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Loki había crecido, en inteligencia, en magia, en fuerza y en belleza. En Jotunheim todos lo adoraban, ni dejaban que en ningún momento tuviera en su corazón el peso de la soledad.

Pero en las noches, aveces se preguntaba donde estaría Hela, pues el no comprendía la avaricia ni la envidia de los hombres. Pero abría de aprender.

Pues el rey humano habia oído de un poder que crecía en Jotunheim, y sólo deseaba eliminarlos.

En las afueras había agrupado a su ejército, los formó, los animo con gritos de guerra.

—¡Ahí esta! —grito Odin —¡el misterioso Jotunheim! Que nadie a osado penetrar por miedo a las mágicas creaturas que ahí habitan ¡pues yo digo, destruyan las! —

Los soldados gritaron en apoyo al rey, alzando sus armas y escudos.

El caballo del rey se sacudió incómodo, Odin giro para solamente contemplar a una creatura alada, parada frente a ellos.

—¡Den la vuelta! —les ordeno Loki.

Odin rio —un rey no sigue las órdenes de un elfo con alas—

El ejército rió.

—¡yo no te considero mi rey! —respondio Loki con firmeza.

—vayan por él —les ordenó a sus hombres.

Los soldados avanzaron hacia Loki, el cual miró de reojo a sus espaldas

—¡reúnan se a luchar conmigo!

El ejército avanzó sin miedo, pero pronto temblaron, pues los gigantes aparecieron junto a Loki
Odin miró fijamente el joven y este solo sonrió.

La guerra entre los reinos empezó y Loki alzando vuelvo, derribó a más hombres de los que Odin pudo contar, pues el hada lo derribó de su caballo, lo hirió en el pecho.

Lo dejó tendido en el suelo, mirándolo fríamente, grito —¡Jotunheim no te pertenece ahora ni nunca! —

Odin con sus últimas fuerza golpeó a Loki con su mano en el pecho, pero no fue el golpe lo que lo lastimó, si no el hierro de su armadura.

Los soldados huyeron atemorizados.
Habían ganado la guerra, pero tal vez sólo sería una de miles.

El rey Odin quedó mal herido, casi al filo de la muerte, así que llamó a escribas para que sus últimas palabras fueran escuchadas por todos y cada uno de sus súbditos.

—cuando ascendi a Rey, le prometí al pueblo que un día sería nuestro Jotunheim —le dijo a su corte —y sus tesoros, todos ustedes juraron lealtad a mi y a esa causa— tosio con fuerza.

Hela, la consejera del Rey lo ayudó a levantarse para que no se atorara —magestad —

—derribado en batalla ¿será este mi único legado? —se preguntó el Rey—se que esperan mi muerte con ansia. Pues no tardará ¿y después que? —rio —escojere a un sucesor. Que suba al trono, pero, cuando mi hijo crezca deberá darle ese trono a él —aclaró —deberá cuidar de Thor que aún permanece en el vientre de su madre. Quien sea digno debe destruir a la creatura alada ¡quiero venganza! Y cuando yo muera, tendra la corona en lo que mi heredero puede tomar sus deberes —

Movido por la venganza, Odin estuvo dispuesto a dejar a su primogénito de lado. Y Hela no desperdiciaria tal oportunidad.

Volvió a Jotunheim, y busco a Loki, aunque temía que este no la reconociera.

—¡Loki! —grito— ¡LOKI! — grito con mas fuerza, pero nadie apareció. Se giro, lista para volver a casa.

—¿que tal la vida con los humanos?

La Bella Durmiente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora