—Siento interrumpir lo que sea que estés haciendo.
Jeongin negó con la cabeza, cerró la libreta y le indicó al mayor que se sentara.
—¿Qué escribías? —preguntó.
Hyunjin estaba nervioso, y el menor lo sabía, porque podían haber cambiado muchas cosas en él, pero seguía conociendo sus gestos y su forma de evitar ir directo a lo importante. Hablaba por hablar y trataba de actuar con normalidad, el problema era que sus movimientos eran más erráticos que de costumbre.
—¿Por qué me necesitas?
Hyunjin alzó las cejas, dándose cuenta de que no tenía escapatoria.
—¿No podemos hablar un rato sobre otras cosas?
—No.
El mayor suspiró y se echó el cabello hacia atrás.
—Hagamos una cosa antes. —Se quitó el anillo del dedo y se lo tendió a Jeongin, que lo cogió y lo sostuvo entre sus pequeños dedos—. Si cuando terminemos esta conversación, me has perdonado, quiero que te lo quedes. Ahora, ¿quieres que te lo cuente todo?
El menor asintió y apretó el anillo contra su palma. Estaba nervioso y las manos le sudaban, pero Hyunjin no pareció notar ninguna de estas cosas, porque continuó.
—Te echo de menos. De verdad lo hago, Innie, no intentes contradecirme —dijo cuando lo vio abrir la boca—. Te he echado de menos cada día desde que fui tan idiota como para darte la espalda. Estaba asustado y lo siento muchísimo.
—¿Asustado de qué?
—Siempre me he obligado a observar a las chicas, a sentir algo por ellas. Es mucha presión. —Miraba fijamente a los ojos de Jeongin, ambos sabían que de esta forma él confiaría en sus palabras—. Cuando me dijiste que sabías que era gay, sentí que todo mi mundo se echaba a perder. No quería aceptarlo, no lo he aceptado hasta hace unas horas. Quiero ser valiente, quiero ser como tú y dejar de esconderme en alguien que no soy yo.
—Hyung...
—Sé que ha pasado mucho tiempo y que he perdido mi oportunidad contigo, pero ahora comprendo cómo te sentiste. Me siento completamente expuesto y estoy acojonado, pero sigo queriendo decirte que me enamoré de ti la primera vez que te vi sonreír. No entendía nada, no entendía que lo que sentía al verte era amor y que todo era luz gracias a ti. Estoy diciendo disparates, pero Innie, no te he olvidado. Pese a todo quiero volver al abrazo que te di cuando me regalaste el anillo, quiero ver tu sonrisa cada día y que dejes de esconderte en este agujero. Los chicos también te extrañan, no saben nada de lo que pasó.
Se quedaron mirándose durante unos segundos, hasta que Hyunjin bajó la vista a la mesa.
—Estás en todo tu derecho de rechazarme, yo lo hice.
Hyunjin hundió los hombros y cerró los ojos cuando Jeongin se levantó de la silla. Sentía un nudo en la garganta, le había costado mucho esfuerzo armarse de valor para soltar todo aquello, pero se lo tenía merecido.
Jeongin echó a caminar y Hyunjin esperó a escuchar el sonido de la puerta para derrumbarse, pero nunca llegó. Por el contrario, Jeongin colocó una mano en el hombro del mayor.
—Hyung.
Hyunjin alzó la cabeza y se dejó echar hacia atrás hasta que su espalda tocó el respaldo de la silla. No dijo nada mientras observaba cómo Jeongin se sentaba en su regazo, de cara a él y con una pierna a cada lado. Llevó las manos a su cintura casi por inercia y vio que todavía sujetaba el anillo con fuerza.
La visión del menor en sus piernas, tan inofensivo y tan adorable, hizo que su corazón latiera con más velocidad.
—Eh... —dijo.
—Cállate —ordenó Jeongin.
Después bajo la vista y despacio, casi como si su vida entera dependiera del simple acto de colocarse un anillo, Jeongin deslizó el aro por su dedo índice, por el mismo en el que solía llevarlo el mayor. A continuación alzó los ojos hacia él y Hyunjin contuvo el aliento.
—Gracias por contármelo. Aprecio mucho que hayas confiado en mí.
Esas simples palabras bastaron para que Hyunjin se diera cuenta de lo fácil que habría sido calmar al menor un año atrás. Se sintió tan estúpido que apartó la vista.
Jeongin colocó una mano en su mejilla para que volviera a mirarlo, y cuando lo consiguió, sonrió ligeramente.
—Me hiciste daño, hyung, no te voy a negar que todavía desconfío de todo, pero no te avergüences de ser quien eres, tú no. Y menos conmigo.
Nunca habían estado tan cerca el uno del otro, y Hyunjin sintió la urgencia de sentirlo todavía más cerca. No obstante, el pequeño se echó hacia atrás cuando se aproximó para acortar la distancia.
—Innie...
—No estoy preparado para eso todavía.
—Está bien, nada de besos por ahora.
Jeongin asintió e hizo ademán de ponerse en pie de nuevo.
—Pero no te levantes, por favor —pidió, y el pequeño asintió.
Hyunjin le rodeó con los brazos y Jeongin se acurrucó contra su cuerpo, cerrando los ojos.
—Por cierto —dijo poco después—. Este sitio no es un agujero, me gusta esconderme aquí.
El mayor dejó escapar una corta carcajada.
—Es tu refugio, ya lo sé.
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I Smile [Hyunin]
FanfictionJeongin necesitaba un refugio, y no necesariamente debía ser un lugar. --- -Actualizado-