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Cuando Thor llegó al palacio. Espero encontrarse con su familia, con amor, con un recibimiento de alguien que no lo a visto en años, pero en su lugar, vio a su hermana preparar un ejército.

—siento molestarlo, magestad —habló fuerte y claro el soldado que lo guió hacia la reina de Asgard —hayamos a este mendigo en la entrada. Asegura ser el principe—

Thor sonrió emocionado y corrió a abrazar a Hela —soy yo hermana, Thor—

La reina lo miró si creerlo.

—eres la mezcla perfecta entre tu padre y tu madre —le  sonrio y Thor solo pudo apretar el abrazo —¿porque te atrajeron un día antes? —le preguntó, separándose de él —¡hadas estúpidas! —grito colérica.

Alejo a Thor y este no sabía cómo reaccionar.

—¡encierren lo bien, en su alcoba! —le ordenó al guardia que la trajo —ven. Preparen a los soldados. Loki ya viene—

Thor quizo resistirse. Pero los guardias lo encerraron con rapidez. Golpeó la puerta pero está no cedió. Sintió sus manos arder y una desesperación terrible. Un anciano con letras y barba le pidió, le rogó que se quedara en su cuarto pero él no lo oyó.

Pues la voz de Loki lo llamaba. Lo guió  hasta una puerta secreta en la pared, tumbo la puerta y corrió por los pasillos, llamando la atención de los sirvientes.

Pronto el hechizo entró en su cabeza y el solamente deseo seguir la voz de Loki. Bajo las escaleras hasta lo profundo del castillo, encontrándose con un cuarto de ruecas quemas. Una de ellos se reconstruyó y quedó justo delante de él. La voz de su amado venía de ahí, así que lentamente se acercó a ella.

El sol se ponía y Thor tocó la punta de la rueca. Sintiendo todo su cuerpo dormirse y el rindiendo se ante el.

Loki había intentado todo para llegar a tiempo. Cuando su corazón se hizo trizas, lo supo —es tarde—murmuró.

Y la noche cubrió el reino. Tony y Loki se pararon en la entrada del palacio.

—no hay guardias. Te está esperando —dijo Tony —debemos ver la forma de que llegues con él —

Loki asintió —quedate aquí, no es tu pelea—

Tony rió dolido y aun así siguió a Loki.

Adentro del castillo. Hela enfureció, la ira parecía transformarla. Sintiendo que Loki le había arrebatado todo lo que tenía, dejó el cuarto de donde Thor dormía y bajó a la sala real, donde esperaría a Loki con paciencia, pues le había colocado una trampa muy especial para el.

Y Loki lo supo, al ver las espinas de hierro en todo un pasillo. Caminaron sigilosos hasta en donde Tony había visto el cuarto del príncipe.

Casi caen del susto al ver a un rubio entre los Pasillos.

—¡Steve!—Tony sonrió al verlo.

Loki blanqueo los ojos y antes de que el rubio respondiera lo durmió con su magia —concéntrate –

Tony miró con pena a su amado y luego miró mal a Loki.

Llegaron al cuarto, esquivando fácilmente a los tres que estaban en la puerta Strange, Wanda y Carol, quienes parecían deprimidos por no hacer bien su trabajo.

Loki vio la cama en medio del cuarto, en donde, como era de esperarse, descansaba Thor con su boca entre abierta y soltando suaves ronquidos. Camino lentamente hasta él, sintiéndose miserable por haberlo lastimado.

—no rogare que me perdones —murmuró a su lado —porque lo que te hice es imperdonable. Me cegaron, el odio y la venganza. Thor, te adueñaste de mi corazón y ahora ya no te tendré nunca. Te juro que siempre cuidare de ti, mientras yo tenga vida, y cada día que pase, tu sonrisa me hará falta—se acercó a él, acariciando su rostro —te amo—murmuró, posando sus labios en los de Thor, en un simple toque, cálido y suave. Dejó escapar un par de lágrimas.

La Bella Durmiente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora