré

–Yo acompañaré a Byron al baño, llegaré tarde a su clase, sirve que lo ayudo a lavarse las axilas– dijo sarcástico

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Si creía que el maestro me dejaría bajar, fui un completo idiota. Me dio un gran sermón frente a todo el salón, que por cierto estaban haciendo un enorme desmadre mientras él me regañaba y me explicaba las reglas. Y ahora seguramente los chicos deberían estar maldiciendo mi nombre... Tonto palo de garrocha (fue un apodo puesto por Byron, ya que el maestro esta muy flaco y alto)

Su clase trato de los tipos de arte. Y eso fue lo único que supe, por qué no presté atención a su clase, solo sé que terminaban con ismo, después dejo una tarea sobre hacer un mapa conceptual sobre los tipos de arte que nos enseñó. En cuanto sonó el timbre de salida, me paré de golpe y me salí casi corriendo con dirección al baño de hombres: Cerrados

Mi corazón latía rápidamente, con la respiración contenida,me asomé discretamente a dirección para ver si no los habían descubierto, pero milagrosamente no estaban, suspiré aliviado. Comencé a caminar por la cancha en dirección a las mesas, tal vez ahí estén escondidos por que ahí no hay iluminación, así que es una opción considerable

Al llegar a las mesas, comencé a revisar a mis alrededores de manera cautelosa –Heeey psssst chicooos– susurré

–Ah, ahí estas– salió Byron de las sombras tomándome por sorpresa, lo cual me hizo pegar un brinquito –Estúpido, aquí está el suéter– se lo extendí y el lo tomó de mala manera

–¿Dónde estabas?– preguntó Aarón colgándose la mochila mientras me miraba de mala manera

–En clases, daah

Se masajeó la frente frustrado –Ya lo sé, ya lo sé idiota. Me refiero a por qué no bajaste como nuestro plan ¿Resultó que la clase fue más importante que los escuálidos brazos de Byron?

Cuando Byron metió la cabeza en el suéter, miró de mala manera a Aarón, esté se encogió de hombros

–Chicos, el palo no me dejó bajar, me dio un santo sermón. ¿Por qué no subieron ustedes eh?– cuestioné intentando no molestarme

–¿Crees que no lo pensamos?– dijo molesto –Pero Ricardo Anaya estaba cuidando el módulo, no podíamos subir nada más así, nos llevaría a dirección

–Momento momento, ¿Ricardo Anaya?

–Ah sí, ese apodo le pusimos Aarón y yo al sub, se parece ¿No lo crees?– se unió Byron

–Pero Ricardo Anaya está plano, el sub tiene nalgas– dijo Aarón

–Si pero aún así se parece

–Miren chicos mejor ya vámonos, Byron, ese suéter me lo devuelves y lavado, no quiero que huela a tu sudor

–Si hermano, debes tener mucho sudor acumulado en el pelo de tus sobacos– se burló Aarón

Byron se llevó la mano al puente de su nariz –Cómo que ya van dejando mis axilas en paz no ¿lo creen?

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora