Demostrando el poder de una reina

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Mi padre me miró sin asombrarse, algo me decía que ya sabía que iba a decirle algo parecido en poco tiempo, después de todo era normal en las niñas de la casa D'Autrich desarrollar sus poderes demasiado rápido.

Mi padre me seguía observando con los ojos entrecerrados, me preguntaba si se estaba arrepintiendo de la decisión de mantenerme cerca como su hija. Por mi parte estaba llena de miedo, había logrado que el duque me quisiera y la historia había cambiado pero nada decía que no volvería a su curso.

-¿Papi estás molesto?- mi voz salió lo más suave y adorable posible.

El duque me observó tranquilo, no parecía enfadado solo resignado, me permití relajarme.

-No estoy molesto me esperaba algo parecido desde hace bastante tiempo. En unos días tendrás a un profesor de magia privado.- dijo eso mientras acariciaba mi cabello, logrando que la tensión me abandonara.

Sonreí y abracé a mi padre, quería llorar. Apoyada contra el cuello del que hace dos años era la persona que acabaría conmigo me sentí cómoda y segura.

Mi padre acariciaba mi espalda mientras caminaba hacia la casa conmigo en sus brazos.

Luego de darle un beso y una luminosa sonrisa a mi padre cuando llegamos a la casa fui directo a mi habitación tenía mucho que analizar.

Sentada en la cama analicé mi situación actual. El duque me había permitido un maestro de magia sin entrar en cólera por lo que era obvio llegar a la conclusión de que tenía a mi padre comiendo de mi mano. ¿A qué soy un genio?

Ahora se me planteaba un nuevo problema ¿Qué causó el incendio en el libro? Estoy segura de que Evangeline leyó la razón en el diario de Viola pero mis recuerdos de ese momento están borrosos. Si bien era cierto que mi padre me quería aún existía el riesgo de que provocara el incendio que acabaría con la vida de mi madre.

Lo único que recordaba con respecto a ese evento era que ese día mi padre y hermanos habían salido a cazar grillins, un tipo de ave que sólo aparece cada ciertos períodos de tiempo y del cual dicen que sus plumas se asemejan a los diamantes, lo cual me daba una pista importante.
Para la cacería faltaba una semana, debía estar atenta.

Sonaron unos golpes en la puerta muy discretos.

-Adelante - dije sentada en la cama.

Mina atravesó la puerta con un aura delicada y suave, Mina era mi doncella, acababa de cumplir quince años. Mina era la doncella perfecta y la única amiga que tenía, cuando llegó a la mansión al momento llamó mi atención, estaba demacrada y con los ojos hundidos en la miseria, escuché que había estado en un orfanato terrible. Me costó trabajo pero logre ganarme su confianza y cariño, ahora no existía la sombra de dolor en sus ojos y su sonrisa había cautivado a su prometido, el hijo del jefe de lo oficiales, William Somers.

-¿Qué sucede Mina? - dije mientras me ponía de pie.

-Hoy es el día en que irá con la duquesa la orfanato Miller. - Mina tenía cara de resignación al ver mi gesto de asombro.

-Lo había olvidado -mi mala memoria para los eventos era conocida por todos en la mansión.

-Lo suponía por eso vine a recordárselo, la duquesa también lo sospechaba- sonreí al escuchar eso.

Mina fue hacia al armario para buscar la vestimenta adecuada para ir al orfanato, por lo general hasta que cumpliera diez años no era adecuado que saliera de mi casa, pero esto era una ocasión especial.

Mi madre era una mujer muy bondadosa que protagonizaba varios eventos de caridad, la última vez que fue al orfanato Miller notó varias cosas extrañas, por ejemplo, aunque no era evidente los niños no estaban siendo bien alimentados, había demasiada suciedad en el ambiente y lo más preocupante, cada vez habían menos niños.

¡Voy a librarme del bad ending!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora