아홉

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El desayuno estaba servido en la mesa, los huevos revueltos humeantes junto con el tocino, café caliente, algunas tostadas y fresco jugo de naranja. Jeongguk tenía un periódico entre sus manos, mientras NamJoon a su lado resolvía el crucigrama de otro, todo estaba muy tranquilo aparentemente, una mañana de Sábado cualquiera.

—¿Te gusta navegar? —preguntó el hombre mayor sacándose sus lentes.

—Me gusta ahora.

—Me alegra que alguien la usara —dijo volviendo a colocarse sus lentes, dejando al pelinegro atónito por lo que escuchó. —El bote, quiero decir.

Y Jeongguk asintió dejando salir a la vez el aire que no sabía que había retenido dentro, llevó su vaso de jugo a la boca y continuó con su desayuno.

—"Profanar". Cuatro letras.

El hombre seguía resolviendo su crucigrama, cuando Jimin bajó de la escaleras dejando ver su bonito pantalón negro ceñido y camisa de seda celeste bajo, que cada que hacía un movimiento parecía que volaba. Su cabello también estaba perfectamente arreglado hacia atrás, con una ligera capa de laca, para que nada se moviera de su lugar.

Jeon al verlo se paró rápidamente de la mesa yendo hasta el refrigerador.

—Buenos días, papi —dijo el castaño dándole un abrazo y un beso en la mejilla a NamJoon.

Jimin fue hasta el refrigerador también, con la excusa de tomar una de las frutas que guardaban dentro pero, volvió a encarar al azabache.

—¿Y si no quiero que me hagas eso? —cuestionó en un susurro.

—Los trescientos es porque me lo hagas a mi.

—¿Qué?

—Creeme, si algo hubiera pasado hubiera sido importante, para ti —aclaró con mucha seguridad.

—Pero nada sucedió.

—Claro, es por eso que conservas tu dinero.

Y regresó a su asiento dejando de nuevo sin que responder al castaño.

















—El baile de bodas, es el baile más importante de la vida de una persona —una mujer con acento parisence tomaba de las manos a los novios explicándoles lo valiosa que era la primera danza que tendrían como esposos. Jimin y Jeongguk apenas llegaban, hasta Jin había llegado mucho más temprano que ellos, se unieron rápidamente al círculo que formaban y se tomaron de las manos también. —Rodeados de amigos y familia —continuó la mujer. —Mirando, sonriendo, apostando cuánto va a durar el matrimonio. Lo único que tienen es el uno al otro y cualquier habilidad que adquieran hoy —dió dos palmas. —¡En parejas!

Por supuesto Hoseok tomó a Taehyung de la cintura con una mano y con la otra afianzó un agarré con la mano derecha de su novio.

Una melodía conocida para todos sonaba de fondo, Sway de Michael Buble inundaba el cuarto blanco lleno de espejos para resonar y acompañar los pasos de los que estaban allí.

Aunque no quisieran Jimin y Jeongguk también se juntaron, dejando a SeokJin solo en un lado del salón. No le tomó importancia, practicaría ahí consigo mismo para que el día de la boda encuentre a su galán.

—Respiren —habló la instructora de baile, a los novios. —Bien, es una buena posición.

Jimin tomó del brazo al azabache para que lo sujetará de la si tira como era debido, puso su mano izquierda sobre su hombro y la otra apretó la mano izquierda ajena.

—Ahora, su pie izquierdo y luego el derecho —siguió dirigiendo a los novios, Hoseok necesitaría mucho trabajo ya que no podía controlar bien sus pasos. —Bien, ahora tratemos de flotar a través del piso, únanse un poco más.

—¿Qué sucede, Jeongguk? —preguntó el castaño mirándole a los ojos. —¿Dos pies izquierdos?

Y en un segundo se arrepintió de decir eso, porque casi termina cayendo al piso cuando el pelinegro puso uno de sus pies entre los suyos y tropezó, sino fuera porque Jeon aún lo tenía tomado de la cintura, probablemente ya hubiera caído. Dando una vuelta, quedó frente a él, Jimin no se iba a dejar ganar.

Volvió a incorporarse con otro giro y quedó mirando a los ojos a Jeongguk, cerrándolos un poco dándole un aire de molestia. Y junto con el ritmo de la música para camuflar, pisoteó el pie izquierdo del azabache, ganándose una mueca de dolor por parte de él.

Jeon lanzó hacia atrás a Jimin sin soltar su mano, quien luego volvió hasta él para aferrarse aún más a su cuerpo, la distancia que tenían era mínima, ambos sentían las respiraciones del otro, sus miradas se alternaba entre sus ojos y su labios, lentamente empezaron a girar, hasta que el ritmo empezó a aumentar.

El de hombros anchos a un lado, bailaba como si la vida se le fuera en ello, tenía una fiesta por dentro y nadie lo notaba.

Ambos chicos empezaron a girar cada vez más y más rápido, ocasionando que en algún punto se sonrieran hasta caer en risas, vueltas, pasos de tango y más giros, lo estaban disfrutando. Ya no había ningún rastro de enojo o fastidio por lo que había pasado, ambos se abrazaron y cuando la canción terminó Jimin se dejó caer aún lado sabiendo que Jeongguk lo iba a sostener y así fue. Tuvieron un gran primer baile.















—Cuando te dije que nunca había ido a una boda, no fue porque no me lo pidieran —ambos estaban sentados en las escalinatas de la casa con una maleta cada uno esperando por el carro que los iba a recoger. —Es porque nunca dije si.

—¿Por qué me dijiste si? —preguntó el castaño mirándolo a los ojos.

—Había algo en tu voz por teléfono ese día.

Jimin rió. —¿Desesperación?

—Creo que era esperanza.

Un automóvil negro pasó por allí tocando la bocina, eran los novios. —Muévanse pichones, me casaré hasta mañana.

Jimin y Jeongguk se quedaron mirando el auto hasta que se perdió en el camino, bueno, ya era hora de partir.

El camino por el que fueron estaba rodeado de árboles y prados completamente verdes, el barco estaba siendo llevado por su padre ya que se quedarían en la casa del lago que tenían la familia de Hoseok en una colina.

—Permitame —dijo Jeongguk bajando el equipaje de la maletera del auto cuando llegaron.

La casa era enorme, hecha de piedra, casi como un castillo antiguo, pero por dentro era muy moderna.

—Hola, Bambi —dijo el rubio dejando su bolso colgar de una de las astas de la cabeza del ciervo disecado que está a en la pared para seguir su camino.

—Cariño, por favor no hagas eso —habló Hoseok quitando el bolso de allí.

La servidumbre había dejado la habitación lista para que las personas pudieran instalarse, Jimin y Jeongguk llegaron hasta su habitación, era de paredes color cielo, una ventana blanca, tenían una cama estilo victoriana y unos cuantos muebles antiguos más.

—Wow, es una cama grande —dijo el castaño mirando a Jeon a su lado para luego sonreír y lanzarse a ella.

El azabache le siguió, pero con la diferencia que él tuvo cuidado al dejarse caer en la cama.

—¿Sabes qué me molesta? —cuestionó Jimin ahí acostado mirando al techo. —Lo he intentado todo, el fin de semana, y no sé nada sobre ti.

—Soy alérgico al suavizante, y graduado en literatura comparativa en Brown. Odio las anchoas... —un silencio pequeño se formó, pero Jeon lo rompió para decir; —Y te extrañaría aunque no nos conocieramos.

Y tomó la mano de Jimin.

【국민】EL DIA DE LA BODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora