Hoy era el día en que el maestro de magia contratado por mi padre vendría, so digo que no estoy nerviosa estaría mintiendo. Arwin había empezado a estudiar con mis hermanos, se lo veía más ocupado que yo (Bueno, yo ayudaba a mi padre con el papeleo, así que creo que ganó yo)
Mi padre se había negado a decirme nada acerca del profesor, no siquiera sabía si era hombre o mujer (¿Entre profesora gentil o profesor sexi? Hm, no estoy segura)
De todas formas, estaba sentada en la biblioteca esperado al misterioso profesor mientras leía un libro bastante aburrido. El té estaba frío y las galletas hace un tiempo se habían agotado (Tenía hambre, estoy en crecimiento)
Se abrió la puerta de la biblioteca y me puse de pie con una elegancia que tenía grabada en la piel. Primero entró mi padre, detrás de él estaba otra persona pero no lograba verlo (Papá ¿por qué eres tan grande?...¿y tan guapo? ¡Basta Viola, que es tu padre! Pareces una reprimida. Pues que quieren tengo 32 años y todavía soy virgen. Mi cerebro ya estaba algo crítico) Dejé de pensar, era lo mejor en este momento.
Mi padre se detuvo frente a mi y se hizo a un lado señalando a la persona que se escondía detrás de él.
-Viola él es Argenis Onisse, será tu nuevo profesor de magia.
Miré el hermoso y lacio cabello azul, los ojos de un hermoso dorado, el rostro perfecto que sólo puede pertenecer a un segundo protagonista masculino.
Argenis Onisse, sentí que se me helaba la sangre.
-Él es el jefe de la torre mágica- mi padre nos presentaba, parecía orgulloso por haber encontrado un maestro tan sobresaliente.
Argenis me sonrió y pude sentir mi piel erizada, este hombre...
-Mucho gusto señorita Viola, soy Argenis será un placer enseñarle.
Esa voz melosa y cálida, esos ojos amigables que ocultan una indiferencia permanente.
-Mucho gusto profesor Onisse, por el contrario es un placer para mí que alguien tan destacado como usted se haya decidido por enseñarle a una niña ignorante como yo.
Logré poner una sonrisa tensa. ¿Qué era este mal presentimiento?
-No tiene que ser tan modesta, puedes llamarme Argenis o profesor Argenis. Según he escuchado es una niña prodigio. Estoy esperando nuestra colaboración.
Mantuve la sonrisa, mis manos apretando con fuerza el vestido, mi corazón latiendo descontrolado. Este hombre... Argenis Onisse era el villano de esta novela...
El infame maestro de la torre mágica, la persona que mantenía cautivo a Arwin, el hombre detrás de la matanza, la sombra que controlaba al poderoso Arwin. Lleno de engaños y maquinaciones, la razón por la que Arwin se sacrificó creando la barrera para Evangeline. ¡Ese hombre estaba frente a mí!
La autora lo mantenía como una entidad misteriosa. Evangeline a menudo torcía sus planes pero él nunca levantó un dedo en su contra ¿Por qué? Tal vez sólo por ser la protagonista.
Si Argenis era el maestro de la torre mágica debería ser poderoso, alguna vez lo fue, pero fue sellado...más como una maldición. Para liberarla tendría que tener poder, para eso estaba Arwin. Evangeline había sido envenenada por Argenis, solo él tenía la cura y sólo el y Arwin sabían sobre eso. Arwin se entregó sin protestar. Maldito tonto.
Este hombre frente a mí es el mayor peligro para mi vida, no quiero por ninguna razón entrar en su punto de mira. Arwin no puede encontrarse con él.
Ojos rojos, los descendientes de los demonios, ojos rojos los descendientes del dios mago.
La familia D'Autrich pertenecía a la primera categoría, Arwin pertenecía a la segunda. Su ascendencia era mucho más impactante que la mía ya que Arwin era el último descendiente directo vivo que quedaba. La única persona capaz de controlar cualquier tipo de magia. Algo así como un inmortal.
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¡Voy a librarme del bad ending!
RandomAva despierta solo para encontrarse que está dentro de su novela de romance favorita. Encontrándose de repente en otra época rodea de personas desconocidas y algunas leídas Ava intentará hacer frente a su nueva situación. Sin embargo, para empeorar...