- Debemos terminar, se que en éste momento me odias pero es lo mejor para los dos.-
Vi como una lágrima resbalaba por su mejilla pero contuve las mías. Tenía que decir las palabras que juré, que jamás le diría.
Lo vi directo y a los ojos y dije lo más fría que pude.
- Adiós Sebastián. Fuiste un gran pasatiempo.-
Me di la media vuelta y sin mirar atrás salí de ésa cafetería, no quería ver al hombre que amaba llorar por mi culpa. Pero debía decir las palabras correctas para que el jamás me buscara.
Sentí mis lágrimas en mis mejillas corri asía mi auto. Encendí el motor y tomé mi caminó asía al aeropuerto. No podría soportar un instante más aquí. No soportaría las memorias que está ciudad guardaba para mí. Tenía qué poner distancia y rápido.
Tenía qué cumplir a mi palabra y casarme con un hombre al que no amaba y no conocía por el bien de mi familia.
Llegué al aeropuerto, me puse mis gafas de sol no quería que los empleados de mí padre notarán que estuve llorando.
- Señorita Medici, el piloto esta listo para salir cuándo usted lo indiqué.
Asentí y subí a nuestro jet privado. Avisé a Luois qué podríamos partir ahora mismo. Era un de los hombres más fieles de mi padre.
Asintió y fue al piloto.
El jet acendio y supe qué mí vida apartir dé ahora sería un infierno.
Medici tendrás a Roma intera a tus pies. Pero no al hombre qué amas.
Isabella Medici en la foto. Saludos c:
