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El día había llegado, su acompañante no había respondido sus llamadas pero, le había dejado mensajes para que le confirmara sus servicios. Sin embargo tampoco fueron respondidos, ya tenía los dos boletos de avión, pero ningún acompañante. ¿Qué tan difícil tendría que ser encontrar un buen acompañante en New York? Jimin estaba casi al borde de la desesperación, y se resignó a creer que al final después de todo iría sólo a esa boda.

Terminando de ducharse salió a lavar sus dientes cuando el teléfono empezó a sonar, siendo posiblemente alguno de sus compañeros de trabajo que no sabían cómo manejar alguna situación en el aeropuerto, no iba a atender por supuesto, no tenía tiempo que perder, así que simplemente dejó sonar la contestadora.

Hola soy Jimin, deja un mensaje y te llamaré.

—Hola Jimin, soy Jeon Jeongguk, lamento no haberte llamado anoche, pero recibí tus mensajes. Todos. Sé que estás nervioso, Jimin. Pero para esto me pagan, se me hizo un poco tarde así que envié a un mensajero a recoger mi boleto. Y Jimin, deja de preocuparte tus exnovio deseará nunca haberte dejado y tu familia creerá que estamos enamorados. Debes confiar en mi, te veo en el aeropuerto, ansío conocerte.

El cepillo de dientes casi pudo quedar atorado en su garganta por la fuerza que aplicó al lavarse por oír aquel mensaje, la voz del teléfono era bastante cautivadora y esa última frase dejó a Jimin sin saber que hacer, simplemente mirando su reflejo frente al espejo.

Por suerte el timbre comenzó a sonar y lo sacó de su ensoñación, terminó de enjuagarse y salió deprisa a atender.

—Lo siento, estaba ocupado —dijo al cartero frente suyo para darse la vuelta e ir por el sobre que contenía un boleto de avión.

Escribió en el “Jeon Jeongukk”  y lo estiró para entregarlo, sólo que había un problema, él no podía soltarlo.

—Es un boleto de avión —empezó. —Para una cita, la mía —sonrió torpemente. —En la boda de mi hermano, en Londres.

—Tiene que soltarlo —dijo el moreno señalando aquel sobre blanco.

—Tendrás que ayudarme.

Y así con un poco de fuerza, el joven logró tener el sobre en sus manos y salir casi corriendo de aquel edificio para entregarlo, por fin Jimin había cerrado la puerta para seguir alistandose. Se terminaba el tiempo.

Corriendo por su habitación se quitó la bata quedando en un buzo color gris solamente, abrió el tercer cajón del mueble beige en la esquina donde estaban su pasaporte y su boleto, tomándolos rápidamente los puso en su bolso.

Corrió ahora hasta un estante donde tenía guardada una caja floreada, la destapó suavemente, sacando todas aquellas fotos con su exnovio tomadas con su antigua Polaroid, por alguna razón aún guardaba todas y cada una de ellas, incluso habían una de esas tiras de fotos que obtienes en esas cabinas por un par de dólares. Ahí se veían realmente felices, nunca supo entender la razón de porqué romperían tan abruptamente.

En esa misma caja, otra cajita mucho más pequeña de cuero negro, albergaba una sortija brillante, la contempló con un poco de tristeza, recordando que por un momento tuvo todo lo que deseaba y amaba para luego perderlo.

Guardó todo en su lugar y volvió a su carrera en su departamento golpeándose el dedo pequeño del pie en el afán, saltando en su pie sano fue a por su amado helecho apodado “Holly”, quien sabe porqué pero Jimin realmente amaba a su verde amiguito, lo dejó dentro del fregadero que goteaba un poco y ya que tenía una ventana justo en frente le daba perfecto la luz del sol.

Por otro lado, en una calle regularmente transitada de New York un sobre estaba llegando hasta su destinatario, Jeongguk definitivamente no lo sabía, pero aquello iba a cambiar su vida por completo.

【국민】EL DIA DE LA BODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora