Silvan
El cuarto se encontraba lleno de vasos de color neón, del baño salía un olor similar al de un cuarto barato en las afueras de Texas. En las esquinas de los sillones estaban un par de condones usados en la noche anterior. Silvan estaba recostado en la tina hecho un asco, todavía su playera de los Rolling Stones guardaba diminutas gotas de vomito. Y como cada mañana de lunes se despertaba asustado por que no despertaba alado de alguien. Silvan extrañaba la sensación de tener a alguien a su lado. No es que no fuera un chico apuesto, si no que más bien odiaba la idea de acostarse con alguien para después al despertarse por la mañana fingieran no conocerse.
-¡Vamos viejo! ¡Levántate estas hecho un puto asco!- Grito Marco, su compañero de cuarto un joven latino de unos 25 años.
-¡Vete al carajo Marc!
Marco sabía perfectamente como reanimarlo, así que de su boca salió una torpe risita. Sabía perfectamente la reacción que silvan haría. Primero se despertaría de sopetón, después maldeciría todo lo que había ocurrido anoche. Más tarde le gritaría cientos de groserías para último irse a cambiar.
-Hoy es el último día para el registro. –grito Marco.
Silvan abrió los ojos tan rápido como pudo, volvió a vomitar, sacando un líquido viscoso de color amarillento.
-¡Maldita sea! ¡Maldita sea! Salte de aquí, debo bañarme, enciende las computadoras y has tu puto trabajo.
Marco se sorprendió, este lunes su amigo tomaría el primer baño de la semana, no hizo lo mismo de siempre, vaya que deseaba más que nadie tener esa mascara, desde que el científico Orso anuncio su nueva creación, silvan pensó en que este era un regalo divino. Con la máscara él podría robar cuantas joyas y pinturas se interpusieran en su camino. La necesitaba mucho más que otras personas. Abrió ambas llaves de la regadera y espero hasta que el agua comenzara a salir tibia. Paso el jabón por cada parte de su cuerpo, borrando el sudor de aquella chica rubia de la cual ya había olvidado su nombre y también borrando de su piel aquel desagradable olor a vomito. El jabón fue desapareciendo de su cuerpo al momento de tener contacto con la deliciosa agua.
Tomo un poco de mousse y lo unto por todo su cuero cabelludo, se afeito la barba lo cual le quito más de 5 años de edad. Frente a su espejo comenzó a ponerse la sudadera deportiva que había comprado en Le Coq Sportif una de sus tiendas favoritas. Su reflejó lo hacía ver mucho más atractivo, así mismo parecía ser uno de los modelos de Calvin Klein. Marco ya se encontraba haciendo el trabajo difícil, él simplemente es uno de los mejores hackers de todo parís.
-Por favor párete ahí silvan o mejor debería llamarte señor Robinson -bromeo mientras fotografiaba el rostro de su amigo. Después comenzó a realizar varios cambios, le engrueso los labios, afilo aún más su nariz, el color de sus ojos los cambio por un tono marrón.
-Haces un buen trabajo.
El registro ya estaba completo, en medio de la pantalla se estacionaba una delgada paloma de color verde, debajo de ella y con letras más grandes decía: inscription acceptée. Una sonrisa maliciosa se formó en los labios de silvan, sentía como la sangre recorría todo su cuerpo, sentía el deseo traspasar cada uno de sus poros. Sabía que el sería el primer hombre en poseer la máscara.
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La Mascara
Teen FictionEl robo mas grande en la historia de paris. El invento mas grande de la historia llamado "La mascara" Un amor peligroso y una obsesion que lo cambiara todo.