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Qué, quién, cómo, dónde, cuándo y por qué.

Jungkook recordaba como, de pequeño, le había costado un mundo aprenderse esas incógnitas en inglés.

What, who, how, where, when, why.

¿Por qué tenían que empezar casi todas todas por "W"? ¿Cuándo aprendería a pronunciarlas? ¿Qué significado tenía cada una? Preguntas, preguntas y más preguntas.

Comienzos de oraciones interrogativas que se repetían en su cabeza una y otra vez, mientras intentaba entender que estaba pasando últimamente en su vida.

El qué no lo sabía.

El cómo tampoco.

El dónde... ese lo tenía. "LY" estaba siendo el lugar de sus pesadillas. Irónico, porque recordaba que antes solía ser el de sus sueños.

El cuándo era totalmente indefinido.

El por qué la mayor incógnita de todas.

Y el quién... este tenía nombre y apellido. Kim Taehyung. Quien lo citaba para cualquier cosa, en su oficina, cuando quería, porque le daba la gana, como si fuese lo más normal del mundo, y Jungkook se estaba volviendo loco.



Habían pasado dos semanas desde su último encuentro, en el que ambos habían dado a entender que tenían al otro donde querían, cuando en realidad ninguno lo hacía, o tal vez ambos.

Habían iniciado una guerra peligrosa, sobre todo para Jungkook, que era el que más tenía que perder. Lo que no significaba que fuese a rendirse, claro que no. Por muy confundido que estuviese, se había tomado aquello como algo personal.

No era para menos, era algo personal.

Y lo que más lo desorientaba, era que no lo entendía. No entendía el propósito, pero es que tampoco sabía que Kim no hacía cosas con sentido. Almenos no uno que no fuese el suyo propio.

En la mente de Taehyung era fácil. Simplemente quería estar con el chico. Sexo, tenerlo en su cama, en la mesa de su escritorio, en el sofá de su oficina, donde fuese. Se había encaprichado y era culpa de Jungkook por no demostrar interés. Eso se decía a sí mismo.

Y Taehyung conseguía lo que quería.

¿Que tan complicado podía ser? Por Dios, era quien era, guapo, exitoso, ¿por qué en vez de rechazarlo, no simplemente disfrutar de lo que no muchos habían tenido la suerte?

Pero ese era Taehyung. Un poco egocéntrico y aunque a veces le dieran sus ataques de realismo, aquellos bajones donde se deprimía y se veía a sí mismo como la persona más incomprendida, por todos y por él, su alrededor se encargaba de subirlo al cielo cada vez que lo tenía cerca. Y él se lo acababa creyendo por momentos.

Aquella conversación que había tenido con Namjoon en su despacho, donde después de conocer a Jungkook había pensado que en realidad no valía todo aquello que los demás decían, había quedado en el olvido cuando se metió entre ceja y ceja buscar la aceptación del muchacho.

No entendía como podía verlo pasar por ahí y que nadie volteara a verlo. ¿Acaso la gente estaba ciega? Porque Jungkook no tenía un pelo de invisible. Jungkook era lo más parecido al arte que Taehyung vió alguna vez.

Y si en el proceso de "conquista" podía demostrárselo, lo haría, porque ¿por qué no? Así salían ganando los dos.

Jungkook se daría cuenta de lo precioso que era -pensaba, con los pies apoyados en su escritorio y un bolígrafo en sus labios -y él tendría a lo más precioso que había visto.

Lo llamó a su oficina en ese instante.



-Honestamente, debería citarme con algún tipo de patrón, señor Kim. Pierdo mi inspiración cada vez que me corta de leer o evaluar algo.

-No sabes cuánto lo siento -Dijo el rubio con cara de falso pesar.

-Claro, ahórreselo y dígame, ¿a qué se debe el honor de su llamada esta vez? ¿Me volverá a pintar?, ¡No!, mejor, va a tallarme en plastilina. Estoy ansioso por descubrir sus otras dotes, señor Kim.

Jungkook, queriendo ser sarcástico, no pretendía que aquello sonara como sonó, y se dio cuenta de su error cuando vió al otro curvar sus labios en una sonrisa pícara y arquear sus cejas.

-Yo estaría encantado de enseñártelos, Kook. Mmm... ¿Por dónde debería empezar?

Jungkook tragó saliva, sus mejillas adoptaron un sutil color rojizo que enseguida disipó, moviendo la cabeza y centrándose.

-En serio, señor Kim, no me gustaría llevarme trabajo a casa, hoy lo tenía todo previsto para terminarlo aquí. -Mencionó Jungkook con un tono serio, dando por finalizado aquel momento de vergüenza.

-No alarguemos más esto de lo que es necesario, entonces. Ponte de pie.

Y resoplando, Jungkook lo hizo, porque ya no le encontraba el punto a preguntar el por qué.

-Ahora que lo pienso, usted me está obligando a todo esto, ¿sabe? No puede ser que no tenga ni una pizca de moralidad en esa cabeza rubia suya.

Kim carcajeó suavemente, levantándose de su silla y acercándose a Jungkook, poniéndose delante suya y tomando una gran bocanada de aire, expulsándola después, poniéndole los pelos de la nuca de punta al chico.

-Me gustas. -Soltó mirándolo a los ojos, como aquel que dice que hace sol.

Jungkook no se dejó afectar. Aquello era imposible y no era la primera vez que lo escuchaba, aunque le estuviesen temblando las piernas.

-Ajá. ¿La parte donde le creo es ahora?

-No estoy jugando, Jungkook -Dijo Kim, en un tono serio, turnando la mirada entre aquellos dos orbes oscuros -No tienes por qué tener miedo, no soy un acosador-

Una carcajada de incredulidad intentó abandonar los labios de Jungkook, sin conseguirlo del todo cuando Taehyung puso su dedo índice sobre estos.

-No lo soy. Trabajas aquí y accedes a venir porque quieres, yo nunca te he puesto una pistola en la cabeza. Podrías renunciar, podrías denunciarme por no cumplir con los requisitos jefe/empleado y por tenerte aquí en contra de tu voluntad, sin embargo, aquí estás, ¿por qué?

-Para usted es muy fácil, ¿no? -Acotó Jungkook mirándolo a los ojos sin vergüenza -He luchado muy, muy duro para cumplir mi sueño de entrar aquí, y un niño en el cuerpo de un adulto, que se cree que me asusta diciéndome mentiras, no me va a arruinar eso, por muy CEO que sea, jefe.

Una sonrisa orgullosa abandonó los labios de Taehyung. No pretendía en absoluto acabar con los sueños del muchacho, él no era una mala persona. Le gustaba ver aquella decisión en él. Sin embargo...

-¿Qué mentiras, Jungkook? Me gustas.

-Por favor, señor Kim, no me conoce de nada, podría ser un asesino en serie, podría tener algo contagioso, podría-

-Me gustas, Jungkook.

El mismo revoleo los ojos, dándose por vencido.

-¿Sabe qué? Muy bien, usted a mi, no. ¿Ahora qué?

-Ahora es cuando yo cambio eso. -Solucionó Taehyung con el mentón en alto, con un toque de infantilidad y orgullo a la vez.

-¿Ah, sí? -Jungkook se mordió el labio inferior mientras negaba con la cabeza, atrayendo la mirada de Kim a estos y consiguiendo que el contrario se relamiera los propios. -No pierda más su tiempo de lo que ya lo hace, señ-

Y de repente, un par de labios que llegaron a los suyos con ímpetu callaron sus palabras, una mano grande, se acopló a su cintura y otra a su nuca, atrayéndolo a aquel cuerpo y sus ojos, abiertos por la sorpresa, acabaron parpadeando lentamente para luego cerrarse en confusión y deleite.

Porque Jungkook nunca había sido besado.

•INVISIBLES E INVENCIBLES• -Taekook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora