Capítulo 8: La banda orgánica en caja anti-golpes

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Reunirme a la banda no fue la única cosa de la que hablaba con Flea cuando me llamó en Michigan. Mientras estaba afuera, Flea tenía un papel en una película de cienciaficción llamada "Stranded", y solía encontrarse con una bella actriz joven llamada Ione Skye y el estaba seguro que era de mi tipo. Hicimos planes para una presentación cuando volví a casa.
Cuando volví a L.A., me mudé a lo de Lindy, quién era bastante agradable para dejarme quedar en la sala de estar de su apartamento de 2 habitaciones en Studio City. Por supuesto, eso significaba que el tenía que defenderse de todas las llamadas de Jennifer. Yo no tenía deseos de hablar con ella, especialmente después que conocí a Ione. Desde el momento en que le puse los ojos encima, sabía que esa diosa iba a ser mi novia. Fue unos pocos días antes de su décimo sexto cumpleaños, y ella se veía como si se habría salido de un libro de cuento de hadas. Mientras que Jennifer era esa autocreada, moderna escultura de una superestrella punk-rock, Ione era más de una expresiva ninfa suave y natural. Tenía pelo negro, largo fluido rizado, un bello y largo anaquel coqueto, y una sobremordedura. Yo siempre era un estúpido por una sobremordedura.
Ione vino de una familia de Hollywood de vida alternativa. Su padre era el cantante folk Donovan, pero en realidad el no estaba en la foto. Su madre, Enid, era una hermosa hippie con pelo rubio tirabuzón. Ione tenía un hermano llamado como su padre. Todos ellos vivían en esta grande y vieja casa de artesano en North Wilton, la cual fue bañada con un vive de una adorable rústica y cálida familia. Ione se vestía como chica hippie y tenía un etéreo sexto sentido sobre ella, un don extra. Ella era también muy sexualmente curiosa sobre todo. Era una energía que ella no verbalizaba, pero a mí me sirvió a esa edad. Era probablemente la jovencita más bella, inteligente, sensual y cuidadora en todo Hollywood, y nuestra atención era mutua, gracias a Dios. Unos pocos días después de conocernos, ella estaba presentándome en su fiesta de cumpleaños como su novio. Te volaba la cabeza cuán rápido nos enamoramos completa y profundamente.
Ahora estaba listo para volver a trabajar. Me senté con nuestro productor, Michael Beinhorn, y revisamos el estado de las canciones. Debíamos ir al estudio y cortar pistas básicas en diez días, así que planeé escribir a lo largo del proceso de grabación. No era una cantidad abrumadora de trabajo, de vuelta entonces necesitabas solo doce canciones para un disco. Trabajamos en "Fight Like a Brave", y Beinhorn le puso un coro de tribuna de fútbol. "Me and My Friends", una canción que yo había escrito mientras manejaba a casa de San Francisco con mi viejo amigo Joe Walters, nos juntamos agradablemente. "Funky Crime" era básicamente una descripción lírica de una conversación que tuvimos con George Clinton, en la cual el mantenía que la misma música era color-ciego pero los medios y las estaciones de radio la segregaron
basados en sus percepciones de los artistas. "Backwoods" era una canción sobre las raíces del rock and roll y "Skinny Sweaty Man" era mi himno a Hillel. Yo escribí otra canción, "No Chump Love Sucker", que fue también en honor a Hillel. El acaba de haber sido totalmente abandonado y trastornado por una novia que lo dejó por un tipo que tenía más plata y más drogas. Así que fue una canción de venganza en contra de ese tipo de mujer materialista y malvada.
"Behind the Sun" fue una definida ramada de nosotros. Hillel tenía este inusual riff melódico, y Beinhorn sentía que era una canción que podía ser un éxito. Trabajó mucho conmigo en la melodía, sabiendo que no era mi fuerte envolverme en una bonita canción. Supongo que mi reputación en ese momento estaba por canciones como "Party on Your Pussy", la cual EMI se rehusó a ponerla en el disco hasta que le cambiamos el título a "Special Secret Song Inside". Pero no era enteramente preciso pensar que todas nuestras canciones fueran sexys. "Love Trilogy" se convirtió en una de nuestras canciones favoritas de todos los tiempos. La música empezaba como algo reggae, luego se volvía funk hard-core y terminaba en speed metal. Por años, cuando alguien cuestionaba nuestras letras, Flea les decía: "Lean 'Love Trilogy' y sabrán de qué son las letras de verdad". Se trata de amar las cosas que no son necesariamente perfectas o siempre adorables.
De Love Trilogy (Trilogía del amor)
Mi amor esta muerto a la regla apartada
Mi amor es la profundidad mas profunda, el oceano azul Mi amor es la onda zulu
Mi amor es quedate o muevete
Mi amor es una risa
Mi amor es el jugo de la vagina
Mi amor no puede ser negado
Después de cincuenta días de estar sobrio, pensé, "Ese es un lindo número. Creo que debería honrarlo". Decidí que era un buen tiempo para consumir drogas. Mi plan era drogarme por un día o dos y luego volver a trabajar. Lo que descubrí fue que una vez que empecé, ya no podía parar, y realmente hizo un desastre del comienzo del proceso de grabación. Las canciones era asombrosas, Hillel estaba inspirado, todos estábamos encantados con grabar en el sótano de Capitol Studios, otro increíble monumento histórico de la grabación de Hollywood. Beinhorn estaba trabajando muy duro y yo me fui y me drogué y no pude parar. Finalmente, decidí consumir un poco de heroína, dormirme, y enfrentar otro desastre que había hecho.
Pero todo lo que podía pensar era el hecho de que se suponía que debía estar en el estudio. Empecé a escuchar el ritmo de Jack Irons para una canción en la que estábamos trabajando llamada "The Organic Anti-Beat Box Band". Me senté en un parque del centro de la cuidad, rodeado de una extraña mezcla de gente de parque, y escribí la letra. Sentí dolor, culpa insoportable y vergüenza por no estar ahí desde el comienzo del disco, pero pensé que si aparecía con algo bueno que ofrecer, el calor disminuiría. Y así fue. Choqué en lo de Lindy, luego me levanté y pedí disculpas y lo controlamos por el resto de la sesión.
Parte de la razón por la que sufrí una recaída fue porque no tenía un sistema de apoyo. No conocí a nadie que estuviera sobrio. Me había aventurado por un par de encuentros conmigo mismo, pero tenía toda una vida pensando "Yo solo puedo cuidar de cualquier cosa que esté mal, y no necesito a ninguno de ustedes para guiarme, porque yo no quiero, en este punto de mi vida, lo que tienen". Volví a la abstinencia autoimpuesta, la cual igualaba lo que llaman "borracho seco". Es un accidente esperar a que ocurra. No te pones las cosas que te hacen bello, pero tampoco tratas de lidiar con nada de la mierda que ha estado ahí por toda tu vida y eso hace que quieras drogarte en primer lugar.
Nos divertimos mucho haciendo el álbum. Era inspirador ver a Jack Irons de vuelta en el proceso de mezcla. Le agregó un elemento tan importante y diferente a nuestra química. Hillel, Flea y yo éramos bastante maníacos auto-obsesionados. Jack era el único compañero sano. Resultó estar destruido pero en una forma diferente. Era un elemento agradable, muy trabajador lleno de alegría y apoyador.
Cuando llegó el momento de grabar las voces, lo usé a Hillel como mi compañero de banda y productor de vocales. Cada vez que hacía una vocal, ambos sentíamos que me estaba yendo a nuevo lugar y que eran las mejores expresiones vocales que jamás haya puesto en una grabación. Hillel estaba contentísimo, corriendo entre las tomas, diciendo "Te lo digo, esto es lo más hermoso que hayamos hecho. No puedo esperar a que lancemos este disco".
Por supuesto, en el último día, cuando la última nota estaba hecha y nuestros trabajos estaban terminados, Hillel y yo encontramos un narcotraficante francés y nos drogamos con heroína china blanca, celebrando nuestro logro. Con eso comencé. Cuando todavía estaba en la casa de Lindy, nos inyectamos simultáneamente en forma absolutamente sangrienta. No tenía mucho dinero y no tenía un automóvil, así que me desperté en medio de la noche, agarré unas cucharas de la cocina y limpié el balde de cambio de Lindy. Luego saqué su caña de pescar de su armario, rompí a golpes la puerta de su dormitorio, saqué las llaves de su auto de su vestidor con la caña de pescar, sintiéndome muy mal de que había sido tan loco de estar haciéndole esto al pobre bastardo que me estaba tratando de ayudar.
Una vez que le encuentras una solución a la enfermedad que te rompe a pedazos, la recaída nunca es divertida. Sabes que hay una alternativa a la forma que vives y que vas en contra de algo que has dado por libre por el universo, esta llave al reino. La drogadicción es una enfermedad progresiva, así que cada vez que sales, se hace un poquito más feo de lo que era antes, así que no es que vuelves a los primeros días, cuando había menos precio que pagar. No es más divertido, pero aún es desesperadamente emocionante. Una vez que pones esa primera droga o la tomas en tu cuerpo, no tienes que preocuparte sobre la novia, la carrera, la familia o las cuentas. Todos esos aspectos mundanos de la vida desaparecen. Ahora tienes un trabajo, y eso es seguir arrojando carbón al motor, porque no quieres que este tren pare. Si se para, entonces vas a tener que sentir todas esas otras cagadas.
Esa persecución siempre es emocionante. Hay policías, chicos malos, locos y prostitutas. Te sumerges en un gran e insidioso video juego, pero de nuevo, caes en la trampa de pensar que estás haciendo algo genial, porque el precio siempre es mayor al beneficio. Inmediatamente abandonas tu amor, tu luz y tu belleza, y te transformas en un oscuro agujero negro en el universo, absorbiendo las malas energías y sin andar merodeando por ahí sonriéndole a alguien o ayudando a alguien o enseñándole a alguien algo que les va a ayudar en sus vidas. No estás creando la ondulación del amor, estás creando el vació de la mierda. Quiero describir ambos lados de cómo me sentí, pero es importante saber que al final toda la glorificación romántica por esa droga no lleva a nada más que un agujero. Tiene que parecer atractivo, porque por eso Dios o el universo, la inteligencia creativa o como lo quieras llamar, puso esa energía aquí. Es una herramienta de aprendizaje y te puedes matar con ella o puedes volverte una persona libre con ella. No creo que la drogadicción sea inherentemente inútil, pero es algo difícil de superar.
En mi mente engañada, pensé que si reducía un poco la cantidad de droga de vez en cuando, no seguiría haciendo esos juegos de inyecciones simultáneas entre dos personas y mi vida no perdería el control. Me fui a la casa de Ione, y un par de veces a la semana, salía y compraba cuarenta dólares de la heroína china blanca, la fumaba, y quedaba sedado toda la noche, luego me iba a dormir y me sentía bien. Alrededor de un mes de estar viviendo con Ione, me convenció de que no debía salir y hacer eso, así que el compromiso era que yo tomara la droga, la trajera de vuelta y la fumara en la cama con ella. Teníamos estas sesiones que duraban toda la noche cuando me fumaba la droga y luego nos acurrucábamos en la cama y leíamos libros como "Interview with the Vampire" y "Catcher in the Rye", toda la noche, hasta que salía el sol.
A pesar de fumar heroína ocasionalmente, nos mantenía relativamente juntos mientras estaba en la casa de Ione. Tuvimos muchos días gloriosos. Me levantaba junto a ella en la cama y pensaba "Por Dios, es un ángel, y estoy tan enamorado de ella". Luego nos recostábamos en la cama y cantábamos el disco "Kaya" de Bob Marley todas las mañanas, abrazándonos muy fuerte. Nos íbamos en su pequeña Toyota y almorzábamos y fumábamos marihuana juntos y hacíamos el amor por toda la ciudad. Todavía llevaba esa energía de "un pie en un cáscara de banana, un pie en la tumba", pero yo trataba de ser respetuoso de este nuevo lugar en mi vida. En uno de esos días, solo fumábamos algo de marihuana y le agradecía a las estrellas de la suerte que esto fue donde mi vida estaba en ese momento, cuando la canción de Steve Wonder sonó en la radio. Frenamos y le subimos el volumen a la radio y empezamos a llorar profusamente porque estábamos enamorados y esta canción describía nuestros sentimientos.
Una semana después, me había desaparecido en el centro de un laberinto de gueto. Tomé prestado su auto en el medio de la noche y siempre intentaba devolverlo de inmediato, pero a veces me iba por días. Eso fue cuando empecé a juntarme con un narcotraficante mexicano llamado Mario. Sabía que Mario corría con Kim Jones desde mi ciudad. Mario siempre me cobraba la menor cantidad de dinero por la mayor cantidad de drogas. Me podría haber quedado en Hollywood, estaba lleno de prostitutas que llevaban heroína a tu casa. Pero yo no quería tener muchos traficantes en mi vida y me convencí de que si me iba al centro solo sería por esa única vez, realmente no me iba a volver a esa vida desesperada.
Cuando no estábamos inyectándonos en su apartamento infestado de drogas, Mario conocía una zona segura debajo del puente de la autopista, un refugio raro que el DPLA (Departamento de Policía de Los Ángeles) nunca hallaría. Me explicó que ningún miembro de la banda de no-mexicanos era permitido ahí, así que para que yo pudiera conseguirla, tuvimos que mentir y decirles que yo estaba casado con su hermana. Caminamos hasta donde estaban los sujetos grandes haciendo guardia en la verja, les dijimos que Mario era mi futuro cuñado, y nos dejaron entrar. Refugiados debajo de esa pasaje justo en el medio de la ciudad, pasé muchos días tirado en un montón de colchones sucios y drogándome con muchos asesinos.
Lo único que me alejaba de ese ciclo infinito del abuso era salir de gira. Cuando llegó la hora de empezar a promocionar el disco "Uplift Mofo Party Plan", una impresionante limosina me vino a buscar para ir al aeropuerto. Me di cuenta de que si nos íbamos de gira en un limo, algo debía estar andando bien, y así fue. Dimos unos de nuestros espectáculos más grandes de nuestras vidas en esa gira, principalmente porque Hillel y yo no estábamos obsesionados con drogarnos. Bebíamos un montón y consumíamos coca siempre que podíamos, fumábamos mucha marihuana, y hasta a veces nos la enviaban. Pero recorrimos todo el país, cobrando estos pequeños estadios a cientos de hermosos y dispuestos consumidores. Los chicos salían del maderaje a rockear vestidos en forma diferente a los de Hollywood. Nosotros no éramos parte del movimiento punk-rock, o el movimiento post-punk, éramos como un animal distinto.
Ni siquiera tenía idea de cómo estos chicos nos conocían pero eran la mejor audiencia que pudieras pedir-tanto corazón, tanto espíritu, tanto entusiasmo, solo salían a mostrarse y dar todo lo que tenían.
Hacíamos un montón de locuras para pasar el tiempo mientras estábamos de gira. Cuando llegamos a Texas, decidí afeitarme todo mi vello púbico. Lo junté todo y lo puse en una bolsa Ziploc y se la di a nuestro plomo Nickie Beat como la "mercadería" para esa noche. Salió a una cabina de concesión y la clavo en la pared, junto a las remeras, y empezó a gritar "El vello púbico de Anthony, a solo veinticinco dólares". Al final de la noche, dijo que no pudo conseguir la plata, pero sí consiguió pantaloncitos para tres chicas distintas, con la promesa de que trajeran sus familias enteras para el siguiente show.
Durante esa gira, inventamos un nuevo pasatiempo llamado "Lengua en la suciedad". Antes, muchos de nuestros juegos y retos giraban en torno a la comida. En la gira del "Freaky Styley", teníamos algo llamado "El club de 'Para el camión vomitando'". Típicamente, comíamos comida desagradablemente horrible, y sabíamos que no era bueno para nosotros, así que seguíamos hasta la parada del camión y la vomitábamos haciendo cualquier cosa que era necesario. Ya sea metiéndonos el dedo en la garganta, o pensando en algo desagradable, tu hombría se definía por tu habilidad de hacerte vomitar solo. Flea era siempre el más valiente en estos eventos. Todo lo que tenía que hacer era mirar a un huevo y ya estaba vomitando por todo el lugar.
Después Hillel inventó algo llamado "los Burlones". Todos los días, cuando golpeábamos una cuchara sucia, para estimular la atmósfera de nuestra experiencia, convertíamos nuestra orden en una rima. Así que estábamos en Utah, y la camarera se acercaba hacia nosotros, esperando la orden, le decíamos cosas como "No sé nada de chino, pero he trabajado con negros, así que dame huevos revueltos con panqueques". Luego terminábamos con "Porque somos los Burlones". Dábamos vuelta alrededor de la mesa y cada uno tenía un minuto o dos para pensar otra frase.
"Lengua en la suciedad" salió de los retos que Flea y yo nos hacíamos en la secundaria. Recuerdo que una vez estaba en el colectivo de la ciudad con Flea cuando teníamos alrededor de quince años, estaba un poco enfermo y tosí un horrible pedazo de flema en mi mano. Ambos mirábamos este increíble pedazo de pollo con asombro cuando lo desafié a Flea: "Si realmente tienes huevos, te vas a comer esto de mi mano, porque tu eres el hijo de puta bien loco como para hacer eso". Y lo hizo! "Lengua en la suciedad" nació sin que ni siquiera lo sepamos.
En nuestra más nueva del desafío, tenía unos pocos plomos y algunos de las chicas que viajaban con nosotros y formábamos un circulo irregular. Si nos lanzábamos cosas como si fueran una pelota de fútbol americano, nos separábamos unos doce metros. Si era un pedazo feo de metal que encontráramos al costado de la ruta, nos acercábamos un poco. El objetivo del juego era atrapar el objeto sin dejarlo caer. Era una decisión del grupo si algo que se lance era atrapable o no. Si no era atrapable, la persona que lo lanzaba perdía. Pero si a alguien se le caía un tiro atrapable, entonces perdía. El perdedor, como el nombre del juego implicaba, tenía que arrodillarse, poner las manos sobre el suelo y pasar la lengua sobre la suciedad y luego acercarse a mostrarlo a los otros jugadores.
Mientras el juego evolucionaba, cuanta más suciedad tomabas, más grande era tu honor. Los perdedores empezaban a comer bichos de las barras de metal de los autos o lamían todo alrededor de una lata de basura, cualquier cosa que entretenga a sus compañeros con una exhibición audaz de absurda valentía. Era un juego tremendo, porque podías jugarlo con disco de jockey o una pelota de fútbol americano, y todo se trataba de intimidar a tus oponentes y hacer el tiro inesperado y hacerlo girar. Era una buena manera de pasar el tiempo con amigos y quitarnos el stress. "Lengua en la suciedad" mantuvo su presencia en el campo por un muy largo tiempo.
Fue durante la gira del 'Uplift' que tuve las primeras impresiones de que nos estábamos volviendo un poquito famosos. Las chicas se mostraban y se nos ofrecían detrás del escenario. De repente, me volví desinteresado. Aún bajo la influencia, no me persuadía el dormir con estas chicas, porque se acercaban y me decían, "Tu eres Anthony Kiedis. Quiero hacerlo contigo. Vamos". Yo les decía "Hmm, no. Me voy a algún lado, y creo que tus amigas te están esperando". Fue como cuando Groucho dijo que nunca se uniría a un club que lo tendría como un miembro. Ese era yo. Quería algo que no podría tener. Prefería tener un desafío o incluso una falla a tener algo que fuera demasiado regalado. La mayoría de las veces.
Mientras más tiempo permanecíamos en esa gira, más aumentaba nuestra popularidad. En el sur, nos habían reservado en teatros en lugar de clubes. Para cuando llegamos a Denver, Lindy estaba extasiado, porque teníamos que mover nuestro espectáculo a un teatro gigante gracias a la demanda de entradas. Esa noche, después del espectáculo, Hillel y yo estábamos sentados atrás del escenario, felicitándonos por nuestro nuevo logro, cuando una chica venía como loca detrás del escenario.
"Anthony, tengo que mostrarte algo", ella gritó. "Estoy tan enamorada de ti. Mira lo que hice!". Se bajó el pantalón, y tenía mi nombre tatuado justo en sus partes privadas. Había un tipo parado a unos pocos pasos detrás de ella.
"Este es mi novio pero a el no le importa. Soy toda tuya si me quieres" decía.
"Sí, todo bien, amigo. Agárrala, ella te ama" dijo este tipo.
No le acepté su oferta. Pero Hillel y yo nos miramos y nos dimos cuenta de que quizás toda esa gira para los últimos tres discos finalmente habían generado algo. Todavía no nos pasaban en las radios, pero definitivamente nos estábamos metiendo bien adentro de la juventud de los Estados Unidos.
Ir de gira generalmente no era un esfuerzo lucrativo para nosotros. Después de "Freaky Styley", cada unos tenía tres mil dólares. Pero después de esta gira, Lindy anunció que luego de las expensas e incluyendo la venta de las remeras, teníamos veintidós mil. "Para repartirnos?" le pregunté.
"No, cada uno tiene veintidós mil" dijo Lindy.
Eso era un salto significativo en finanzas para nosotros, así que mi primer orden de negocios era conseguir un lugar lindo para vivir para mi ángel de novia y para mí. Pero cada vez que me iba a mirar un lugar, me daban una aplicación larga. Pensé que solo tendría que pagar algo de plata y la casa sería mía, pero cada propietario me pedía una lista de mis últimos cinco lugares de residencia, junto con mis últimos cinco lugares de trabajo. Está bien, el último lugar en el que viví fue en la casa de la madre de mi novia, antes de eso era en el sillón de mi manager, antes de eso una estancia en Pasadena, antes de eso estaba sin casa, antes de eso era en la casa de la madre de otra novia, antes de eso era en la cama de la hermana de Flea, antes de eso en una casa que no tenía puerta. Mis referencias no se veían muy bien. Pedían números de cuentas bancarias y tarjetas de crédito, pero yo ni siquiera tenía un talonario de cheques en ese momento. Todo lo que tenía eran veintidós mil dólares en efectivo.
Finalmente, me fui a ver una casa de dos habitaciones en Orange Drive. Era un apartamento de tres pisos, muy bien decorado, con pisos de madera y un viejo baño embaldosado. Era un paraíso. Me costaba mil dólares al mes. Después de que revisé bien el lugar, el propietario ruso me dio una aplicación, pero se la devolví.
"No puedo llenar esto. No está bien para mí" Le dije.
"Entonces no puedes tener la casa" dijo sin ninguna pena. "Te vas de aquí"
Saqué una caja de zapatos con cinco mil dólares en efectivo. "Estos son los cinco primeros meses de renta. Si no te caigo bien después de cinco meses, entonces me corres a la mierda" le ofrecí.
Miró a los cinco mil dólares. "La casa es tuya", dijo.
Así que tenía nuestra casa soñada, y todavía tenía mucha plata. Decidí celebrar mi nueva adquisición con el yin/yang del uso de drogas, una buena pila de heroína y cocaína. Una vez más, empecé a drogarme como maníaco. No había muebles en la casa, y ni siquiera sabía cómo tener electricidad a mi nombre, así que salí y compré cinco sandías y docenas de velas. Corté las sandías a la mitad, las puse a lo largo de todo el piso de la casa y las presioné en el medio de las sandías. Así que ahora la casa entera era un mar de sandías cortadas a la mitad y encendidas con velas. Inauguré el baño metiéndome un montón de coca y marihuana.
Pasé a buscar a Ione y la traje de vuelta a nuestra casa soñada. Se veía un poco escéptica, especialmente porque había manchas de sangre en mis brazos y las pupilas de mis ojos giraban por mi cabeza.
"Estoy contigo, estamos muy juntos, va a estar bien, pero mi mamá no lo va a aceptar", decía. "De hecho, viene para aquí ahora mismo".
"Nena, no te preocupes por nada. Yo me encargaré de tu mamá. Este es mi fuerte" le dije. "Siempre me han dicho que debería haber sido abogado. Tu mírame cómo lo hago".
Enid estacionó en frente de la casa, salí a la calle, mi camisa cubierta de sangre, despeinado y con una mirada loca. Salió del auto y se paró debajo del poste de luz, con sus brazos cruzados, estaba justo al lado de ella.
"Enid, va a estar bien" se lo reaseguré. "Amo a su hija con todo mi corazón. Moriría por su hija. Es mi nena y la cuidaré tanto como usted lo hizo".
Miró a la sangre y después a mí. "Pero tu tienes un problema. No estás bien".
"Enid, confíe en mí. Esta es una fase que se puede superar" le dije.
Enid me estaba mirando de reojo mientras entrábamos a la casa y miraba fijamente a las sandías y velas, probablemente convencida que era un tipo ritual satánico de la vírgen. Pero de alguna manera, en el medio de esa discusión viciosa, podía llegar a un estado de claridad y convencer a Enid de que las cosas iban a estar bien. La envié a su casa y me quedé con su novia, y empezamos nuestra vida juntos en esa casa.
Las sospechas de la banda de que nos íbamos a otro nivel de popularidad fueron confirmadas cuando la KROC nos pidió que diéramos un espectáculo de promoción en el "Palamino in the Valley", una clásico bar donde gente como Linda Ronstadt y The Eagles habían tocado en su camino a la fama. El día del espectáculo, manejamos hasta el concierto y estábamos a media milla de la venida cuando nos quedamos atrapados con el tráfico de autos. Era como el Rose Bowl Parade. El tráfico estaba parado, y había policías en caballos, y estábamos indignados porque teníamos que llegar a nuestro espectáculo. Luego nos dimos cuenta de que todo el tráfico era de gente amontonándose en el Palomino para nuestro espectáculo. Entre el poder de la KROC y los hijos alentados al momento de regresar de su gira, habíamos detenido el tráfico. Debí haber estado muy seriamente afectado por las drogas en ese momento, porque en las fotos de ese espectáculo, estaba terriblemente flaco. Mario había vuelto a entrar en mi vida, y yo le volví a pedir su auto a Ione para salir con el. Un día, estábamos apunto de salir, nos estábamos quedando sin plata, así que el sugirió que fuéramos más hacia la jungla del centro de la ciudad, donde las drogas eran más fuertes y menos caras. Nos subimos a la Toyota de Ione y nos fuimos hacia la bajada, donde el 90 por ciento de las personas en la calle se veían como extras de "The Night of the Living Dead". Aunque era plena luz del día, Mario y yo parecíamos un dúo disparejo merodeando por esas calles. Me había llevado todas mis drogas, jeringas y cucharas y las puse bajo el visor del lado del conductor del auto. Mario iba en el asiento del acompañante, escaneando las calles como una computadora. Yo iba manejando cuidadosamente, pero de repente, vi un auto de la policía en el espejo retrovisor. Le alerté a Mario sobre eso, y me dijo que doblara a la izquierda, así que hice la señal como debía ser, me puse en el carril que debía, e hice un giro. Los policías seguían siguiéndonos.
"Frena en este pasaje", dijo Mario. Apenas nos acercamos al cordón, abrió la puerta y salió corriendo. Ahora los policías salían de su auto hacia mí.
"Quién es tu amigo?" dijo el primer policía.
Traté de mantener la calma. "Ah, ese es Flaco. Solo lo conozco".
"Bien, sabes que tu amigo Flaco es un ex convicto y está en la lista de los más buscados?" dijo el otro policía.
Lo siguiente que me enteré fue que estaba bajo arresto por estar en compañía de un criminal que había escapado. Por suerte, no buscaron en el auto, pero sí me pusieron atrás de su auto, y empezamos a alertar en el barrio sobre "Flaco". Por supuesto, pasaron por el callejón, y ahí estaba. Me miró como si yo lo hubiera delatado, pero cuando se subió al auto conmigo, le dejé bien claro de que yo no le había dicho nada a nadie. Nos llevaron a prisión y nos separaron. Me interrogaron, pero yo no les dije nada, así que me volvieron a poner en la celda de vidrio que era casi tan grande como un sofá largo y había otros prisioneros. Me sentaba ahí lamentando mi destino cuando recibí una visita del F.B.I.
"F.B.I.? Ni siquiera lo conozco a este tipo. Simplemente lo estaba llevando y..."
"No hables tanto" el policía me paró. "Estamos aquí para tomar unas fotos de tus dientes".
Aparentemente, yo concordaba con la descripción de Ponytail Bandit, un chico blanco que había asaltado exitosamente docenas de bancos del sur de California. Finalmente, un dentista forense llegó y estancó sus malditos dedos en mi boca, miró al agente y le dijo: "Este no es el tipo".
Me transfirieron a "la Casa de Vidrio", la cárcel principal de Country en Los Ángeles. Era un infierno. En ese momento ya no tenía mis drogas, no había dormido en días y me sentía vacío y nervioso. Cuando llegué, me dijeron que tendría que desvestirme, encorvarme, estirar mis nalgas, levantar mis huevos, pelar el prepucio, me revisaron el cuerpo entero, porque no sabían por cuánto tiempo me iba a quedar ahí. El único problema era que recién tenían una nueva ley que estipulaba que si tenías marcas de identificación, tenías que cumplir con una sentencia mandataria de noventa días. Y yo tenía algunas. Así que cuando me iban a hacer esa inspección completa, empecé a hablarle al policía que me iba a inspeccionar. Comencé a sentir empatía por el, diciéndole que entendía cuán duro era ser policía, y me contó sobre su familia, y nos relacionamos como dos humanos por un minuto. Me preguntó qué estaba haciendo en el centro de la ciudad, y le dije que estaba tratando de volver a la universidad y acomodar mi vida. Solo le estaba mintiendo, tratando de hacerme amigo suyo. Ni bien me saqué mi camisa, el se asombró.
"Santo Toledo, mira tus brazos!. Sabes que eso significa noventa días de prisión" me dijo. Yo solo le seguía mintiendo sobre cómo me iban a despedir de mi trabajo y que no iba a poder volver a la universidad y que tenía que apoyar a mi mamá, que estaba discapacitada.
"Ponte tu camisa y manten los brazos cubiertos durante todo el tiempo que estés aquí" me dijo.
Después de pasar las pocas horribles siguientes horas en un gran dormitorio con otros cincuenta compañeros de cuarto, un guardia vino a la celda y me dijo que me podía ir. Esperándome en el pasillo estaba Lindy.
"Te llamé a las nueve esta mañana. Son las nueve de la noche!. Qué te tomó tanto tiempo para sacarme de aquí?" le grité.
"Bueno, Swanster, me aconsejaron algunos de los chicos, y todos parecían creer que quizás era una buena idea si te asustabas aquí por un pequeño tiempo y tuvieras algo de idea sobre hacia dónde iba tu vida" me dijo. "Realmente ese no era mi pensamiento. Mi pensamiento era que si yo estuviera ahí, querría salir, pero ellos decían "Quizás si lo dejamos sentado ahí por un pequeño tiempo, sea útil"".
"Mira, más vale que me des cuarenta dólares, porque no es muy humano dejarme ahí así" le dije.
"Wow, cuarenta dólares? Swanster, no sé si debería hacer eso" dijo Lindy.
"Eso es lo menos que podrías hacer. Si no me das los cuarenta, me voy a poner enfermo" le advertí. Me dio el dinero y me llevó a un lugar donde me podía portar mal. Mientras mi uso de drogas era lo suficientemente aberrante como para enviarme a prisión, Hillel estaba peleando con sus propios demonios en privado. Cuando de hecho antes, estábamos juntos o había chicas con nosotros, una atmósfera de fiesta total, ahora era todo más recluido y aislado. Había un sentimiento oscuro en todo eso. El tenía un uso más constante y necesario por la heroína y cocaína, mientras que necesidades por eso eran durante pequeños momentos al día. Me enojé mucho por una semana, y la gente siempre murmuraba, rumoreaba y hablaba a mis espaldas que yo iba a ser la primera persona que ellos conocieran que iba a morir por las drogas. De vez en cuando, hasta Hillel se me acercaba y me decía "Hermano, no te mates. Mírate, estás cerca de la muerte". Ione estaba muy asustada, me decía "Por favor, no te mueras. No puedo soportarlo".
En ese invierno la banda enmarcó en nuestra primera gira europea. Londres era nuestra primera parada. Cuando llegó la noche de nuestro espectáculo, Hillel estaba muy enfermo para dejar su habitación. Flea y yo fuimos a su habitación, y era increíblemente triste verlo perdiendo la batalla con este mal. No tenía esa mirada en su ojo que diga "Sí, la estoy perdiendo, pero voy a pelearla". En cambio, se quejaba "No puedo hacerlo. Me estoy muriendo aquí".
Lo convencimos de venir al club, subimos al escenario y empezamos con nuestro característico jam, pero Hillel no era parte de lo que estaba ocurriendo. Tratamos tocando otra canción, y Hillel paró y me dijo en voz baja "No puedo hacerlo", y dejó el escenario. Los miré a Flea y a Jack y les dije "Hagan algo", y luego me fui para atrás del escenario, donde estaba Hillel destrozado, llorando con las manos en la cara.
"Hillel, tu puedes hacer esto. Toma tu guitarra y vuelve, mierda".
"No, no puedo" gemía. "Cancélalo. Se acabó".
Corrí de vuelta al escenario, y procedimos a tocar una lista entera de algo muy rítmico que solo tenía bajo, batería y vocales. Empezamos a hacer muchas bromas y cargadas entre nosotros y nadie se fue, nadie abucheo, la gente simplemente volvía a bailar y saltar, pero fue obviamente el espectáculo más raro que hayamos dado, porque no había guitarra. Un par de días después de eso, Hillel estaba bien, y el y yo volvimos a hacer bromas sobre mantener un ojo alerta encima de personas que pudieran darnos lo que necesitábamos.
En algún lugar en Europa, apareció un auto lleno de alemanes muy extraños. Estaban ahí para documentar nuestra gira. Tenían muchos tumultos de cosas "detrás de cámara" que capturar, especialmente cuando Jack entró en una fase totalmente maníaca de su vida. El había sido un extremista cuando se trataba de amor, quizás porque era un experimentado en esa área. Una vez que se fijaba en una chica, significaba todo para el. Había estado en una unión así con una mujer, y cuando estábamos en Europa, ella lo dejó por un tipo que nosotros conocíamos. Jack se enteró de esa terrible noticia cuando estábamos en Berlín. Después del espectáculo, me compré un montón de coca, fui a un club y terminé besando en un cuarto del baño a una hermosa chica alemana que no hablaba una sola palabra de inglés. Después de un rato, Flea y Lindy se habían ido, y yo me quedé solo ahí con esta chica. Perdí el control. Estaba dispuesto a hacerlo ahí mismo, pero ella quería llevarme a su casa y yo quería conseguir algo de coca, así que encontramos a un narcotraficante que me ofreció un montón de droga. En la mañana siguiente todos estaban abordando el colectivo para ir a nuestro siguiente concierto cuando llegué en una gran limosina Mercedes negra, acompañado por el narcotraficante, un tipo muy grande, un musculoso. Me agarró, me sujeto como a un niño, y me llevó hacia Lindy y le dijo que estaba en posesión de mi pasaporte y no lo devolvería hasta que Lindy pague por lo que había consumido la noche anterior. Nadie estaba muy contento de que Lindy tuviera que gastar la plata de la banda para salvarme.
Durante todo este tumulto, el pobre Jack estaba afuera en el medio del césped alrededor del hotel, literalmente colgando su cabeza repetidamente de un árbol. "Qué le pasa a Jack?" le pregunté a Flea.
"Su novia lo dejó y no sabe qué hacer" me dijo Flea.
Todavía estábamos en un nivel donde estábamos íntimamente conectados con el público. La gente se acercaba detrás del escenario para conocernos después del espectáculo, andábamos con ellos y hasta íbamos a sus casas y revisábamos sus colecciones de discos. Nos amaban, apreciaban y estaban dispuestos a darnos sus remeras, aunque aún nos veíamos como uno de ellos. Se vuelve tan diferente cuando frenas en un colectivo de gira, pasas por la puerta trasera de un edificio gigante, vas detrás del escenario, subes al escenario, sales de nuevo, y vuelves al colectivo. No hay ninguna conexión entre la calle o la cultura local. Solíamos invitar a todo el público que volviera a nuestro hotel. Esa era una de nuestras bromas. Yo decía, "Hay una fiesta en la habitación 206 en el Hotel Finkelstein en la avenida Rotterwheel". Esa era la habitación de Flea. Y el agarraba el micrófono y decía "No, no, la fiesta es en la 409" que era mi habitación.
A pesar de la decaída de Hillel y el pobre Jack que empezaba una larga y ardua sección de su vida, esa gira si tuvo muchos pero muchos momentos mágicos y felices. Siempre es al final de una gira que te vuelves un recipiente orgánico. Estás tenso, es inútil y te vuelves en nada más que un corazón latiente. Pero luego volamos hacia Nueva York y tocamos en una gran universidad, la NYU. Hicimos un trato con Hillel de no drogarnos antes del espectáculo, porque Nueva York era una ciudad narcótica, pero lo perdí de vista antes del espectáculo y cuando fui detrás del escenario, estaba drogado con heroína. Flea y yo estábamos furiosos.
"Amigo, esto no puede ser. Si quieres hacerlo, hazlo después" lo tratábamos de convencer. "Demos el concierto y luego salgamos a festejar. Pero tu no eres capaz de hacer eso". Y no lo era. Hillel estaba llevando exactamente la misma rutina que yo tenía antes de que me corrieran de la banda. Y cuando volvimos a Los Ángeles, lo despedimos. Hillel empezó a faltar a los ensayos, y Flea decía "A la mierda. Hillel, estás fuera de la banda". Empezamos a ensayar con un guitarrista ex-Funkadelik llamado Blackbird McNight, al cual Cliff y yo le presentamos a Flea. Hillel quedó sin nada y furioso pero aceptando lo que le tocaba. Tratamos de seguir con Blackbird por unos días, pero después decidimos darle otra oportunidad a Hillel.
Luego volvimos a Europa para tocar en unos festivales. Dimos un recital en un lugar gigante al aire libre en Finlandia en el mismo día que los Ramones. Fue un gran concierto, una gran orgía masiva de ochenta mil finlandeses borrachos mitad desnudos. Rockeamos a esa enorme audiencia, pero ellos no estaban ahí para vernos a nosotros, sino para ver a los Ramones. Después del concierto, todos nos juntamos a ver a los Ramones, quienes no eran los mejores compañeros si no te conocían. Se quedaban en el área detrás del escenario. Antes de que salieran, tocaban todas sus canciones de la lista con instrumentos sin amplificación.
Cuando salimos, nos quedamos todos juntos al lado del escenario, y alguien tuvo la idea de sacarnos la ropa y correr en el escenario bailando un poco en honor a los Ramones. Hillel no quería hacerlo por nada, pero Flea, Jack y yo nos desnudamos y pasamos por el escenario durante "Blitzkrieg Bop". Más tarde esa noche, me encontré con Johnny Ramone y el manager de la banda en la entrada del hotel.
Johnny me puteó: "Quién mierda se creen que son para subir a nuestro escenario durante nuestro concierto sin ropa? Eso no estuvo bien".
"Lo siento, lo hicimos porque los queremos. No quisimos interferir con su belleza" me disculpé. Johnny se fue de inmediato, pero Joey Ramone, que todavía estaba en la sombra, se acercó y me susurró "Personalmente, creo que estuvo bueno", y luego se fue.
Nuestra siguiente parada era Noruega, y en el camino a Oslo, teníamos que tomar un largo viaje en tren. Hillel y yo terminamos compartiendo una cama. Yo siempre tuve una gran conexión con el. Teníamos la capacidad de permitir a las personas pasar las barreras de su conformidad con lo que estaban dispuestos a revelar. Yo fijaba esos límites todo el tiempo con mis amigos cercanos, siempre reservando el 25 por ciento en una zona de misterio. Pero con Hillel, estabas cómodo mostrando ese 25 por ciento escondido. Me acerqué mucho más a el que con cualquier otro hombre. Tal vez parte de la razón fue que compartíamos la enfermedad de la drogadicción. No puedes entender la experiencia de la adicción a menos que seas un adicto también. Hillel y yo teníamos eso en común, pero el también tenía una capacidad de perdonar más grande que la de la mayoría de los mortales. No importaban que hicieras o que fallas o debilidades fueran, el nunca las pondría en contra tuyo. No como Flea, que tenía una verdadera relación de hermanos conmigo, Hillel no era competitivo. El era paternal de cierta forma. No era un tipo que se alababa, no era de ocultar sus sentimientos. Estaba orgulloso de sí mismo de ser hombre, pero no era machista.
Hillel y yo nos sentamos en la cama del tren, mirando hacia la ventana, hablamos de todo. Mucho de lo que hablamos era de drogas y de heroína y dónde estábamos con nuestra adicción y qué queríamos hacer al respecto. Todavía no teníamos idea sobre la naturaleza de la enfermedad. Yo tenía un poco más de experiencia con encuentros que Hillel. En esa primavera Kim Jones se había curado, y yo empecé a ir a reuniones con ella. Había visto estas transformaciones, personas que habían perdido la voluntad de vivir, volviendo de sus estados de zombie e irradiando una nueva fuerza de vida de sus ojos. Llevé a Hillel a una de esas reuniones, pero el odiaba admitir que tenía un problema, odiaba admitir que alguien podía ayudarlo y generalmente era tímido con las multitudes. Después de eso nunca más pude llevarlo a una reunión.
En el tren, estábamos de acuerdo en que la banda está yendo muy bien, y prometimos hacer un esfuerzo mutuo en dejar las drogas. Por otro lado también hacíamos bromas de que Oslo era la capital de la heroína de Escandinavia. Eso siempre cambiaba con nosotros. Cualquiera era la ciudad en la que estábamos, se convertía en la capital de la heroína del mundo.
Yo veía que ninguno de nosotros se disponía a hacer algo positivo. Era más como "Déjame drogarme primero y después veremos". Creo que estábamos sentados en el medio de un espíritu oscuro, teníamos que sacar el poder de esa oscuridad y llevarlo como amigos y compañeros de banda. Los dos nos dimos cuenta de que estábamos en un punto de nuestras vidas que era de vida o muerte.
Tocamos en Oslo y luego volvimos a Los Ángeles. Aterrizamos en el aeropuerto, nos dimos un abrazo, y fue como "Gran gira, fue muy bueno estar con ustedes" "Llamame en un..." "Voy a estar bien. Tu estarás bien?" "Sí, voy a estar bien también".
Nos despedimos. Y luego Hillel y yo nos fuimos directamente a nuestros narcotraficantes individuales. Probablemente podías medir el tiempo y ver quién rompía la promesa primero. Me fui a casa, a lo de Ione, y estaba sufriendo un terrible y doloroso abuso de drogas.
Yo estaba en la ciudad y me di cuenta de que todo este tiempo pasó muy rápido. Así que decidí ir a mi casa y por lo menos estar con Ione, porque a diferencia de Jennifer, ella prefería que yo esté con ella a que esté lejos de ella. Era como una pequeña Madre Teresa. Cuando me recomponía de esos largos y terribles abusos de drogas, en vez de querer matarme o hacerme sentir peor, ella decía "Tienes que comer. Ven y acuéstate en el sillón, no vas a ir a ningún lado. Dame las llaves". Me cocinaba algo saludable y yo lloraba y me disculpaba. No digo que era una relación saludable pero era diferente. Que Dios la bendiga por tener ese tipo de amor incondicional y compasión su bastardo, egoísta y drogadicto novio.
Iba camino a casa y me paré a unas pocas cuadras de la casa para llamarla desde una cabina telefónica. No podía simplemente ir ahí y verla cara a cara, tenía que disculparme primero por teléfono. En realidad, ni siquiera sabía si me iba a ir a casa, porque todavía estaba en un apuro. Cuando contestó, le dije "Ione, te pido mil disculpas por esto que estoy haciendo". Ella se quejaba y lloraba. Yo estaba pensando, "Esto es raro. Es una reacción más grande que haya obtenido de una llamada". Estaba llorando, "Vuelve ahora mismo, algo terrible ha ocurrido". No creo que me haya dicho los detalles pero el nombre de Hillel surgió, a tal punto que parte de mí sabía que podía estar muerto. Pero rápidamente negué todo: "Está confundida. Tal vez solamente tuvo un sobreuso de drogas y ella pensó que eso debe significar que el esté muerto". Era suficiente para captar mi atención. Me fui a casa en auto, había mucha niebla, y Ione se vino corriendo hacia la calle, mitad vestida, la cara toda hinchada y roja, llena de marcas y mojada. Estaba gritando "Tu amigo Hillel está muerto". Estaba perdida. Habrías pensado que era su mejor amigo. Pero sentía todo ese dolor inmediatamente, por mi lado yo me rehusaba a aceptarlo. "Esto tiene que ser un error". Muy en el fondo de mi corazón, sabía que se fue, pero no me permitía aceptarlo en ese momento.
El resto es una verdadera confusión, porque creo que apagué mi cerebro. Sé que no paré de usar el resto esa noche. Me desperté al siguiente día en un estado de asombro y negación. Todos estaban pasando por este gran trastorno, muerte, secuelas, funerales, y gente repartiendo culpa, y sabía que nunca hay que culpar a nadie cuando la gente se mete con las drogas. Siempre son ellos los responsables de su propio comportamiento, y no es el narcotraficante, ni el amigo, ni la mala influencia, ni la niñez. Por alguna triste y desagradable razón, la gente me asociaba como responsable de llevar a Hillel a los drogas a la edad de veinticinco porque mi propia adicción había empezado de mucho más joven. Su familia trató de decir que yo era la mala influencia. Era algo irónico, porque yo nunca le eché la culpa a nadie por mi propio uso de drogas. Y yo había tratado de introducirle a Hillel la idea de ponerse bien.
Mientras tanto, yo seguía drogándome. Es un mito que algo así te asuste y te lleve a hacer las cosas bien. Aún cuando tu amigo cercano muere, mantienes un falso sentido de invencibilidad. No quieres lidiar con tus propios restos, solo quieres seguir drogándote. Oí de Ione que estaban planeando el funeral, pero yo no estaba dispuesto a ir. No podía para de usar drogas, por una cosa. Estaba en el límite de mis juicios. No podía parar, pero no podía seguir usando. Nada funcionaba, y mi amigo estaba muerto, y yo no quería mirar eso. La mamá de Ione una vez había mencionado que su amiga tenía una casa en una villa pesquera muy pequeña en México, y podíamos usarla a cualquier momento que quisiéramos. Así que eso fue lo que hicimos.
La gente pensaba que fue de mal gusto que no fuera al funeral. Hillel era mi amigo, mi mejor amigo, pero yo estaba muriendo de lo mismo que lo mató. Y no se trataba de gusto. Se trataba de locura y descontrol. Ione y yo nos fuimos en avión hacia Puerto Vallarta, y desde ahí nos fuimos a un lugar llamado Yelapa, una pequeña villa pesquera de alrededor de cien personas. Nos quedamos en una casa agradable con una cama y una red para mosquitos, pero apenas había electricidad en la ciudad. Me acosté ahí y me di otra potente dosis de heroína, mientras estaba a años luz de lo que estaba ocurriendo en Hollywood. Apagué esa estación en mi mente. Ione me apoyaba increíblemente, y después de unos pocos días empecé a sentirme mejor. Empecé a ejercitarme y volvimos a tener sexo y compartir ese amor. Pescamos en el océano y cocinamos en la playa, y desarrollé un falso estado de bienestar. Después de diez días, tenía que dejar de ocultarme y volver a los Ángeles.
En el minuto en que volví, no pude drogarme de inmediato. No sabía que más hacer. Por ahora tenía casi diez mil dólares menos a mi nombre, y estaba fuera de nombre. Salí y me compré un montón de heroína y cocaína. Mientras Ione estaba dormida en la cama, yo estaba en el piso drogándome y haciendo un proyecto de arte muy loco durante toda la noche. Pero algo salió drásticamente mal con mi química, porque me estaba metiendo estas drogas y no sentía el efecto, no estaba desapareciendo, no escapaba, no me sentía eufórico, no bloqueaba el dolor, no bloqueaba la realidad. Seguí haciéndolo más, más y más, pero tenía razón. No podía escaparme.
Justo después de eso, Jack Irons llamó a una reunión de la banda. El nunca había hecho algo así antes. Nos encontramos en el modesto velero de Lindy, y Jack nos hizo sentar y dijo "Esto no es donde quiero estar. No quiero ser parte de algo donde mis amigos están muriendo". Renunció a la banda, y lo entendimos.
Lindy probablemente estaba pensando "Qué va a pasar aquí? El guitarrista está muerto, el baterista está renunciando, el cantante está pendiendo de un hilo. Y ahora qué?". Pero Flea y yo no planeamos dejar de hacer música juntos. No era falta de respeto, era por respeto. Esto era algo que Hillel había ayudado a construir y nosotros íbamos a seguir construyendo, lo cual era extraño, porque yo no estaba fuerte de fuerza mental. Pero sabía que no era lo que quería hacer, y Flea sabía que era lo que el quería hacer. Y Jack sabía que era lo que el no quería hacer.
Aunque yo estaba hecho un desastre, Flea y yo nos preparamos para ese momento difícil. Alquilamos a D.H. Peligro para que toque la batería y a Blackbird McNight para que toque la guitarra. Conocíamos a D.H. por años, y en cierto punto, Flea, D.H. y yo teníamos una banda en broma llamada los "Three Little Butt Hairs" (los Tres pequeños pelos de culo). Habíamos tocado con Blackbird cuando Hillel fue temporalmente despedido, así que estábamos cómodos con el. Pero antes de que pudiéramos si quiera pensar en tocar, tenía que hacer algo por mi problema con las drogas.
Cuando me iba a las reuniones en esa primavera, conocí a un tipo llamado Chris, que era joven, loco, sensible y gracioso. El me presentó a un tipo llamado Bob Timmons y dijo "Este tipo puede ser tu patrocinador". Timmons era un tipo de barba con tatuajes que tenía un pasado muy oscuro, pero yo confié de inmediato en el. Era tranquilo y no era de presionar a la gente, y no parecía querer nada de mí.
Después de uno de esos usos de drogas en que no pude sentir el efecto, lo llamé a Bob Timmons. "No sé qué hacer. Mi amigo está muerto. No puedo para de consumir, y ni siquiera siento el efecto. Me estoy volviendo muy loco".
"Por qué no vas a una rehabilitación?" sugirió.
"Eso suena horrible. Qué es?".
"Por algo vale diez mil dólares".
"Diez mil! Eso es todo lo que tengo" le dije.
"Yo creo que sería una gran inversión" dijo Bob. "Creo que tu vida está en riesgo, y quizás algún día puedas hacer otros diez mil dólares si gastas diez mil ahora. Si no lo haces, podrían ser los últimos diez mil dólares que hayas visto".
No sabía que más hacer, así que estuve de acuerdo. La rehabilitación era un lugar en Van Nuys llamado A.S.A.P. Me subía al auto con Ione para ir para ahí, y estaba tan furioso que trataba de manejar el auto hacia la pista. Iba zigzagueando todo el camino hasta Van Nuys, hacia los autos que venían, y Ione iba muerta de miedo en el asiento del pasajero. Estaba enojado de que me tenía que internar en una rehabilitación, enojado de que ya no iba a poder drogarme más, y enojado de que mi amigo había muerto. Llegamos ahí, me interné y me tomaron varias fotos. No me veía bien. Mi piel era verde y amarillo anaranjado, mis ojos estaban muertos y mi pelo tenía vida propia. Luego me asignaron una habitación y un compañero de cuarto. Estaba compartiendo una maldita habitación con otro loco bastardo. Resultó ser un chico de Palm Springs que se transformó en mi compañero de rehabilitación sobrio. Cuando vas a una rehabilitación, terminas conociendo gente de docenas de estilos de vida, de todas las razas, diferentes realidades económicas, diferentes marcos religiosos, pero te terminan gustando todos y viéndote en todos esos. Había una jugadora de básquet que no podía para de fumar un tipo de cocaína, un hombre de negocios de Brasil, un doctor, un policía negro del equipo SWAT que cazaba gente para quitarle sus drogas. Me acostumbré, y no era tan malo. Dejé de odiar y empecé a simplemente vivir. En mi vida entera, había sido la persona más defensiva que hayas conocido, incapaz de tolerar cualquier crítica. Pero ahora empecé a escuchar y a ser. Ione me venía a visitar, y rompimos las reglas y teníamos visitas conyugales en el baño, lo cual significaba muchísimo para mí. Estaba en necesidad de algo de amor y afecto.
De vez en cuando, Bob Timmons enviaba diferentes personas sobrias al azar para visitarme. No los conocía a ninguno de esos, pero me sentaba a hablar con ellos, y así confiar en la magia de la recuperación. Nunca nadie realmente va a entender tu difícil situación mejor que otro adicto. Este extraño vino y me habló, y lo siguiente que sabía era que el proceso de recuperación estaba ocurriendo, me guste o no.
Alrededor de las dos semanas de mi tiempo ahí, Bob Timmons me vino a visitar. Había notado que yo había evitado atravesar por el dolor de la muerte de Hillel, así que me dijo que me iba a sacar en un día libre. Nos fuimos a la sección judía del Cementerio de Césped del Bosque preguntando por ahí hasta que encontramos el lugar donde estaba la tumba de Hillel. Había una modesta placa en el césped, ni siquiera de piedra. La inscripción era algo simple como "Hillel Slovak. Fiel hijo, hermano, amigo, músico". Estaba sentado ahí con Bob diciendo "Sí, está bien, ahí está el. Creo que eso hicimos. Podemos irnos de aquí ahora?"
"No, no creo que deberíamos irnos de aquí todavía" dijo Bob. "Voy a dar un paseo. Por qué no me haces un favor y le hablas a Hillel y le cuentas cómo te sientes por su muerte?. Y por qué no también le haces una promesa ahora mismo de que no vas a poner otra aguja en tu brazo y que no vas a tomar ni consumir?".
"Hablarle a qué? Es un pedazo de césped con una piedra encima" dije.
"Simplemente actúa como si Hillel estuviera aquí escuchando y tuvieran esa conversación" dijo, y se fue.
Estaba sentado ahí sintiéndome muy incómodo de hablarle a nadie. Pero después dije, "Tu, flaco", que era la manera en que yo siempre lo saludaba Hillel. Y era como si esa pared se vino abajo en un segundo. Empecé a llorar como nunca había llorado antes. Desde ese punto, era una catarata de palabrerío, lloriqueo, llanto y tos. Tuve esa conversación con Hillel y le dije cuanto lo quería y cuanto lo extrañaba. Y luego le hice una promesa. "Estoy limpio. Estoy en esa rehabilitación. Te prometo que nunca más voy a poner una aguja en mi brazo. Voy a seguir limpio". Lloré por todo camino de salida del cementerio.
Temprano en mi estancia en la rehabilitación, teníamos una reunión de grupo, conducida por un ayudante, que era un tipo muy grande. Había estado limpio por cinco años. Tenía treinta pacientes en la habitación, y todos eran parte de la clase ese mes. Todos escuchaban muy atentamente, porque todos estábamos dando nuestro mejor esfuerzo. Dijo "Tengo unas noticias bastantes malas para ustedes ahora mismo. Estadísticamente hablando, solamente una persona en esta habitación va a permanecer limpia por cualquier cantidad de tiempo después de que salgan de aquí. Eso es solo a lo que generalmente se llega". Miré alrededor de la habitación y vi a la jugadora de básquet, al policía, al hombre de negocios, al doctor, al criminal, y a todas esas personas, y pensé "Se pueden ir todos a sus casas ahora mismo, porque yo voy a tomar ese lugar. Para que puedan ahorrar su plata y su tiempo, porque yo soy el único que va a estar sobrio de ahora en adelante".
Nada de festejos de cincuenta días, nada de nada, simplemente prometí dejar todo. No hubo ningún momento de revelación confusa, era más como un proceso educacional. Mientras más aprendía de la naturaleza de la adicción, más estaba dispuesto a mirar a mi propio comportamiento e historia. Y cuanto más era capaz de ayudar a las personas con las que estaba en la rehabilitación, más tenía sentido todo. Mucho de este proceso vino a través de atestiguar la enfermedad de esas personas con las que estaba, para que yo vea a estas personas y me importe, y para saber cuan delgadas eran sus posibilidades de algún día cambiar la posesión demoníaca con la que habían estado viviendo. Me di cuenta de que esa no era la prisión en la que quería vivir mi vida. Cuando tomé la decisión de que no importara que ocurriera en mi vida, no estaba tomando ni consumiendo, ese gorila que había estado deprimiendo por años se evaporó. Para cuando salí de la rehabilitación, ni siquiera quería probar drogas. Apagué esa voz en mi cabeza, lo cual era maravilloso, excepto que era casi demasiado maravilloso. Ya no era más obligado por ese dolor a seguir esforzándome para mejorarme y a ponerme en una posición donde pudiera ayudar a alguien más a mejorarse. Estaba tan aliviado del dolor de querer drogarme que podía esquiar y patinar un poco. Todavía me iba a las reuniones, me mostraba en paneles, me iba a hospitales y hablaba con otros alcohólicos, pero no me sumergí en esa increíble oportunidad de un verdadero cambio psíquico. Lo hice a medias y luego empecé a retroceder.
Cuando me registré en A.S.A.P., me quería morir. Treinta días después, era como "Vamos a rockear, vamos a escribir canciones, vamos a ser una banda!" Y lo hicimos. Flea estaba emocionado y apoyador cuando salí de la rehabilitación. Nos fuimos de inmediato a ensayar con D.H. y Blackbird. D.H. parecía encajar bien, estaba lleno de amor y vivió para tocar música. Blackbird tuvo un tiempo más difícil para encajar. Era un guitarrista con un talento único, pero nunca había estado en una banda donde todos rockeaban juntos. Estaba acostumbrado a que George Clinton le dé un casete y luego ir a un estudio solo y trabajar por días en sus partes.
Éramos amigos con D.H. por años, pero Blackbird era más difícil de acercársele. Era un poquito más grande de edad y más loco. Mientras más tocábamos juntos, más obvio se volvía que no era estructurado. Nuestra idea de trabajar en material nuevo era siempre el jam, y no estaba ocurriendo.
En ese tiempo, D.H. le presentó a Flea un joven fenómeno guitarrista llamado John Frusciante. John era fanático de la banda que había estado yendo a nuestros conciertos desde que tenía dieciséis. De hecho, yo había conocido a John antes que Flea. Alrededor del tiempo en que salió "The Uplift Mofo Party Plan", estábamos dando un gran espectáculo en el Palacio Perkins en Pasadena. Todavía estaba luchando con mi adicción, y tenía que probar un poquito de heroína antes del concierto, para ponerme bien. Me fui en auto al concierto, estacioné a unas pocas cuadras y caminé por un parque adyacente a la avenida para encontrar un lugar para drogarme. Justo ahí, dos chicos muy contentos se me acercaron y dijeron muy efusivos "Oh Dios mío, Anthony. Solo queríamos saludar. Somos grande fanáticos de la banda".
Conversé con ellos por un rato, y luego caminé por el parque y me senté en el primer escalón que encontré y me hice un poco de marihuana. Luego miré y vi que me estaba inyectando en los escalones del departamento de policía de Pasadena.
Después de que John había impresionado a Flea tanto, empecé a andar con el. Al mismo tiempo, Bob Forrest quería a toda costa que John toqué la guitarra en su grupo, Thelonious Monster. John me contó que se iba al garaje de Bob a audicionar, así que lo llevé ahí. En mi mente, el estaba audicionando para los Red Hot Chili Peppers. Con solo una canción de su presentación, yo sabía que el era el indicado para nosotros.
Ahora era mi turno de despedir a alguien. Blackbird vivía en South Central de Los Ángeles, así que decidí hacerlo por teléfono. "Blackbird, soy Anthony. Tengo malas noticias. Lo siento mucho, pero esto no está funcionando y no podemos estar en una banda contigo. Nos vamos a tomar una dirección diferente. Muchas gracias por todo". "Que hijo de puta que eres" dijo Blackbird.
"Qué?".
"Que eres un hijo de puta.
"Vamos, Blackbird. No soy yo. Es la situación. Solo soy el mensajero aquí" le dije.
"Eres un hijo de puta. Voy a quemar tu casa".
"Blackbird, no quemes mi casa" le dije. "Es una decisión de la banda. No funcionó bien. No somos nosotros o tu. Es solo la situación".
"Está bien, está bien, acepto" dijo Blackbird. "Mientras tu puedas aceptarlo yo voy a quemar tu casa".
Ese fue el final de nuestra conversación. Yo era un hijo de puta, y el iba a quemar mi casa.
No todo nos salió perfecto en el momento en que John se unió a la banda. Pero lo que sí cambió instantáneamente era la química. Había un completo amor de estar en los Red Hot Chili Peppers, que no habíamos sentido por un largo tiempo. Ahí estaba ese joven que había dedicado cada momento de su joven vida a la música, y podías sentirlo. Tan inexperto como era John, estábamos consiguiendo todo lo que el tenía para ofrecer. Simplemente era una mejor química. D.H. y John eran amigos. Ahora teníamos un grupo en donde todos veníamos del mismo lugar y queríamos llegar al mismo lugar. Era bastante emocionante, pero todavía requería un largo tiempo para formarse.
En lugar de tratar de hacer un disco inmediatamente, decidimos que debíamos tocar por un tiempo, escribir canciones y ensayar algunas viejas, tomarnos el tiempo para volvernos una verdadera banda. Nos encontramos con algunos obstáculos. D.H. estaba muy descontrolado del entusiasmo, pero Flea era un perfeccionista por la precisión y diligencia cuando se trataba de aprender canciones. Ese fuerte de D.H. no era necesario. Flea manejaba a D.H. bastante mal, casi como un dictador con respecto a eso, lo cual tampoco era nada extraño porque había sido el dictador en otras alineaciones de la banda. Era como "Vamos, asegurémonos de que podemos terminar esto. No sean perezosos y no olviden de hacer su tarea, y asegúrense de aprender sus partes".
Algunas tensiones también se desarrollaron entre D.H. y yo. Una vez que estaba sobrio, tenía la audacia de pensar que todos los demás debían seguirme. "Está bien, mundo, la fiesta terminó. No sé si lo notaron, pero estoy sobrio ahora, así que todos dejen sus drogas y alcohol". Mi esencia por el control y mis inseguridades continuaron, así que mi habilidad para hacer sentir mal a otras personas para controlar mi propio malestar continuó. Al mismo nivel, D.H. debe haberse dado cuenta que su vicio por las drogas y el alcohol podía volverse un problema. Empezó a llegar tarde, y no siempre en un buen estado mental. Mi nivel de tolerancia, paciencia y aceptación por las dificultades de otra persona no era un elemento floreciente en mi propia personalidad en ese momento, desafortunadamente. Exactamente no estaba discutiendo no D.H., pero sí tenía en mente que ahora tenía a alguien con un comportamiento inmanejable en mi banda.
Mientras estábamos ensayando, empecé una canción de alerta llamada "Knock Me Down". Era una canción que describía cómo era ser un drogadicto, tener ese ego y pensar que eras impenetrable e indañable a las fuerzas de la naturaleza y la vida. Pero también era una canción de amor para Hillel. Tenía muchas páginas de versos pero sin melodía u organización. John había venido a mí justo después de que se unió a la banda y me dijo que yo podía mostrarle cualquier cosa, y escribiríamos juntos. Una de las primeras cosas que le mostré John fue "Knock Me Down." Le advertía que era muy verboso.
"Oh, está bien. He estado trabajando en esta melodía muy verbosa, y puedo ver cómo se va a aplicar exactamente a éstas palabras" me dijo. Se sentó ahí, se estudió las letras, y empezó a agruparlas en su melodía. Era misterioso. En unos pocos minutos, tenía una melodía de verso completa. Era algo realmente mágico. "Está bien, esa es otra manera de escribir canciones". Aún cuando Hillel estaba ahí, todo lo que escribíamos era en contexto de grupo. Flea y yo habíamos escrito canciones juntos, pero era distinto en el bajo. Ahora sentía que escribir lo que sea, una melodía, un ritmo, una letra, e ir a este nuevo amigo mío, sentarme, y cuando dejábamos esa sesión, teníamos una canción. Sentía que cualquier cosa era posible con este chico. Podía mostrarle mis escrituras más sentimentales, y el no se detenía a juzgarlas de una vez. No había ningún momento que leía las letras para ver si le gustaban o si eran algo que quería hacer. Lo que sea que hubiera escrito tenía que ser una canción. Ahora sugerirme a mí mismo o tener miedo de mostrar algo o intentar algo nuevo, lo cual abría el camino para escribir canciones y hacer buena música.
John y yo empezamos a volvernos lenta pero seguramente el tipo de amigos que pasaban todos los días juntos y luego se iban a sus casas y se llamaban para decirse buenas noches antes de ir a la cama. Cuando nos despertamos, decíamos "Buen día, qué vamos a hacer hoy?" Después de un tiempo, no íbamos a cualquier lado o hacíamos cualquier cosa sin hacerlo juntos, lo cual es raro y valorable, pero a veces una experiencia demasiado intensa. Aunque John había pasado por un periodo de abuso de cocaína y alcohol, estaba claramente dispuesto a sacrificar las drogas para enfocarse en estar en la banda.
El estaba viviendo cerca de Canter's con su novia, pero cuando salíamos a fiestas y clubes, empezó a sentirse mal de que estando en la nueva banda se estuviera alejando de la rutina de su relación. Ione no tenía ningún problema con eso, lo estaba llevando muy bien, trabajando mucho. Pero John terminó cortando con su novia poco tiempo después de que se unió a la banda.
Decidimos que era una buena idea presentar la nueva banda en lugares oscuros, y no muy conocidos, así que Lindy organizó una gira a la llamamos "La Gira de las Ciudades Abandonadas". Era un desastre, tocamos en pequeños negocios o restaurantes de ciudades abandonadas en Wyoming y al norte de Colorado y Utah. A nadie en estas ciudades le importábamos para que fueran a vernos, y cuando iban, era un verdadero público de rodeo. Desafortunadamente, D.H., Dios bendiga su corazón, el tipo más dulce del universo, estaba tomando muchísimo, y no tenía la experiencia suficiente para estos espectáculos.
Una noche en esa gira, D.H. estaba perdiendo el ritmo, olvidando partes, no muy claro en las canciones. Después del concierto, el y yo tuvimos una fuerte discusión.
"Mira, si quieres estar en esta banda, vas a tener que hacer algo con respecto a tu condición. O haces algo o te largas" le dije.
Flea y John se echaban atrás, diciendo "No estamos seguros que hacer aquí. Anthony está siendo un poco idiota, pero el hecho es que, D.H. está destruido, y ni siquiera le importa su papel en la banda". Ellos no querían darme la razón porque estaba comportándome como un aguafiestas, pero también sabían que la cosa no funcionaba bien con D.H.
Cuando llegamos a casa, se volvió de mal en peor. Empezó a faltar a los ensayos, y su adicción empezó a consumirlo. Siempre que habíamos despedido a alguien, con excepción a lo que pasó con Hillel, siempre era obvio y necesario, y sin ninguna duda para el mejoramiento de la banda. Pero D.H. era nuestro amigo a quién queríamos y cuidábamos y no queríamos ver que nada malo le pase. Aún así, no era salvable. Para desgracia de Flea, era su turno de despedir. Fue peor de lo que pudiéramos habernos imaginado. Flea tuvo que quedarse en cama por días después de despedir a D.H. Lo único hermoso de eso era que, después de años, resulté ser una gran parte de la sobriedad de D.H. y de su renacimiento al universo como un humano, porque desde el momento en que fue despedido, siguió un tremendo curso de desaceleración hacia otro nivel de increíble abuso.
Por ahora nos habíamos mudado a un lugar de ensayos en Glendale. Fue ahí que empezamos el proceso para audicionar bateristas. Asumimos que todos los más grandes bateristas de la tierra vendrían de cerca y lejos para tener esta oportunidad. Recordándolo bien, no era una oportunidad tan brillante como nosotros lo veíamos. Cada uno y su abuela empezaban viniendo por esa puerta con su batería, pero no muchos eran algo buenos. Durante el proceso, un amigo nuestro, Denise Zoom, lo llamó a Flea y le dijo que tenía un baterista para nosotros. Según ella, este tal Chad Smith era el mejor baterista que había escuchado, y hasta comía partes de batería de desayuno. Siempre que alguien te llama de la nada hablando de un vibrador del medio Oeste que come partes de batería de desayuno, tu piensas "No me hagas perder el tiempo, por favor".
Pero dejamos que este tipo venga y audicione. Lo esperamos mucho tiempo para que se presentara, y llegó tarde. Me fui afuera a ver si alguien estaba ahí, y ví a un pavo grandote caminando por la calle con un peinado muy malo de Guns N' Roses y ropa sin estilo. Ya me había decidido en contra del tipo, basándome en cómo se veía, pero el llegó y todo era cuestión de trabajo. "Ahí está la batería. Prepárate para tocar. Tienes diez minutos. Vamos a hacer jam por cinco minutos, y luego vamos a probar con una canción o dos por cinco minutos". Chad no estaba intimidado en lo más mínimo por toda esa actitud que le estábamos dando. Cada uno de los otros pobres tontos que se sentaba en la batería lo miraba a Flea, que se mandaba una cruda y agresiva base de bajo funk-rock slapeando, y los bateristas se mataban tratando de seguirlo. Flea los lavaba con su intensidad.
Flea empezó a tocar algo duro, complicado, rápido y difícil de ver si el tipo lo podía seguir. Chad instantáneamente no solo lo seguía, sino que empezó a llevarlo a su gusto. Era agresivo con Flea, y lo hacía con delicadeza, y lo hacía cada vez más y más.
No podíamos creer lo que estaba pasando. Mi primera impresión de este tipo cambio tanto que empecé a reírme histéricamente. Ahora Flea me miraba como "Wow, qué hago ahora? A dónde me voy? Qué carajo está pasando aquí?". Chad no paraba ni un segundo para dejar que Flea lo capte y entienda. Estaba gritando como Art Blakey lo hizo a tras de la batería, cuando le vas encontrando tu gusto por el momento, porque había mucha energía siendo liberada en ese momento entre Flea y el.
Era una gran erupción de sonido y energía, y todo lo que podía hacer era reírme histéricamente, aullando a este animal con la bandana y el pelo mojado con fijador y los shorts musculosos de Venice Beach, pensando cuán chistoso era que el tipo más ridículo que hayamos visto nos sorprendió tanto justo en nuestro estudio de ensayos. Era un genio, y a todos nos encantó.
Todos sabíamos que Chad era el indicado, y ahora queríamos ver cuál era su nivel de compromiso. También queríamos que cambie su forma de verse. Le dijimos, "Está bien, sos bueno. Puedes estar en la banda si te afeitas la cabeza hoy. Vete a Canter's con la cabeza afeitada, y tienes el trabajo". Chad dijo, "Mmm, la cabeza afeitada, no sé".
"La decisión es tuya. Aféitate la cabeza y estás en la banda. No te afeites la cabeza y no estés en la banda". Y fuimos a Canter's y lo esperamos. Apareció con la misma bandana y pelo estúpido.
"Amigo, quieres el trabajo o no?" le preguntamos.
"Sí, voy a tocar en la banda, pero me voy a dejar el pelo así" insistió, y coincidimos.
Nos dimos cuenta que cualquiera que fuera lo suficientemente valiente para soportar toda esa presión no iba a ser un idiota. Más tarde, descubrimos que la verdadera razón por la que no quería afeitarse la cabeza era porque su pelo estaba quedando algo calvo y lo estaba ocultando detrás de la bandana. De cualquier manera, fue otro día importante en nuestra historia, porque ahora teníamos un baterista que era confiable y una persona estupenda para hacer jams. Ahora podíamos concentrarnos en trabajar.

Scar TissueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora