Silvan
La música estaba más alta de lo normal, las mesas estaban llenas de botellas de alcohol y vasos azules, marco estaba sentado en el sillón mientras veía como una chica movía su esquelético cuerpo. Silvan se encontraba encerrado en su habitación, esta noche quiera irse a la cama con el recuerdo de Ruth sabía que le quedaría muy poco tiempo para pensar en ella, en un par de semanas planearía el robo más gordo de su vida. La sangre se le subía a la cabeza de solo pensarlo. Un gran rugido resonaba en su habitación, se estaba muriendo de hambre, puso sus ojos en blanco y se levantó de la cama, quizá en el refrigerador aún estaba un poco de espagueti y carne. En las escaleras se encontraban dos chicas ambas estaban hasta el gorro que ni siquiera notaron cuando silvan paso a su lado, la casa estaba llena, el olor a marihuana atravesó las fosas nasales de silvan, todos los rostros eran muy familiares, rápidamente encontró a marco, quien estaba recostado en sillón mientras una chica estaba lamiéndole su cuello. Asqueado salió de aquella escena y se dirigió a la cocina. Marco era su mejor amigo pero a veces odiaba la forma en que tomaba la vida: drogas, fiesta, dinero y mujeres. Ya estando en la cocina se apresuró a abrir el refrigerador, se llevó una gran sorpresa al ver que se encontraba una caja de pollo frito. Lo puso en el horno por dos minutos. Mientras rezaba que nadie conocido se apareciera por aquí. Pero sus suplicas no fueron escuchadas, Pierre y Nadine aparecieron en la cocina.
-¡Silvan! –grito nadine mientras saltaba a sus brazos. Sus carnosos labios inyectados de botox rozaron su cuello, lo que hizo que él se apartara.
-Hola chicos, lo siento pero hoy no estoy de ánimo –dijo mientras sacaba el pollo del horno, sus pasos fueron bastante largos que al par de unos segundos ya se encontraba poniendo el seguro a su puerta. Rebusco en la bolsa de su pantalón, puso frente sus ojos el pequeño papel en el que Ruth había anotado su número de comunicación, salto de su cama y llamo, pero nadie contesto, pensó que quizá ya estaba dormida pero lo volvió a intentar y tampoco. Resignado dejo el papel en la mesa y comenzó a comerse el pollo. Toda su habitación era enorme parecía un departamento, invirtió mucho dinero en ello, más de 10 robos en joyerías hicieron esto posible y aún más. Tenía fotos pegadas de todos los viajes que había hecho, Paraguay, Jerusalén, Tokio, Canadá...
Antes de irse a dormir volvió a llamarla pero de nuevo nadie respondió, mañana por la mañana le llamaría, no dejaba de pensar en ella, estaba ansioso por volver a verla. Sabía perfectamente a donde la llevaría, noto que observaba aquellas discotecas, su mirada mataba de ternura. ¿Habrá entrado alguna vez? Claro que si una chica como ella ha recorrido cada perímetro de parís. Sin más cerro sus ojos y espero a que el sueño lo acompañara. No tardó mucho en conseguirlo, sus sueños comenzaban a ser cada vez más repetitivos.
El gran palacio se encontraba vacío, pequeños destellos de luz se asomaban por los pasillos, marco y él ya se encontraban del otra lado del palacio, Zara y Víctor estaban escondidos en la camioneta observando sus computadoras, ambos habían logrado hackear las cámaras de seguridad. Solo estaban esperando su señal para poder entrar a la sala donde se encontraba el cuadro. Silvan se encontraba más nervioso de lo normal, sus manos temblaban como un pobre conejillo asustado, sentía la bilis correr por su garganta.
-Tranquilo silvan, hemos hecho esto un montón de veces –dice marco mientras da pequeños golpecitos en su espalda.
-Pues si... pero esto es más gordo, no es como robar un par de joyas.
Ambos continuaron caminando de puntillas, su respiración cada vez se hace más notoria, el frio hacia que los pies de silvan comenzaran a dolerle, a pesar de traer zapatos puede sentir una gran oleada de frio. Los cuadros se veían tan siniestros a mitad de la noche, los pasillos estaban tan solitarios ¿Cómo es que ningún guardia estaba? Algo raro estaba pasando, silvan lo presentía.
-¡Zara! ¡Víctor! ¿Qué demonios está pasando? –susurraba silvan al pequeño aparato en su muñeca.
Nadie respondía, lo cual hizo que silvan comenzara a preocuparse más de lo normal, sus pies no tenían un control absoluto, sus labios temblaban y el aliento comenzaba a agotarse. De pronto las sirenas comenzaron a inundar los oídos de silvan, cientos de voces comenzaron a escucharse. Las luces del palacio se encendieron, cientos de guardias entraron de todas partes. Marco intento correr pero uno de los policías apunto contra él y la disparo en la nuca. La sangre salpico a centímetros de sus zapatos.
-¡Silvan! ¿Qué carajos te pasa? – grito mientras lo sacudía suavemente.
Silvan pudo despertarse en un par de segundos, se quedó observando un momento a su amigo y se paró en seco, volvió a introducir el número de comunicación y espero a que Ruth respondiera, marco se quedó aun sentado en la cama, su mirada estaba clavada en silvan.
-Hola... ¿Quién habla? –sonó la dulce voz de Ruth.
Silvan se puso colorado al oír su voz, a pesar de no tenerla enfrente le hacía tener los nervios de punta. Trago saliva y suspiro un par de veces antes de contestar. Silvan se estaba comportando como un adolescente en la primera cita. Marco lo veía con extrañez pero al mismo tiempo estaba divirtiéndose.
-Soy silvan... ¿Te gustaría salir esta noche?
Ruth tardo un par de minutos en contestar, silvan estaba más que nervioso, temía escuchar un NO por respuesta. Esa sensación hace tiempo que no la sentía. Pero Ruth era una mujer especial, eso lo sabía.
-Me encantaría... –dijo en un tono serio.
-Bien, nos vemos esta noche. Pasare por ti... se perfectamente dónde vives. –contesto silvan acompañado de una risita.
Marco comenzó a reírse sin parar, silvan tomo una de sus camisetas y se la arrojo, a veces le parecía tan infantil la manera en que actuaba, pero después se le pasaba sabía que ambos eran muy diferentes, ser un ladrón de joyas no significa ser un maldito drogadicto adicto a las mujeres y a las fiestas. Pero este día nada le importaría su único objetivo era conquistar a esa increíble mujer, ya más tarde pensaría en lo demás.
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La Mascara
Novela JuvenilEl robo mas grande en la historia de paris. El invento mas grande de la historia llamado "La mascara" Un amor peligroso y una obsesion que lo cambiara todo.