Capítulo 11
Michael POV
En ese instante, un golpe de balón me alcanzó de lleno en la cabeza, y todo se volvió negro.
Cuando recobré la conciencia, me encontré en la enfermería con Valerie mirándome, una sonrisa traviesa en sus labios.
—¿Distraje tu entrenamiento, Rivera? —me llamó por mi apellido, y su tono sugerente provocó un cosquilleo en mi estómago.
Rodé los ojos, tratando de mantener mi compostura.
—Provocaste un accidente, ¿estás consciente de eso, señorita? —le reproché, pero mi expresión se desvaneció al verla lamiendo sus labios y asintiendo con complicidad.
Valerie sabía exactamente el efecto que tenía sobre mí, y disfrutaba cada momento de ello. En ese instante, me di cuenta de que esta conexión con ella iba más allá de lo físico. Era un juego de atracción que ambos estábamos dispuestos a jugar, sin importar las consecuencias. Y yo estaba totalmente atrapado en sus encantos.
La nueva era una maestra en el arte de la seducción. Sus miradas y gestos sugerentes me tenían completamente cautivado. Cada movimiento suyo era como una obra de arte, y yo me encontraba perdido en su excitante hechizo.
La tensión entre nosotros en ese pequeño espacio de la enfermería era evidente. Podía sentir la electricidad en el aire, cargada con la promesa de algo más. La rubia sabía exactamente cómo jugar este juego, cómo mantenerme intrigado y deseando aun más de ella, algo que quizás nunca podría conseguir.
—¿Te duele mucho, héroe del fútbol americano? —me preguntó con una sonrisa burlona, acercándose más, mientras sus ojos se posaban en mis labios.
—Solo un rasguño, nada que no pueda superar —respondí, pero su mirada sugerente y la proximidad de su presencia hacían que mi corazón latiera con fuerza.
Valerie sonrió, dejando ver sus hoyuelos y miró hacia abajo, arrugando su nariz de manera encantadora. Levanté una ceja, confundido por su gesto.
—Lo siento, de verdad que no era mi intención distraerte —dijo, haciendo un puchero que habría derretido a cualquiera. Mis cejas se fruncieron, sin entenderla del todo.
—¿En serio? Yo creo que sí era tu intención, y lo lograste —respondí, con una mezcla de incredulidad y diversión.
Ella se acercó a la camilla, y sin previo aviso, tocó mi frente. Hice una mueca de dolor, pero mi atención se desvió rápidamente a sus labios.
—¿Te duele mucho?
Miré hacia sus labios carnosos y negué, aunque cada parte de mí gritaba por atención. Decidí aprovechar la situación.
—Quizás un beso tuyo podría sanarme —susurré con una sonrisa seductora, acercando mi rostro al suyo—. Pero lo dudo, tu sonrisa es demasiado cruel.
Sus ojos se encontraron con los míos, y por un momento, todo a nuestro alrededor desapareció. Podía sentir la energía eléctrica entre nosotros, y la promesa de que algo más flotaba en el aire.
Valerie se mordió el labio inferior, como si estuviera considerando mi propuesta. La atmósfera estaba cargada de tensión y deseo, y mi corazón latía como si fuera a darme un ataque.
—¿Algo más, señor Rivera? —preguntó con tono juguetón mientras me miraba con una ceja arqueada—. ¿Quieres que sea tu enfermera personal, también?
Solté una risa pequeña ante su comentario.
—Si fueras mi enfermera personal, creo que más que sanarme me enfermarías —bromeé, devolviéndole la jugada.
Valerie golpeó suavemente mi hombro, y no pude evitar sonreír ante su encanto.
—Aunque pensándolo bien, quizás sería una buena idea —añadí, dejando que la tensión entre nosotros fluyera entre risas cómplices.
Valerie acomodó un mechón de su cabello con un gesto casual, pero sus ojos se volvieron intensos cuando los clavó en los míos. Su respuesta resonó en la habitación.
—Voy a considerar ser tu enfermera, Michael —dijo con un tono sugerente, desafiándome a entender más allá de sus palabras—. Pero ya tienes una novia que puede jugar ese papel
Su respuesta me dejó intrigado. ¿Era una forma sutil de recordarme que tenía compromisos y que debía dejarlos, o simplemente estaba jugando conmigo? La miré con una sonrisa desafiante.
—Bueno, Anne podría ser una gran enfermera, pero siento que tú tendrías métodos más... efectivos —lamí mis labios con una pizca de diversión y picardía.
Valerie soltó una risita coqueta.
—¿Quién dice que no puedo ser efectiva en ambos roles?
La tensión entre nosotros se intensificó, y el juego de palabras dejó un aire de expectativa en la habitación. Estábamos bailando en una delgada línea entre la diversión y lo peligroso, y ambos sabíamos que esto podría complicarse rápidamente.
Justo en el momento en que nuestros ojos se encontraron y nos acercábamos para un beso que prometía ser más ardiente que el mismísimo infierno, la puerta de la enfermería se abrió de golpe.
La entrada de la enfermera nos pilló en pleno acto,Valerie, riendo nerviosa, se alejó de mí y se tapó la boca como si estuviera tratando de esconder la risa. Yo, por mi parte, simplemente me acomodé en la camilla, mirándola con una sonrisa juguetona.
La enfermera, una mujer de mediana edad con una expresión entre divertida y sorprendida, nos observó con una ceja alzada.
—¿Interrumpo algo, chicos? —preguntó con cierta diversión en su tono, como si disfrutara de la situación.
Valerie y yo nos miramos, intentando contener la risa, y negamos con la cabeza.
—Nada en absoluto, solo estábamos... hablando—respondí, sin poder evitar sonreír.
La enfermera, con una expresión pícara, se acercó a nosotros.
—Bueno, si están teniendo una charla tan interesante, deberían hacerlo en otro lugar. No quiero interrumpir momentos emocionantes, pero si necesitas algo para el dolor de cabeza, Michael, solo avísame.—dijo, guiñándonos un ojo antes de salir de la habitación y cerrar la puerta tras de sí.
Valerie y yo soltamos una risa compartida, aliviados de que la que interrumpió el momento fue la enfermera y no Anne. La atmósfera había cambiado, pero la chispa entre nosotros seguía encendida. Y no podía evitar mirar su sonrisa cuando ella se reía y como en sus mejillas se le formaban hoyuelos. No se quien era ella realmente, pero lo que si sabía era, que ella era un ángel.
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Jelou babyyyys ¿como están?
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Who Is She?
RomanceAtención: esta novela puede contener alto contenido sexual, fuerte y explícito; lea con discreción. Ella sabía lo que provocaba en mi, y no le importaba en lo absoluto. Pero es así, cuando acepté estar con ella, sabía que ella era un alma libre y y...