Cuando se conocieron, pensaron que sería todo, regresarían a casa y ya; pero el destino les jugo una mala pasada y cuando descubren que su llegada es sólo la punta del iceberg, tienen que renunciar a su entorno y todo se complica aún más.
¿Qué ocurr...
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Sentados en la mesa, con la expectación y cierta tensión siendo palpable en el aire que pesaba sobre los hombros de cada uno. Hanami había llevado a Arashi al piso de arriba a regañadientes y ahora estaban sumidos en un pequeño silencio; Sakura, Naruto y Sasuke parecían comunicarse por la mirada, producto de la conexión que, inexplicablmente para Shina y Anzu, seguía existiendo.
Para la menor de los Uchihas y el primogénito mayor del matrimonio Uzumaki-Haruno, la incertidumbre y la curiosidad pican cada centímetro de sus seres, después de todo una de las razones por las que ambos se llevaban tan bien era la sensación de curiosidad y querer aprender más cosas, que usualmente era frenada por Hatake. Aunque si bien la curiosidad picaba en distintos puntos para ambos jóvenes y así se lo dió a entender Shina a los mayores, enarcando suavemente una ceja.
Entonces, el nuevo equipo siete comenzó a hablar, explicando la situación e intercalándose para hablar. Los demás (excepto Naruto) guardaron silencio analizando la historia.
Boruto mantuvó el ceño fruncido y la boca torcida a la derecha en señal de disgusto, mientras Sarada movía la mirada de Sasuke a Sakura como si fuera un juego de ping pong y Mitsuki mantuvó una expresión seria, pero amigable.
— Así que...¿vienen de otro mundo donde mamá está casada con tío Sasuke —Anzu entornó los ojos— y papá con tía Hinata?...Y ustedes son sus hijos — dijo Shinachiku, incrédulo. Lo de mundos paralelos resultaba confuso aunque creíble , ¿cómo es que Sasuke jamás encontró una dimensión como aquella?
Anzu se mordió el interior del labio inferior, preguntándose cómo sería ese mundo, con una frase retumbando en su cabeza, su madre estaba viva en ese mundo.
— Uh-huh —asintió Sarada.
— Hnnn — murmuró Anzu.
— Nunca había escuchado sobre eso —dijo Sakura, sorprendida—. Un pergamino que permita viajar entre dimensiones.
