Capítulo 9.

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Mientras pasaban los días para que porfin llegará la actividad del día del niño, mis amigos, Madison y yo nos poníamos a pensar sobre qué nos vestiremos ese día. Faltaban tan solo 3 días cuando por fin supimos de que nos vestiremos. Los trajes para Diego, Sebastián y yo eran calaveras con trajes de gala y para Madison era un vestuario de Catrina.

Nuestra idea era genial, hasta quedamos de acuerdo para pintarnos la cara de blanco.
Ya llegar el día tan esperado, me aliste tan temprano como pude, me duché muy bien y me puse el traje. Mi madre ese día nos fue a dejar a mis amigos, a Madison y a mí a la secundaria.
Ella se encontraba estrenando licencia de conducir, ya que el único que sabía manejar un auto era mi padre.

Nos bajamos del auto y prácticamente toda la secundaria se nos quedaba mirando. Éramos los "más vistos" ya que por así decirlo nuestros trajes eran únicos. Ya que por la secundaria andaban chicos con trajes de superhéroes, princesas, series infantiles entre otros pero no habían visto unos iguales a los nuestros.

Al llegar al salón 15, toda la clase estaba impresionada, pero al igual que ellos me quedé impresionado con unos trajes de una vieja película cuyo nombre no recuerdo, pero es muy bonita la película.
Al entrar al salón, los de nuestra clase no paraban de tomarse fotos, hasta que pidieron una grupal. Entonces todos tomaron posiciones para la foto, con una sonrisa saliendo de cada uno tomaron la foto.
Con una pequeña nostalgia saliendo de nuestro corazón una compañera de clase dirigió unas palabras.
— ¡Chicos!. Estemos orgullosos de donde estamos. Estamos disfrutando una fiesta que es para todos. Estos son casi los últimos momentos que tenemos juntos, dentro de poco estaremos muy atrapados estudiando para poder aprobar las pruebas de bachillerato. Esto es único, solo se vive una vez, ingresamos a la secundaria hace 12 años los cuáles pasamos bellos momentos a como pasamos muy malos, pero aquí estamos luchando por nuestros sueños.
No dejemos que nadie nos pise, no dejemos de ser nosotros mismos, no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy.
Así que muchas gracias compañeros, por ser parte de está grandiosa generación. ¡Gracias por todo! —.
Casi que todas las chicas lloraban, debido a ese mensaje tan emotivo para muchos; mire hacía donde estaba Madison y vi que un par de lágrimas salían de sus ojos. Entonces ella llega hasta donde me encontraba y me dio un gran abrazó y susurra en mi oído.
— ¡Gracias por estar para mi!. Eres mi gran amor. ¡Eres el mejor Dani! —.
Yo le respondí.
— ¡Gracias a ti. Pude dejar atrás todo lo malo, gracias por darle a mi mundo un giro de 360°. ¡Te amo Madi! —.
En ese instante llamaron por los parlantes a todos los estudiantes del último año pasar al gimnasio.

Entonces todos nos dirigimos al gimnasio, mientras lo habíamos Madison tomó mi mano. Mientras caminábamos no paraban de decirnos lo bellos que nos veíamos juntos. Inclusive hasta pensaba que tenían envidia de nosotros dos.
Al llegar al gimnasio, casi caemos al suelo.
La decoración era muy bella, todo estaba prácticamente decorado, el techo del gimnasio increíblemente lo llenaron de globos con aire aerostático. Las puertas bien decoradas y el escenario que tenía unas cortinas muy coloridas y con unas letras que decían "Generación 2019".
Muchos pasaban y se tomaban fotos, para tenerlas de recuerdo. Incluso mis amigos, Madison y yo nos tomamos una gran foto, la cuál conmemorará nuestra gran amistad. Nos habíamos conocido hace 9 meses y hasta el día de hoy seguimos siendo muy buenos amigos. Incluso después de las pequeñas peleas; Como la que tuvo Diego con Sebastián, sólo porque Diego había dejado una bolsa de papas fritas en una mesita y Sebastián se las comió. Ellos duraron una semana completa, no se hablaron para nada. No se veían a la cara. Fue una pelea un poco inmadura y tonta. ¿Quién se pelea solo por unas papas?. Solo mis dos amigos tan locos como una cabra.

En fín, nosotros prometidos ser amigos hasta el fin de nuestras vidas, ese era nuestro pactó de amistad y quién la rompa nunca será perdonado. A menos que tenga una buena excusa.
En fin el gimnasio estaba muy bien decorado, mis amigos y yo nos tomamos un par de fotos en la gradería del escenario.
Después de varios minutos el director dio la orden de que los demás estudiantes pudieran pasar al gimnasio para que comenzará la actividad. No tardaron mucho como para que el gimnasio estuviera apunto de reventar.
Muchos chicos no paraban de vernos, hasta pedían tomarse fotos con nosotros. Era algo especial para mi, ya que casi nadie quiere tomarse una foto con migo.
En instantes pusieron música para darle más emoción al gimnasio, llenó de estudiantes que estaban muy ansiosos de ver nuestros trajes. Ya que era una tradición de la secundaria hacer una pasarela de trajes, para que todos pudieran verlos y poder decidir cuál sería el mejor traje.
Muchos quedaban asombrados con los demás trajes, era normal ya que todos esos trajes representaban la infancia de cada uno.

Soñando bajo la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora