Nadie la iba a separar de mi lado. Nunca. Federico me dijo mientras yo acariciaba a Darice:
-Llevarla a casa será lo mejor, pero no le permitas salir, asegúrate de que la casa tenga una buena temperatura y que ella esté bien arropada.
Asentí con la cabeza y le agradecí todo. Después, con mucho cuidado, cogí a mi princesa en brazos y caminé rápido. Ella estaba medio consciente, ya que balbuceaba cosas que yo apenas entendía. Entré en casa y dejé a Darice en el sofá mientras rápidamente subía a por unas mantas y ropa para ella. Bajé otra vez y me la encontré abrazada a sí misma y tiritando. Me acerqué a ella y le dí la ropa, dispuesta a ayudarla a ponérsela, pero me dijo:
-Vete, ya me cambio yo.
Asentí y fuí a la cocina. Me preparé un café para tranquilizarme. Había sido una suerte encontrarla sin una hipotermia. Volví al salón con mi taza de café y Darice ya estaba cambiada. Me senté a su lado y ella se alejó más. La tapé con las mantas, cogí el mando blanco de la televisión y la encendí. Puse alguna película que no me interesaba y miré a mi princesa otra vez. Veía el reflejo de la televisión en sus ojos azules y sus mejillas estaban blancas y frías. Pasé mis brazos por su espalda y la atraje hacia mí. Ella pareció dejarse pero luego volvió a su sitio maldiciendo:
-No me toques nunca más.
-¿Por qué? - le pregunté sin comprender.
-Porque me has alejado de mi vida, porque no quiero estar aquí y porque no soy tu novia.
Suspiré y bajé la cabeza.
-Te dije que te llevaba observando desde hace mucho tiempo y aquí no te vamos a tratar mal. Aquí vas a formar una vida nueva conmigo.
-¿Y si no quiero? - preguntó rodando los ojos. Esas palabras me dolían.
-Darice, solo te tienes que acostumbrar a esto. Yo soy tu mate y te quiero mucho y espero que tú acabes queriendome igual.
-Creo que ese momento no llegará- dijo. Esa frase tan sencilla y directa me dolió. Cerré los ojos cuando sentí que mi lobo interior se retorcía. Eso pasaba cuando tu mate te criticaba o te decía que no te quería: el lobo interior se retuerce de dolor y sientes una opresión en el pecho bastante fuerte. Duele. Y mucho.
-Darice, eso me ha dolido. Cuando nuestra mate nos dice algo malo, nuestro lobo interior sufre.- le expliqué con la cabeza gacha.
-Tú has sido el que me ha secuestrado, tú serás el que sufra- me dijo borde. Admiraba esa seguridad, pero me dolía mucho. Tanto que mi lobo me rogaba que aquello parase.
-Por favor, no sigas- le dije con un hilo de voz retorciéndome en mi sitio. Darice pareció relajar sus hombros, me miró dubitativa pero después siguió mirando a la tv. No habló más durante toda la mañana.-¿Qué vas a querer comer?- le pregunté. Ella estaba tumbada en el sillón, viendo una película de acción.
-Nada- respondió ella encogiendose de hombros.
-Tienes que comer algo- insistí.
-¿Ahora eres mi padre o qué?- me preguntó refunfuñando. Salí del salón y entré en la cocina. Preparé unos filetes de pollo y después los puse en un plato. No le iba a hacer caso a Darice, le llevaría la comida. Esperaba que eso le gustase, porque si no, tendría que preparale otra cosa. Salí de la cocina con el plato en mis manos, me senté en el sofá y dejé el plato en la mesa. Darice lo observó con anhelo durante algunos segundos pero después lo ignoró y siguió mirando a la televisión.
-Vamos Darice, come- le pedí. Ella negó con la cabeza y yo chasqueé la lengua. Amaba a esa chica pero me estaba poniendo de los nervios. Sólo porque ella no valoraba lo que estaba haciendo.- Por favor Darice...
-No, y esa es mi última palabra- sentenció. Yo rodé los ojos y cogí un tenedor.
-Vamos Darice, sabes que me preocupo por ti- le supliqué.
-Pues no quiero que lo hagas- dijo sin mirarme todavía. Un dolor punzante en el estómago hizo que compusiera una mueca. Permanecí en silencio. Ella pareció darse cuenta de mi dolor así que sonrió maliciosamente - Es más, no siento nada hacia ti.
Mi lobo aullaba dentro de mi. Gemí de dolor mientras que ponía las manos en mi pecho. Dolía como mil demonios.- Tu aspecto no me gusta para nada, el guardaespaldas es muchísimo más atractivo.
Dolor, dolor, dolor, dolor. Duele mucho. Yo contenía el aliento cuando pronunciaba todo eso. Me estaba maltratando como su mascota. Las punzadas de dolor y los escalofríos recorrían todo mi cuerpo. Seguí gimiendo y por un segundo vi a Darice sonriendo. Eso causaba aun más dolor. Me retorcí y me abracé a mi mismo. Nunca antes había experimentado una sensación así. Yo era el Alpha, el lobo más fuerte de la manada. Pero si la mate de un lobo se revoluciona contra él, ese lobo sufre mucho. Y eso me pasaba en esos momentos. Me dolía tanto que me daban ganas de acabar con eso como sea.
-¡Para joder!- grité con la voz áspera. Ella se encogió en su sitio y yo me levanté del sofá muy enfadado. Apreté mi mandíbula y le dí un golpe al sillón- ¡Te dije que pararas, que me dolía mucho!
Ella se encogió más y el terror se veía en su cara. No quería asustarla más, así que salí de la sala y me dirigí a la habitación. Estaba cabreado, me había dicho todo eso y a propósito. Ella no sabía qué se sentía. Sentías dolor puro, mucho dolor.Narra Darice
Tenía miedo. Y también estaba algo arrepentida. Me descontrolé, Gael se enfadó conmigo, y ahora ha subido a la planta de arriba. Lo que hice estuvo mal. Es cierto que cuando yo le empecé a decir esas cosas él hacía muecas de dolor y se retorcía, yo en esos momentos no sentía nada. Me dieron ganas de subir a arriba a pedirle disculpas pero no lo hice. Me levanté del sofá con la manta en mis hombros, aunque ya no tenía tanto frío como antes. Me dirigí a la cocina blanca y dorada, llena de cachivaches que nunca había usado en mi vida, aunque si quería hacer lo que me proponía, tenía que esforzarme. Abrí el frigorífico y busqué algo para hacerle de comer a Gael. Quería que no estuviera enfadado conmigo, había sido muy bueno, pero yo no. Simplemente no podía sacar de la cabeza a mis amigos y familiares, tampoco podía querer así como así a Gael, porque además, me prometí no volver a amar a nadie más. Porque si, una vez amé, pero me traicionó. Desde ahí evito el amor, evito los sentimientos y evito todo. Tampoco podía no sentirme asustada con todo ese mundo de hombres lobo. Era todo muy irreal, porque el simple hecho de estar al lado de un hombre lobo y que ese hombre lobo me quisiera abrazar, era espeluznante. Volviendo a el tema de cocinar, me decanté por hacer una tortilla de patatas (que era una de las pocas cosas que sabía cocinar), así que me arremangué un poco, busqué los materiales que necesitaba y empecé a hacer la tortilla.
Me quedó muy mal. Pero sabía bien, eso era lo más importante ¿no? Después hice lo más sencillo que se me ocurrió para el postre: fresas con nata. Con cuidado de no hacer mucho ruido y de no caer los platos, puse todo en una bandeja, con cubiertos, servilletas...Me apoyé en la encimera y pensé. ¿Cómo podía hacer que Gael saliera de la habitación? No quería mirarlo, sabía que si descubría delante de mí que le había hecho la comida, yo iba a pasar un momento vergonzoso. Si pudiera escabullirme mientras él comía... bueno, le pediría que bajase para cambiarme, una idea un poco tonta pero podría valer. Puse un Post-It en el que ponía "lo siento" en la bandeja, la llevé al salón y después subí con pasos inseguros a la habitación. Mi corazón latía desenfrenado. ¿Y si me volvía a gritar? ¿Y si no quería ni verme? Bueno, me tenía que arriesgar. Con toques tímidos llamé a la puerta. Él la abrió y vi su pelo bastante alborotado, su camisa desabrochada y el enfado se veía en su rostro todavía. Bajé la cabeza.
-¿Puedes salir de la habitación un momento para cambiarme?- le pregunté con la voz bastante baja. Pero...¿Y si se quedaba detrás de la puerta y no bajaba a abajo? Mi plan no tendría sentido, así que inventé cualquier excusa.- ¿Puedes ir a abajo? Es que la televisión se ha quedado pillada...
Él solo asintió con la cabeza y me rodeó sin mirarme para después bajar por las escaleras. Lo seguí con la mirada y después me enterré en la habitación.
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¿La mate del Alpha es humana?
FantasíaDarice, una chica normal, que tiene una vida normal. Pero un día se despierta y un hombre aparece en su vida. Descubre el mundo mágico y tambien descubre que pertenece a él. Y eso le traerá muchos quebraderos de cabeza.