Nunca olvidaré mi primer día de instituto. Llegué a Uni High y anuncié mi llegada con mi asesor para conseguir mi transferencia de clase. Entonces ella dejó caer una bomba. "Tony, sé que has estado yendo a Emerson durante tres años bajo una dirección falsa. Como no vives en el distrito, no puedes venir a escolarizarte aquí".
Yo no lo sabía por entonces, pero ese fue uno los más memorables giros del destino que yo había experimentado.
Me fui a casa para descubrir qué instituto estaba en mi distrito. Resultó ser Fairfax High, una escuela expansionada en la esquina de Fairfax y Melrose. Fui allí al día siguiente y aparecí como un alienígena en un mar de gente que ya se conocían unos a otros. Como llegué un día más tarde, muchas de las clases que yo quería estaban llenas. No conocía a ningún estudiante, no conocía a ningún profesor, incluso no sabía dónde estaba la cafetería.
Empecé rellenando los formularios de mi clase, y cuando ellos me preguntaron mi nombre, impulsivamente escribí "Anthony" en vez de "Tony.". Cuando la lista era mencionada, todos los profesores decían "Anthony Kiedis", y yo no los corregía. Simplemente me volví Anthony: ese tipo ligeramente distinto que era más maduro, más en control, más adulto.
Fairfax era un verdadero crisol. Había inmigrantes chinos, inmigrantes coreanos, inmigrantes rusos, niños judíos, y toneladas de niños de raza negra, junto con los niños de raza blanca. Una vez más, comencé a trabar amistad con los niños más solitarios y aislados de la escuela. Mis primeros amigos fueron Ben Tang, un niño chino, flacucho, descoordinado, y con unas enormes gafas y Tony Shurr, un enclenque de noventa y ocho libras con la cara pálida. Aproximadamente un mes después en el año escolar, Tony y yo estábamos hablando en el patio en la hora de comer, cuando un niño diminuto, con apariencia de loco, con dientes separados y con abundante pelo en la cabeza vino bailando hacia Tony, le rodeo el cuello con el brazo y comenzó a tratarlo violentamente. Yo no podía decir al principio si este era una forma de tontear amistosamente o si el estaba agrediendo a mi mejor amigo de Fairfax, así que erré en el lado de la amistad. Intervine, lo agarré fuera de Tony, y susurré, "Si le vuelves a tocarlo así, vas a lamentarlo para el resto de tu vida".
"De qué hablas?" El es mi amigo" protestó el niño. Es extraño. Incluso aunque nosotros comenzáramos en este "te patearé el culo" agresivamente, sentí una conexión inmediata a este pequeño bicho raro singular. Tony me dijo que su nombre era Michael Balzary, pronto conocido más allá de los límites de Fairfax High como Flea.
Mike y yo nos volvimos inseparables. El vivía a unos cinco bloques de mí en Laurel Avenue. Cada día caminaríamos a casa desde el colegio, reuniríamos a duras penas nuestras escasas posesiones, y compraríamos un plato de taquitos para compartir en esta choza de hamburguesas y tacos grasientos. Entonces jugaríamos al fútbol en la calle. De una forma extraña, yo estaba pasando de esta vida muy adulta con mi padre, festejando, yendo de clubes nocturnos y pasando el tiempo principalmente con sus amigos, a tener una segunda y genuina niñez sin preocupaciones.
Mike era otro forastero en Fairfax. El había nacido en Australia. Su padre era una agente de aduana que había trasladado su familia a Nueva York y había disfrutado de un modo de vivir bastante conservador y estable hasta que la madre de Mike entablara amistad con un músico de Jazz. Los padres de Mike se separan, y el, su hermana, su madre y su nuevo padre adoptivo se mudaron a Los Ángeles.
Mike era dolorosamente tímido e inseguro, y mucho más cerrado de lo que yo había sido, entonces asumí el papel alfa en la relación. Esta sería la dinámica que continuaría durante un largo tiempo, y sería una cosa bonita, porque compartimos mucho juntos. Sin embargo, esto conllevaría también un aspecto de resentimiento para el, porque yo era un tipo de bastardo y un matón cobarde de vez en cuando a lo largo del camino. Mike nunca iría a ninguna parte sin su trompeta. El era el primer trompetista en la banda de la escuela, lo que significó que nosotros trabajaríamos juntos (yo estaba metido en la producción ese año). Estaba impresionado por su experiencia musical y el hecho de que su labio estuviera siempre hinchado de tocar la trompeta. Su forma de tocarla también me abrió a otro mundo entero: el mundo del Jazz. Un día Mike me tocó una grabación de Miles David, y me di cuenta de que estaba este tipo de música que era espontáneo e improvisacional.