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                                            『 ℂ𝕦𝕒𝕟𝕕𝕠 𝕥𝕠𝕕𝕠 𝕔𝕠𝕞𝕖𝕟𝕫𝕠́ 』


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— ¡Ya me voy, 'ttebasa! — avisó, con la mano en el pomo de la puerta.

Miró a ambas féminas, internamente angustiado. Tenía un cosquilleo que le decía algo malo iba a pasar, pero una gran parte de él lo instaba a ir, una sensación que le decía algo más iba a pasar. Le resultó tan ridículo que lo evitó.

— Ten cuidado — Himawari sonrió y lo abrazó cariñosamente; Boruto pensó que quizás ya no era tan pequeña. Sonrió fastidiado, y revolvió el cabello de su hermana.

— No te metas en muchos problemas — advirtió su madre a sabiendas de la similitud en el cáracter de su hijo y esposo. Boruto resistió el impulso de rodar los ojos y en su lugar asintió, le molestaba que su madre lo tratará como un niño, por kami, tiene dieciséis.

Salió de la residencia Uzumaki silbando una melodía suave que había escuchado en algún lado, aunque ahora no recordaba donde. Se dirigió rápidamente a la puerta de la aldea para reunirse con su equipo, teniendo aquella sensación embotellada en el fondo de su ser que parecía unirlo con algo que iba más allá de su razonamiento y que prefería dejar en ese punto.


【 ... 】


Recorrían las calles abarrotadas de transeúntes que paseaban entre las tiendas de diversos artículos, la suave y fresca brisa de verano acariciaba su rostro formando una agradable combinación con los rayos del sol, era un día espléndido y, aun así, él se sentía totalmente aburrido, además de una extraña consciencia de sí mismo que le resultaba incómoda. Se supone que se habían reunido porque ninguno tenía algo que hacer, él había sido vetado del hospital por su madre para que pudiese descansar y terminó caminado allí con Anzu ‒ quien, él sabía, tenía otras razones además de ello ‒ , pero no planeaba preguntarle justo ahora. Una idea cruzo fugaz por su mente.

 — Anzu— dijo con voz calmada. El viento le revolvía el cabello que parecía absorber la luz de sol.

— ¿Qué?

— Estoy aburrido — se adelantó, quedando enfrente de ella. Anzu por poco y choca con él.

— Ajá ¿y? No eres el único — su voz tenía un leve dejo de irritación. Sus ojos negros cambiaron a un color gris oscuro y profundo a la luz del sol.

— Ya sé dattebaro, pero podríamos entrenar — dijo y si no fuera porque era él y conocía bien a Anzu habría soltado lo de sus reales motivos, pero sabríerminó por agregar con entusiasmo —. Quiero practicar taijutsu y Hatake está ocupado. Lee-sensei me ganó la última vez — se quejó.

Anzu le lanzó una mirada de negación y lo esquivó para seguir caminando. Varias personas los saludaron ‒mas bien a él‒, y devolvieron el saludo. No entendía del todo por qué, su amiga era un poco seria, pero era genial y amable. Él creía que era bastante obvio.

— Andaaa ¿por favor? — hizo un puchero y puso " La expresión de cachorro triste", nombre cortesía de Hayato. La había usado múltiples veces y usualmente funcionaba, incluso con su mamá que era muy díficil de convencer; aunque eso probablemente se debía a todos los años que convivio con su padre. La cosa es que sólo a veces funcionaba con Anzu, así que tenía que agregar algo más —. Y te compro un mochi.

Anzu pareció pensarlo por unos minutos. Shinachiku advirtió que iba a portarse orgullosa y negarse, así que la miró con más intensidad. No tenía ganas de entrenar solo y Anzu era una gran oponente.

— Dos — dijo, y él asintió.

— Hecho. Pero hay que ir a la oficina de papá, tengo que recoger unos papeles para mi mamá.

— Y no podías  recordarlo antes.

Formó una mueca nerviosa que prentendía ser una sonrisa.

— Estaba ocupado — argumentó, mirando al suelo. Efectivamente el suelo estaba hecho de suelo.

— Existir y cualquier-otra-función-básica no cuenta.

— Tampoco había que ser tan ruda.


【 ... 】


El bosque se espesaba a su alrededor, las altas copas de los frondosos árboles dejaban solo el paso a unos pocos rayos de sol que iluminaban su rostro y creaban contrastes de los colores en la madreselva. Konohamaru hizo distintas señas con sus manos y ellos asintieron. Boruto se sentía bien, con el viento revolviendo su cabello, apartándolos de su rostro, de alguna manera se sentía libre.

Los árboles comenzaron a dispersarse, provocando que sus saltos entre ramos se volvieran más complicados. A lo lejos logró divisar un pequeño prado abierto, donde los rayos del sol iluminaban toda el área, la luz molesto sus ojos. El campamento de los ladrones era pequeño y no contaba con más guardias que un hombre de estatura mediana y con una complexión poco atlética. Miro a su equipo y en un rápido movimiento rodearan el campamento.

La misión era sencilla, tenían que recuperar un pergamino que pertenecía a un viejo coleccionista (tenía un nombre, pero Boruto no lo recordaba), el pergamino era valioso debido que, supuestamente,  con el uso adecuado podías viajar a otras dimensiones; algo que él dudaba mucho.

En menos de diez minutos los cuatro hombres estaban inmovilizados y amordazados en el suelo tratando inútilmente de liberarse. El pergamino estaba en atado al cinturón del mayor que y él  pensó que se veía demasiado insignificante como para ser importante.

— Fue muy fácil — murmuró Sarada cuando comenzaron a correr de rama a rama lejos del prado.

Sus compañeros asintieron con expresión ausente. Boruto había estado pensando lo mismo y ahora le inquietaba que los demás también lo hubiesen notado, porque eso sólo confirmaba una teoría que ya formada en su cabeza lo hacía sentir vulnerable, y eso no era algo que le gustase.

—  Sólo sigamos — dijo Konohamaru y ellos asintieron, adentrandose en el bosque, que ahora se veía demasiado oscuro; de una manera tan inquietante que un escalofrío recorrió su columna vertebral.

Sí, definitivamente no le gustaba.

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¿Qué les pareció? Disfrute escribiendo este capítulo y bastante, sólo pasaba a saludar así que me despido.

¡Besos y abrazos!

-Sarcasm_girl1



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