Luego de estar caminando unos minutos en la oscuridad nuestro peliblanco favorito llegaría a una zona ya iluminada de la cueva, este avanzaría cubriéndose con las imperfecciones que tenía la misma cueva hasta llegar a una gran cavidad en la misma.
En esta se encontraba lo que parecía ser una mina, al mirar desde más de cerca este pudo ver como en frente suyo estaban los mineros si se les puede decir así ya que más que mineros estos parecían ser esclavos todos estaban con las ropas maltratadas y se notaba que no habían descansado en un buen tiempo por las ojeras que tenían.
- ¿¡Que mierda está pasando en este lugar?! –Pensó nuestro protagonista-
Este último comenzaría a buscar a los guardias con la mirada hasta encontrar a 3 que estaban sentados jugando al póker al parecer.
Aprovechando la falta de atención de los guardias allí presentes Matías se acercaría a las personas para ver si las podía ayudar o estas podían ayudarlo a él.
Luego de unos segundos de charla con el grupo y fingir que era uno de ellos Matías continuaría su camino por la cueva ahora sabiendo más o menos la ubicación de donde estaban los pokemones.
-bien, debo liberar primero a los pokemones así liberar a los humanos será más sencillo –se diría a sí mismo el peliblanco-
Matías daría una pequeña sonrisa mientras la esperanza de volverse a encontrar con Yuli lo inundada.
En la entrada un grueso convoy de vehículos de apariencia militar se había detenido frente a la entrada de la cueva, los guardas de la cueva rápidamente se formarían acompañados de sus pokemones preparando una bienvenida.
La puerta de uno de los vehículos se habria, de esta salió un hombre vestido con un traje a la medida completamente negro con una camisa roja por debajo, al comenzar a caminar hacia los guardias las puertas de los demás vehículos se abrirían saliendo de estos más personas, a diferencia de los guardias de la entrada estos parecían ser soldados en pleno derecho.
Sin perder tiempo estos formarían rápidamente a los lados de su líder, su presencia intimidaba de sobre manera a los que hacían de guardias en el lugar su equipo y armas eran por mucho mejores que las que ellos poseían, sin previo aviso estos levantaron sus armas apuntando directamente hacia los guardas.
- ¡TIENEN EXACTAMENTE TRES SEGUNDOS PARA QUITAR DE MI VISTA A ESAS MOUNSTROSIDADES! –Exclamo el hombre con traje mientras miraba con desprecio a los pokemones-
Los guardas sin dudarlo los volverían a meter en sus pokebolas para conservar sus vidas.
-Bien ahora espero que no se hayan encariñado en demasía con esas cosas porque se van a tener que deshacer de ellas –Volvería a hablar el hombre de traje mientras su escolta bajaba sus armas a espera de más ordenes-
-Pero señor Dimitri si las dejamos perderemos una gran parte de nuestro poder de fuego –Hablaría ahora el que parecía ser el encargado del lugar-
-Para que quieren esas mierdas si nos tienen a nosotros –exclamaría una voz proveniente desde detrás de la escolta del ahora conocido como Dimitri-
Luego de que la voz se callara la escolta se volvería a mover, detrás de ellos se encontraba quien había hablado, un hombre cubierto completamente con una armadura balística pesada de color negro, en sus manos yacía una Minigun calibre 7.56 de gran tamaño, su casco cubría completamente que al mismo tiempo tenia pintado con una calavera rojo sangre; en su espalda llevaba una mochila que le servía para saciar el hambre de balas de su arma en la cual se podían ver dos dibujos...uno una calavera humana y el otro una pokebola, cada uno contaba con una gran cantidad de marcas que casi cubrían en su totalidad la inmensa mochila, una cuenta de cuantos habían muerto por su causa.
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La lycanroc de la que me enamore
FantasíaEsta es la historia de un chico al cual la vida no a favorecido... el día en el que este decide poner fin a su vida este conoce a una pequeña Rockruff y allí es donde nuestra historia comienza