Estoy sentado en el sofá de la sala de estar de mi casa en Hollywood Hills. Es un día de enero despejado y fresco, y desde mi posición, puedo ver la bonita extensión conocida como San Fernando Valley. Cuando yo era más joven, me uní a la creencia convencional, compartida por cada uno que vivía en la parte de las colinas de Hollywood, de que el "Valley" era un lugar donde los perdedores que no pudieron triunfar en Hollywood venían a desaparecer. Cuanto más tiempo vivo aquí, más consigo apreciar el Valle como una parte conmovedora y más tranquila de la experiencia que es Los Ángeles. Ahora no puedo esperar a despertar y mirar fuera sobre estas majestuosas montañas alineadas cubiertas con nieve.
Pero el timbre interrumpe mi ensueño. Unos pocos minutos más tarde, una bonita mujer joven entra en la sala de estar, trayendo un bolso de cuero, ella lo abre y comienza a sacar su equipo. Termina su preparación, ella se pone sus guantes esterilizados de goma y entonces se sienta junto a mí en el sofá.
Su larga y elegante jeringa de cristal está hecha a mano en Italia. Ésta es conectada a una pieza de plástico con forma de spaghetti que contiene un pequeño microfiltro así ninguna impureza pasará en mi torrente sanguíneo. La aguja es una completamente nueva y totalmente esterilizada variante microfina de mariposa
Hoy mi amigo ha extraviado su torniquete normal médico, así que ella lleva su media de red de pesca rosada y lo usa para atarlo a mi brazo derecho. Ella frota mi vena expuesta con una esponja con alcohol, entonces penetra la vena con la aguja. Mi sangre se vuelve rezumando en el delgado tubo, y entonces ella lentamente mete el contenido de la jeringa en mi corriente sanguíneo.
Inmediatamente yo siento el peso familiar en el centro de mi pecho, así que yo solo me tiro hacia atrás y me relajo. Yo solía dejarla inyectarme cuatro veces en una sesión, pero ahora estoy abatido para dos jeringas llenas. Después del primer pinchazo ella llena la jeringa nuevamente y me da un segundo pinchazo, ella retira la aguja, abre un esponja de algodón estéril, y aplica presión en mi heridita del pinchazo durante al menos un minuto para evitar magullar o marcar sobre mis brazos. Yo nunca tuve ninguna pista de su ministerio. Finalmente, ella coge un trocito de cinta médica y adjunta el algodón a mi brazo
Entonces nos sentamos y hablamos sobre la sobriedad.
Tres años antes, podría haber tenido heroína china blanca en esa jeringa. Durante años y años, yo llenaba jeringas y me las inyectaba con cocaína, speed, heroína negra, heroína persa, e incluso, a veces LSD. Pero hoy yo obtengo mis inyecciones de mi bella enfermera, cuyo nombre es Sat Hari. Y la sustancia que ella me inyecta en el torrente sanguíneo es ozono, un gas de olor maravilloso que ha sido utilizado legalmente en Europa durante años para tratar todo desde accidentes cerebro-vasculares hasta el cáncer.
Estoy tomando ozono por vía intravenosa porque a lo largo del tiempo porque en algún lugar a lo largo de mi vida, contraje hepatitis C causada por mi experimentación con las drogas. Cuando descubrí que yo lo tenía, en algún momento en los inicios de los años 90, inmediatamente busqué algo para solucionar el problema y encontré un régimen herbal que limpiaría mi hígado, y erradicaría la hepatitis. Y eso funcionó. Mi doctor quedó impactado cuando mi segundo test de sangre dio negativo. Así que el ozono es un método preventivo para hacer que de seguro ese maldito virus de la hepatitis C permanezca lejos.
Eso tomó años y años de experiencia, introspección y perspicacia para ponerse al punto donde yo podría hundir una aguja en mi brazo para quitar toxinas de mi sistema a diferencia de la introducción de ellas. Pero no lamento ninguno de mis jóvenes indiscreciones. Pasé la mayor parte de mi vida buscando por la inyección rápida y el estímulo intenso. Le pegué a las drogas bajo puentes de autopistas, con mexicanos traficantes y gastando cientos de dólares en suites de hotel. Ahora bebo agua vitaminada y busco salmón salvaje, en vez de salmón de piscifactoría.
Durante veinte años, he sido capaz de canalizar mi amor por la música y la escritura, e introducirme en la estela universal de creatividad y espiritualidad, mientras escribo y realizo nuestro propio guiso sónico con mis hermanos, tanto presentes como difuntos, en los Red Hot Chili Peppers. Este es mi relato de estos tiempos, y también la historia de cómo un niño que nació en Grand Rapids, Michigan, emigró a Hollywood y encontró más de lo que el podía encontrar al final del arco iris. Esta es mi historia,