Antes del antes y el ahora

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Todo se mueve entre niebla cómo si de un recuerdo se tratase.
Emilio de aparentemente 7 años jugaba tranquilamente en el patio de su casa y se disponía a entrar de vuelta a la misma cuando escucha un llanto agudo del otro lado de la cerca, sin pensarlo entro al patio de los vecinos sin previo aviso y se dirigió al costado izquierdo de la casa. Ahí, un niño pequeño de 6 años, con largas pestañas sollozaba lo más bajo posible mientras sostenía su rodilla con delicadeza y apretaba sus ojitos intentando que el dolor de una aparente raspadura oculta bajo sus manos desapareciera. El pequeño escuchó pasos generados por unos pequeños zapatos que tocaban las piedras en el patio al caminar, cuando los pasos se detuvieron el sol dejó de brillar sobre su rostro lleno de lágrimas. Estaba frente a él.

-Amigo ¿Estás bien?- dijo el pequeño Emilio quién vestía una camisa casual que le quedaba algo floja, acompañada de unas bermudas y una gorra de la cual ignoraba lo que decía- ¿Qué te pasa?

-Es-es-estaba jugando con mi-mi-mi carrito de madera cua-cuando me resbale y caí sobre mis rodillas- dijo el amigo del más grande mientras se limpiaba las lágrimas que aún caían sobre sus mejillas.

-¿Y por qué no llamaste a tu mamá?, ella te habría curado y ya no llorarías ni tampoco te dolería más- Emilio fruncía el ceño como si fuera un adulto confundido imitando a su madre cuando lo cuestionaba.

-Mi mami no está, sólo está mi padre y él siempre me grita y me dice que los hombres no lloran. No quiero hacerlo enfadar, Émile - ¿Émile? se preguntó el mayor pero dejó de lado el tema en su mente para apoyar a su amigo.

El pequeño Emilio tomo una de las manos de su aún más pequeño amigo  y la quitó de sobre su rodilla para levantarlo, el niño de las pestañas largas se incorporó y observo de manera dulce a su amigo quién le sacaba algunos centímetros de estatura.
Las manos del mayor se dirigieron lentamente a el rostro de su amigo y limpiaron sus lágrimas de manera suave haciendo sonreír al pequeño con sus atenciones.

-Mi madre dice que todos necesitamos sacar lo que sentimos, siempre me lo dice cuando yo me cubro los ojos cuando lloro- sus palabras sonaban tan maduras, su madre siempre se encargaba de hacerle saber a su hijo que no estaba mal llorar ni ser sensible.

El menor recargo su rostro sobre Emilio y comenzó a llorar pero aún en silencio, las palabras de su Amigo no cambiarían a su padre por arte de magia. A Emilio solo se le ocurrió una cosa para ayudar a su tan querido amigo...
le dio un fuerte abrazo mientras le decía "nunca estarás solo, eres mi mejor amigo y yo no me iré de tu lado"; haciendo sollozar pero ahora de felicidad al mas pequeño.

-¡Mailo!- se escuchaba desde una puerta que era golpeada al unisono de los gritos- ¡Mailo! Ya es hora

En la cama de una habitación bien amueblada, un Emilio de 15 años yacía profundamente dormido y totalmente metido en sus sueños hasta que los gritos de su madre se hicieron sonar más fuerte. El segundo día de trabajo con nuevos compañeros comenzaba.

Mi Destino Es Contigo (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora