Capítulo 9: Bienvenido a la nieve

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ATENCIÓN: Este capítulo puede contener alto contenido sexual y explícito, lea con discreción.
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Capítulo 9:

—¿Michael, qué haces aquí? —pregunté— ¿No deberías estar con tu novia? —levanté una ceja.

Él se encogió de hombros.

—Por alguna extraña razón, estoy aquí —Tragué saliva, se veía realmente sexy—, parado frente a ti.

Mi respiración se comenzó a acelerar. No sabía qué responder ante eso. Me tomaba por sorpresa.

Sin más, cerré la puerta, quedando afuera de la casa. Él me miró confundido. Gotas comenzaron a caer sobre mi cuerpo y sus jodidas pestañas largas y onduladas. No pude evitar abrir la boca con cierta sorpresa para luego mirarlo a los ojos intentando descifrarlo.

—¿Estás aburrido? —pregunté— Yo también, ¡vamos a divertirnos un rato! —sonreí.

—Estás descalza... —sonrió sin poder creerlo.

—No se necesitan zapatos para divertirse —respondí y lo agarré de la mano.

Comenzamos a caminar por la tierra mojada. Lo bueno de vivir al lado de una estación de trenes abandonada es que vive poca gente. Había mucho barro, y nosotros estábamos totalmente mojados.

Caminábamos por la estación en completo silencio. A veces el silencio es necesario para crear momentos. Lo mejor es cuando el viento susurra y te abraza y el silencio te calma. Estaba sola, pero junto a michael no me sentía así. Es distinto estar sola que sentirse de esa forma.

Me solté de su agarre y me incliné.

—¿Alguna vez has estado en la nieve? —pregunté, y él negó.

—Siempre he querido ir —respondió.

Agarré un poco de barro con mis manos.

—¡Pues bienvenido! —exclamé mientras le tiraba el barro en su camiseta.

Él me miró con falsa molestia, y yo solo me reí. Él hizo lo mismo, agarró un poco de barro, intenté escapar pero fue inútil ya que cayó en mi cuello.

—¡Oh! ¡Me las pagarás! —dije.

—Quiero verte intentarlo —me desafió.

Y así es como empezamos una "guerra de nieve". Uno de mis sueños era ir a la nieve, pero no había dinero.

Dicen que si quieres algo, créalo. Reconstrúyelo desde otra perspectiva. Se podía vivir con tan poco, y nadie lo aprovechaba. Solo los artistas pobres, con ganas de vivir.

Barro y más barro volaban por nuestras narices, al igual que un montón de risas. Estaba completamente sucia. Y lo mejor de todo es que mi amiga llamada lluvia no dejaba de caer sobre nuestros cuerpos, como una jodida película de hollywood.

Me levanté rápidamente luego de ver cómo Michael agarraba una cantidad gigante de barro y comencé a correr por las líneas del tren; podía sentir cómo él corría detrás de mí.

Al llegar a un vagón roto del tren, me apoyé en la puerta de este, totalmente exhausta

—¡Bandera blanca! —exclamé cansada.

—Qué flojita que eres —me agarró por detrás y sentí su respiración agitada, provocando una rara sensación

Me di vuelta para mirarlo.

—¿Me estás desafiando, Michael? —pregunté con falsa molestia, pero nuestros cuerpos estaban tan cerca que podíamos sentir la electricidad entre nosotros.

Who Is She?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora