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Jimin abrió los ojos con algo de dificultad, tenía la boca abierta y algo de babas del lado izquierdo de su mentón que estuvo escurriendo toda la noche quizá, sus cabellos estaban totalmente revueltos y el ligero maquillaje que se había colocado, como la sombra de ojos, se había corrido.

En con conclusion, Park Jimin era un pequeño desastre dormilón. Con sus dedos empezó a limpiarse los fluidos y a parpadear seguidamente hasta acostumbrarse a la luz que se metía por la ventana.

Por un momento no recordaba donde estaba, hasta que vio las nubes casi a su lado, con mucho cuidado empezó a enderezarce en su asiento y volteó, viendo un muy despierto y fresco Jeongukk.

—Buenos días —dijo el pelinegro con una ligera sonrisa.

El castaño sólo le devolvió una sonrisa como tal y se volvió a desparramar en su asiento, como recordando que recién había despertado, tomó un pequeño espejo de bolsillo que había dejado en la pequeña mesita plegable del asiento y por fin vio su reflejo.

Llevando una mano hasta su frente se sintió completamente tonto, y lo peor de todo es que había dejado a Jeongukk verlo de tan vergonzosa forma.

Cuando por fin bajaron del avión y tuvieron sus maletas salieron fuera del aeropuerto. Jimin dejó ver su ropa gracias que se había quitado el saco, llevaba puesto un bonito conjunto turquesa pálido, con una camisa blanca y corbata de rayas negras y azules.

—Oh, Jeongukk —hizo su cabello para atrás con una mano. —Por favor dime que no usarás eso esta noche.

El pelinegro se vio de pies a cabeza, él solo había cambiado su camisa azul por una blanca y se había puesto una corbata plateada brillante para perfeccionar el atuendo. No tenía nada de malo a sus ojos.

—Lo haré —dijo sin más con mucha confianza empujando el carrito con todas las maletas.

—No es importante, en serio. Es que parece que tu traje... No combinara con el mío —soltó. —Y esa corbata... ¡No me mal entiendas! —explicó cuando el pelinegro le dedico una mirada. —Tu ropa está bien para ti, pero combinación es lo que buscamos. Ahora si combinamos muy bien.

Jeongguk paró el carrito y vio a Jimin directo a los ojos —Quieres que se vea que nos esforzamos —concluyó.

—Exacto, que parezca que nos acoplamos pero que no nos esforzamos para eso.

—Voy a enseñarte un truco —dijo con su característica calma. —Si miras a la gente a los ojos, jamás notarán lo que usas.
























Al parecer nada de lo que dijera Jeongguk haría cambiar de opinión al castaño, ya que ahora estaban en un taxi pasando por calles londinenses aún insistiendo con el mismo tema.

—No hay forma de que lleguemos con esos atuendos. Y si usaras ese traje tendré que cambiar el mío —concluyó esperando que por fin el pelinegro entendiera. —Chófer, podría por favor detenerse en alguna parte.

Y así fue como Jimin y Jeongguk terminaron en el Parnell's pub & restaurant  y claro con un taxista algo desesperado por la demora de casi veinte minutos por parte de estos dos.

Cerca del baño de mujeres y hombres había un sofá de cuero color caoba, algo muy poco convencional, pero bueno, después de todo estaban en Londres, ahí conducían del lado derecho.

—Lo siento, lo prometo Jeongukk este es el último —dijo desde dentro de los servicios higiénicos parado sobre unas toallas de papel que había colocado en el piso. —Debes pensar que... Ay, quien sabe que piensas.

【국민】EL DIA DE LA BODADonde viven las historias. Descúbrelo ahora