•1•

34 1 0
                                    

Taehyung era el hijo de los dueños de una de las editoriales más importantes de Corea. "LY" era sin duda aquel lugar al que pocos podían acceder. Currículums brillantes habían sido descartados por otros sublimes. Y las prácticas ofrecidas no eran nada más y nada menos que para aquellos estudiantes que además de ser brillantes eran, por supuesto, sublimes.

Jungkook era sublime, más no brillante. Su CI se encontraba sin duda por encima de la media. Él era digno de cursar aquellas prácticas. Él tenía potencial. Más no el suficiente resplandor.

¿Por qué buscan luz? Se preguntaba. ¿Quién había sido el que había valorado las aptitudes según las cualidades físicas? ¿Quién había sido el que había dicho que para ser eficiente en el mundo literario había que ser despampanante? Aquellos que creían que el triunfo se debía más a la buena presencia.

"LY" no entrenaba a mediocres.

Es por eso que Jeon Jungkook no estaba capacitado.

-Se lo hemos dicho mil veces, joven. Entendemos que sus calificaciones son excelentes, pero no encaja con el perfil. Entienda, por favor, que después de las prácticas un puesto en el personal de esta empresa le será asignado. No entrenamos para que después nuestro esfuerzo sea derramado en otro lugar. Por eso seleccionamos los mejores.

-Señorita, por favor. Esto no es una empresa de modelaje, no puede pretender que simplemente por-

-Joven, ya se lo dije. Usted no ha sido admitido y no estuvo en mis manos, hay muchas editoriales en Corea, estoy segura de que encajará en una menos exigente.

-No me puedo permitir no trabajar en ésta.

-Sus razones personales no son nuestro problema.

Y lo vió. Kim Taehyung estuvo seguro de que sus ojos comenzaron a arder. Aquel brillo que aquel chico desprendía no tenía comparación. Era tan cegador...

Sus pies emprendieron solos el camino que lo separaba de él.

-Hyuna, ¿Hay algún problema?

-Señor Kim, este chico está reclamando el no haber sido aceptado para realizar las prácticas.

Jungkook solo miraba a otro lado, poniendo sus ojos en blanco cada vez que aquella secretaria daba argumentos cada vez más insensatos.

-Jeon Jungkook. -Y ahí se giró. Y ahí se quedó sin aire.

-¿Sí?

-Acompáñeme, por favor.

El hombre de cabellos rubios lo invitó a seguirlo con un gesto de cabeza. Su caminar era elegante y sofisticado. Jungkook lo captó enseguida, ese hombre se encargaba de recursos humanos o algo así y se lo llevaba para darle los motivos más educadamente. O eso pensaba.

Después de ascensores y pasillos, llegaron a una oficina.

Toda ella de mayor tamaño que el apartamento donde Jungkook descansaba y estudiaba.

-Tome asiento.

El señor Kim, desatándose un botón de su americana y aflojándose la corbata, tomó asiento también en la enorme silla que se encontraba detrás del escritorio.

-Dime, Jungkook...

Aquel hombre no intimidaba a Jungkook en lo absoluto. Era apuesto y podía robarle el aire a cualquiera, pero era otro de los que pensaba que necesitaba más físico que cabeza. Era otro superficial de mierda.

-¿Llevas tu currículum contigo?

-Sí, señor.

Los ojos del hombre no abandonaban su rostro. Y es que Kim simplemente no podía dejar de vagar por aquella cara. Tanto, que llegó el punto donde se sintió perdido por la profundidad de aquellos ojos oscuros que no lo miraban como los demás. Había algo... algo que lo aterraba y lo alentaba al mismo tiempo. Y es que Taehyung lo sabía. Jeon Jungkook no había caído rendido a sus pies.

Jungkook le extendió su currículum, el cual le había sido entregado por aquella secretaria minutos antes.

-Muy buen nivel de inglés. Francés también. Máxima calificación en la asignatura de Literatura, acceso a la universidad por una beca y perfecto dominio de las interfaces informáticas.

El hombre subió sus ojos de nuevo a su cara una vez terminó de mencionar aquello. Quitándose los lentes que siempre usaba y depositándolos encima de la mesa.

-Brillante, Jungkook.

-Gracias, señor.

Y ahí estaba esperando la negativa. En un mundo egoísta solo triunfan los egoístas. Todo para lo que luchó durante tantos años estab-

-Puedo ofrecerte un puesto. Será mejor que comiences cuanto antes, y recuerda la política de la empresa. Cuando acabes, nosotros mismos te daremos trabajo, por eso elegimos a tan pocos.

Jungkook no cabía en gozo. ¿Había escuchado bien? Había... él lo había dicho. Él le había dicho que sí. ¿Le había dicho que sí? Oh Dios.

-C-cuando usted me diga, aquí estaré. -Intentó no denotar su nerviosismo.

Conmovedor. Taehyung pensó.

-Mañana. Pasa por secretaría y recibirás tu horario.

-Perfecto. Muchísimas gracias, señor...

-Kim. Kim Taehyung.

-Señor Kim.

-No me las des a mi, es mérito tuyo, Jeon.

Se estrecharon la mano.

-¿Mío? Creo que los evaluadores no pensaron lo mismo...

-No hagas caso. Tienes luz propia, Jungkook. Si no no habría puesto el ojo en ti.

-¿Lo hizo?

-Hasta mañana, Jungkook.

-Hasta mañana, señor Kim.

Y las manos antes estrechadas se soltaron.

•INVISIBLES E INVENCIBLES• -Taekook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora