Ese niño de ojos rojos

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Mi madre y yo regresamos a la sala en donde se encontraban los niños. Todos estaban sentados muy juntos como si así pudiesen protegerse, mi corazón se estrujó al verlos.

Mi madre se acercó a ellos lentamente con los brazos abiertos y una sonrisa cálida.

-Todo ha acabado ya no tienen que tener miedo, desde ahora me encargaré de que sean felices.

Al momento todos los niños se abalanzaron llorando sobre mi madre, ese llanto desconsolado sólo hizo crecer mi ira. Sólo eran niños indefensos, esos pequeños no sabían lo que era el amor, ni un hogar cálido, ni juguetes bonitos. Aún si había renacido como la villana en esta historia la verdad es que había corrido con suerte, como Viola tuve la oportunidad de cambiar mi futuro en un ambiente lleno de lujos, pero ¿que hubiera pasado si hubiese reencarnado como una huérfana? Probablemente hubiese muerto.

Suspire y observé a Mina, mi doncella miraba la escena con lágrimas en los ojos, estaba feliz por ella. Sentí una mirada afilada en mi cuello me di la vuelta y ví esos ojos rojos esta vez no estaban llenos de enemistad, sólo había curiosidad.

Me acerqué al niño, este se intentó esconder en la esquina pero era imposible. Parecía tenerme miedo, suavice mi expresión. Cuando estuve frente a él pude notar los moratones en sus brazos. Así que esa es la razón por la que el director no quería que .e acercara. Los niños fueron maltratados, los otros no tanto pero en este era evidente.

-¿Cómo te llamas?- mi tono fue suave.

El niño pareció dudar entre responderme o no. Al final sus labios se despegaron y si voz ronca y baja llegó a mis oídos.

-No tengo nombre, el director me llamaba Theo.

Por alguna razón ese niño me recordaba a alguien, aunque aún no lograba recordar a quién exactamente.

-¿Te gusta el nombre de Theo?

Negó con la cabeza y sus largos rizos se movieron.

-¿Quieres que te de un nombre? 

Me miró asombrado y receloso. Sus manos estaban alrededor de su cuerpo como una barrera. Asintió con la cabeza respondiendo a mi pregunta.

-¿Qué te parece Arwin? ¿Te gusta?

Sentía deseos de acariciar su cabeza, de alguna forma me recoradaba a la mascota que tenía en movida anterior mi chihuahua también se llamaba Arwin, mis amigos se reían de ese nombre diciendo que no le pegaba para nada.

-Arwin -el niño pareció saborear las letras y luego sonrió -Me gusta.

Y yo le sonreí en respuesta por alguna razón no quería abandonar a ese niño, algo me decía que lo conocía. En ese momento una rápida y brillante idea cruzó mi mente.

-¿Te gustaría ser mi asistente personal?

No podía adoptarlo pero si podía hacer que viniera conmigo. Sus ojos heridos me recordaban a los de Mina cuando llegó a la mansión.

Arwin me miró atónito y sus ojos rojos parecieron iluminar su rostro. Algo se calentó en mi pecho.

-¿Qué significa?

-Significa que serás mi mano derecha, la persona más leal a mí, me jurarás lealtad y yo te brindaré protección.

Pude notar que los ojos de Arwin se humedecían.

-¿Y si te cansas de mí? ¿Me desecharás?

Era una pregunta que dejaba entrever como fue su vida hasta ahora. Me arrodillé frente a él sin miedo de arruinar mi vestido favorito. Pide mis manos en sus hombros suavemente.

¡Voy a librarme del bad ending!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora