Mi papá es un blando

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Desde que me tuvo en brazos padre no me soltó. Mis enredadas palabras no sólo me habían conseguida la atención de mi padre sino también el asombro de todo el mundo. Ahora era la pequeña "genio" escuché a Sophi hablar con mi mamá:

-Siempre ha sido una niña muy callada, demasiado tranquila, no se parecía a ningún otro bebé, tal vez se deba a que la pequeña Viola es una niña genio, es emocionante mi señora.

-Sí Sophi además parece que al duque le ha gustado. Por un momento temí lo peor.

-Parece que la damita hará muchos cambios para bien.

-Sí, eso espero.

Yo también quería lograr hacer esos cambios. Mi padre me sostenía en brazos y me miraba a los ojos, había curiosidad en los suyos. Estábamos en lo que parecía su estudio y yo era el objeto que capturaba toda su atención. Sonreí otra vez, nunca estaba de más ser adorable.

-Has conseguido llamar mi atención pareces ser una niña muy inteligente.

No borré mi sonrisa en ningún momento. Aunque me daban ganas de darle un puñetazo a este hombre. Pero me contuve, sobrevivir era primordial. Yo no era la misma Viola de la novela y por tanto todo a mi alrededor debería cambiar. La locura de mi padre ocurrió luego de la muerte de mi madre, un incidente que yo evitaría a toda costa.

-Papi ed muy dindo, caundo quesca Vioda de va a cadar con papii (Papi es muy lindo, cuando crezca Viola se va a casar con Papi) - toma esa papá, ¿podrás luchar contra ese ataque lleno de dulzura?

-Esos son los ojos de una manipuladora.

Me quedé de piedra, la sonrisa se me heló en el rostro. ¿Había visto a través de mí? Tenía que solucionar esto...

-Me gusta, te pareces a mí.

¡¡Whatttt!! No me lo puedo creer... digo, esto estaba fríamente calculado, no estaba para nada sorprendida. Ya sabía yo que a mi padre le gustaría una bebé de dos meses con ojos de manipuladora.

-¿Papi cree qe Vioda ed indedigente?

Hug, como odiaba no hablar perfectamente.

-Extrañamente sí lo creo. No sé mucho de bebés pero creo que eres especial.

-¿Endonces papi quiede a Vioda?

-No me desagradas del todo.

No era una declaración de amor, pero no podía quejarme. Me acababa de salvar del odio de mi padre. Todo lo demás parecía fácil. Sonreí y abracé a mi padre como pude, mis brazos eran muy pequeños pero me esforcé.

-Vioda ed fediz.

Quién diría que mi papá es un blando. Gracias a dios todo estaba saliendo bien.

Estaba en la cuna mirando los juguetes que colgaban de ella y Sophi me leía un cuento. ¿Por que no jugar un poco más a la niña genio?

-Sophi do quiedo leed

Mi niñera me miró alucinada y algo reticente a darme el libro que sostenía.

-¿Por qué no lo intentamos?

Se encogió de hombros y sostuvo el libro frente a mis ojo. Sonreí, el libro estaba en un idioma desconocido que extrañamente era capaz de leer como si estuviese en inglés. Lo mismo pasa a la hora de hablar, lo hacían en un idioma que de conocía por completo pero que de alguna forma comprendía. Pero ¿era extraño? Había despertado en un mundo diferente de repente, hablar un lenguaje raro no era la gran cosa.

-El caballero Julius le sondió a la princesa y se adodilló fente a ella pada pedidle matrimonio...

-Oh por dios- Sophi soltó una exclamación ahogada - La pequeña damita puede leer, es increíble.

Cerró el libro y salió apresurada de la habitación. Parecer inteligente cuando eres una adulta dentro de un bebé es increíblemente fácil.

Me pasé un tiempo pronunciando bien las palabras y había avanzado bastante. Al final me quedé dormida escuchando el cuchicheo en la casa, "la pequeña dama es un genio "

Los meses pasaron en paz. Éramos una familia feliz. Había logrado encantar a mis hermanos mayores, estudiaba con mi padre y jugaba con mi madre. Me permití relajarme, los problemas estaban lejos por ahora.

Dos años después

-Viola mira es un grillo!! - Adams estaba enseñándome todos los insectos que lograba atrapar.

-El mío es más grande - gritó Neal.

Suspire, se avecinaba una pelea. Esos gemelos discutían por cualquier cosa.

-No es cierto, el mío es mucho más grande - se defendió Adams

-Pero el mío es más lindo- contestó Neal.

-Mentira ¿el mío no es más lindo Viola?

Genial, me habían agregado a la pelea, con cinco años estos dos eran estresantes.

-Yo creo que mis hermanos son los más lindos en el mundo entero.

Los dos se sonrojaron y rieron alegres. Se podía decir que siempre estaban a mi alrededor, cuidándome o jugando a mi alrededor, todos creían que era adorable lo mucho que me querían mis hermanos. Yo no podía quejarme, en la novela Adams y Neal no sólo le dan la espalda a Viola sino que también no dudan en culparla y aceptar su muerte en la guillotina.

Tenía dos años y ya empezaba a notar cosas extrañas, nadie se había dado cuenta pero podía hacer levitar objetos, hacer aparecer cosas de la nada, sacar agua de los dedos y muchas más cosas. En cualquier momento el poder se descontrolaría, era hora de recurrir a mi padre. Sólo él me podía ayudar, necesitaba un maestro que me enseñara a controlar mi magia. Mi hermanos ya tenían profesores porque ya a habían manifestado sus poderes.

-Viola siempre va estar con nosotros - gritó Adams.

-Ella es nuestra princesa. - gritó Neal.

-Viva la princesa Viola!! - gritaron los dos

Sonreí, feliz de que mi futuro hubiera cambiado tanto.

-Viva!!- se escuchó una voz a lo lejos.

Cuando me di la vuelta ví a mi padre que caminaba hacia nosotros.

-Papá!! - grite mientras corría a sus brazos.

Al momento me cargó y dio vueltas conmigo en el aire. No pude evitar dejar escapar una risa de pura felicidad. Mi padre paró de hacerme girar y me mantuvo cargada.

-¿Cómo están pequeños monstruos? ¿Están cuidando a su hermana?

-Sí - gritaron los gemelos.

-¿Cómo está mi princesa?

Sí, nadie se creería que este hombre era el mismo de la novela.

-Estaba viendo grillos con mis hermanos. Eran lindos.

- Me alegra que se diviertan pero chicos es hora de su clase de Magia. El profesor los espera en la biblioteca.

Mis hermanos se fueron corriendo gritando una despedida. De verdad que eran idénticos a mi madre. Por mi parte cuando cumplí un año fui capaz de verme en un espejo y, soy idéntica a mi padre. No hay nada de mi madre en mí, nada. Imagínese mi sorpresa al descubrir que tenía rizos de plata, tan suaves y sedosos como los de mi padre y unos gigantes de color rojo sangre,éramos dos gotas de agua.

-Papi,¿puedo pedirte un favor?

-Claro mi amor.

Era el momento de la verdad, mi padre me miraba sonriente a los ojos.

-Quiero tener un profesor de magia.

¡Voy a librarme del bad ending!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora