•Intercambio de "sueños"•

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Para la buena suerte de los dos esa se trataba de la última escena que sería grabada ese día. Ninguno tuvo que tener más acercamiento con el otro temiendo que alguien notara una vibra distinta entre ellos y llegaran a la conclusión de que fue por el abrazo impulsivo.
El Director de escena los reunió unos minutos a todos para informales que el día de mañana por unos motivos y por otros su jornada comenzaría más tarde.

Uff, mejor para mí, pensaron ambos al mismo tiempo. Si por algún motivo se les hubiera ocurrido pensar en voz alta probablemente hubieran pasado por otro momento de tensión en su día. Afortunadamente ninguno estaba tan distraído.

Al llegar a su casa, Joaquín no pudo evitar concentrarse en el por qué de su actuar. No es que no fuera una persona que mostraba afecto, al contrario le gustaba demostrar su cariño con abrazos y palabras que hicieran sentir mejor a las personas que apreciaba, quería y amaba. Le gustaba hacer feliz a la gente, pero el no actuaba nunca por impulso, si le costaba tanto comenzar conversaciones, hablar frente al público y abrirse completamente a alguien era porque pensaba mucho antes de actuar. ¿Qué había pasado ésta vez? Lo peor de la situación para él es que ese abrazo le había resultado reconfortante, le había hecho sentir seguro y no sabía ni de qué. Los brazos de Emilio se habían sentido cálidos para él. Definitivamente no le molestaría que volviera a pasar pero, no quería pensar así. Es verdad, se llevaban muy bien y ya hasta habían comenzado a hablar mas que de trabajo, ya se habían hablado de sueños, anhelos y todo tipo de cosas, incluso habían tenido pláticas triviales para pasar el rato pero su relación no era afectuosa, sobre todo porque su primer contacto no fue el más normal. Ya habían hablado también de eso, ambos admitieron la "electricidad" que sintieron al tocarse y rieron bastante en ese momento por el cómo intentaban fingir que no habían sentido nada porque pensaban que el otro lo tomaría por loco, Joaquín no pudo evitar recordar ese momento pero volvió a su punto inicial porque eso no respondía a su pregunta ¿Por qué ocurrió lo que ocurrió?
Tal vez pueden pensar que no es la gran cosa, que fue solo un abrazo pero para Joaquín no era así. Por algún motivo él, que siempre que tomaba un poco de confianza con alguien comenzaba a saludarlo con abrazos y besos en la mejilla nunca se había atrevido a hacerlo con Emilio, no le cuestionen el por qué, no tenía idea. Cada que llegaba decidido a hacerlo algo en su interior lo detenía cómo si un abrazo lo hiciera entrar a un laberinto del cual no podría salir nunca. ¿Había entrado a ese laberinto?

No se le dio tiempo de seguir pensando, su madre llegó y se percató inmediatamente del estado en el que se encontraba. Era increíble lo poderosa que era su mente para trasportarlo a sus recuerdo y observarlos a detalle. Lo malo: Su madre yacía observándolo por al menos cinco minutos, ahí, sentado en la sala, inmóvil, viendo aparentemente a un punto fijo de la televisión; de la televisión que no estaba encendida.

-¿Joaquín?- dijo una vez justo al llegar y observar la escena.

-¡Hijo!- dijo la segunda y se rindió.

Espero un poco más y le toco el hombro sacando a Joaquín del trance en el que se encontraba. ¿Qué si se había extrañado de verlo así? Para nada, éstas cosas le pasaban desde que era niño. Cuando niño en su inocencia le explicó quizá lo más extraño que un hijo pequeño le puede decir a su madre:

-Conservo cada detalle de los buenos momentos porque puede que la vida no sea buena siempre y nosotros queremos recordar lo bueno aunque sucedan cosas malas- dijo el pequeño mientras jugaba tranquilamente después de ser sacado de el primer trance captado por su madre.

Joaquín no recordaba nada de eso y Eli creía que lo mejor era no decirle. Desde ese día y esa frase tan madura dicha por su hijo de tan solo 4 años se dio a la tarea de saber lo que a su hijo le ocurría.
De forma asombrosa la respuesta llegó a ella unos días después. Se encontraba en su auto en medio del tráfico ya un poco harta por la demora cuando una media hoja de papel le golpeo el rostro al entrar por su ventana, estaba a punto de arrugar el papel con furia cuando en el leyó:

Mi Destino Es Contigo (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora