El vaso

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Según yo, una carta de suicidio debe tener la explicación de las causas que nos llevaron a tal punto, el cómo aumentaron los problemas y se presentaron los síntomas y la inevitable conclusión.. Esta es mi versión.

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Estoy de pie con los brazos extendidos.
Estoy de pie con las palmas hacia arriba
Estoy de pie sosteniendo un vaso.
Estoy de pie equilibrando una vida.

A mi me entregaron un latido, un recipiente frágil para cuidar y llenar.
Un vaso de cristal que sostengo desde entonces,
en el que gota a gota he ido vertiendo experiencias,
risas y llantos, sueños y maldiciones.

Pero las filtraciones se presentaron muy pronto.
Lo golpearon, le lanzaron piedras hasta cuartearlo
cuando era demasiado joven para entender que podía protegerlo, que de hecho debía hacerlo.
Lo mantuve a la vista pese a los impactos,
dejando que se hicieran más grandes la grietas.

Más tarde aprendí a girar mi cuerpo para esquivar los golpes
y por un tiempo fue como si estuviera completamente a salvo.
Como si el vaso fuera a durar por siempre, aún si permanecían los rayones.

Hace unos años un golpe quebró finalmente el vaso, débil pero preciso,
supo golpear en el lugar adecuado para reventar las grietas.
Y el vaso se rompió, trozos de cristal cayendo en cámara lenta,
como un espectáculo donde ves las fisuras expandirse,
pedazos de vidrio cayendo uno a uno, derramando la vida que llevaban dentro.

Pero mientras los pedazos fueran grandes existía reparación,
arriesgandome a cortarme recogía los vidrios uno a uno y los colocaba en su lugar,
las piezas se apoyaban unas en las otras manteniéndose en su sitio,
y por un momento lo veía otra vez completo, olvidaba que el vaso estaba roto.

Podía fingir que tenía arreglo, o quién sabe tal vez de verdad lo creía.
me decía que con el tiempo y la ayuda necesaria pegaría los trozos,
que algún día volvería hacer del vaso una sola pieza.
Mientras tanto me esforzaba por mantenerlo unido,
luchando con los temblores y los vientos que empujaban las piezas.
Las recogí cada maldita vez, 
las levante y me tome mi tiempo para armar mi vida.
Para mantener la estructura del vaso.

Pero de repente un montón de trozos comenzaron a salirse de lugar,
cayendo uno tras otro como cascada.
Y con cada caída aumentaron mis temblores,
y con cada temblor aumentaron las caídas.
Me faltaron manos para sostener los vidrios,
me faltó destreza para recoger los trozos,
me falto una luz que me indicará el lugar de los destrozos.

Impotente retire las manos.
Solo asi, las quite y deje de sostener el vaso.
Se estrelló con el peso de 24 años.
Las virutas se esparcieron por todo el lugar,
brillando brevemente con cada posibilidad perdida.
Reflejando en cada borde afilado un poco de la vida que pudo ser.

El vaso ya no esta roto.
Le he pasado por encima.
Lo pise y lo golpeé furiosa con un martillo.
El vaso no está roto, el vaso simplemente ya no está.
Lo he hecho desaparecer.
Ya no hay cristales solo un polvo fino que se escurre entre las arrugas de mis manos.
No puedo reparar eso, no puedes reparar eso.
Solo queda barrer los restos, soplar el polvo cristalino restante.

Estoy de pie con los brazos derrotados.
Estoy de pie con las esquirlas enterradas en mis manos.
Estoy de pie despidiendo mi vida.

Días de Lluvia [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora