Capítulo 2

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Desperté y vi un mentón con las facciones marcadas y parte de unos ojos marrones que observaban al frente. Gael. Mierda, mierda y más mierda. Tenía una mínima esperanza de que eso fuera solo una pesadilla. Pero no. ¿Cómo había llegado yo a eso? Resumen: Gael me secuestró en un avión y me demostró que era un licántropo, después me dijo que yo era su mate y que me llevaba a su manada.
Yo antes tenía una vida normal, con mis padres, mis amigos... Y ahora estaba en brazos de un hombre que caminaba normal, como si yo fuera una pluma. ¿Cómo puede tener tanta fuerza? Ah, se me olvidaba, es un hombre lobo - ironizó mi mente. Y el muy cabrón se creía con el derecho de llevarme en brazos. Gruñí y él me miró. Puse la cara llena de irritación y le golpeé el brazo. Unas arruguitas de confusión se formaron en su frente y me intenté separar de él.
-Sueltame ahora- le ordené con una mirada llena de desprecio. Él me bajó al suelo y yo observé todo a mi alrededor. Estábamos en una calle con casas bastante normales alrededor. También había gente normal, como Gael en apariencia humana. Y lo peor es que me miraban a mí y me señalaban. Ahora soy el centro de atención. Genial- volvió a ironizar mi mente. Gael me pegó a él, yo descaradamente me solté de su agarre y miré al frente. Había un tipo alto y musculoso (más que Gael) que nos escoltaba. Gael me miraba con culpabilidad y derrota en sus ojos. Y esa mirada me hacía querer consolarlo. Pero mi orgullo era más grande y no iba a consolar al hombre que me secuestró y que me llevaba a su manada. Seguí al guardaespaldas hacia una mansión blanca gigante, sintiendo como Gael no dejaba de observarme. Yo estaba muy asustada, pero no mostraba eso, sino indignación y enfado. Y todavía no sabía con total claridad lo que el Alpha quería de mí. Yo era su mate, solo pensar en eso y el estómago se me revolvía. Lo peor y lo más decepcionante es que no me asombraba de ese mundo. Toda persona decente hubiera sufrido un paro cardíaco si Gael les enseñara su garra. Pero yo no, yo siempre era la rara. Mi vida había dado un tremendo vuelco. No sabía que me pasaría dentro de un día, no sabía nada. Y eso me desesperaba.
-Alpha, llegamos- dijo el guardaespaldas con la voz grave y mirada segura. Gael asintió levemente con la cabeza y me miró:
-Esta es nuestra casa- dijo con tono amable. "Casa" se le quedaba corto, eso era una mansión.

Fingí no estar asombrada y asentí con la cabeza, sin mirarlo

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Fingí no estar asombrada y asentí con la cabeza, sin mirarlo. El guardaespaldas se montó en un coche negro y lo perdí de vista. Gael me miraba ansioso.
-Di algo por favor, Darice- me rogó. Casqueé la lengua con fastidio y rodé los ojos.
-¿Aquí voy a vivir?- le pregunté desinteresada, aunque en realidad, me moría por saberlo.
-Sí, aquí vive toda mi familia- dijo él. Oh no. ¿Toda su familia? Ahora no sólo tenía que lidiar con Gael, sino con toda su familia. ¡Esto es genial! - ironicé. Lo que me faltaba.
-¿Estás diciendo que además de ser tu mate a la fuerza, voy a tener que llevarme bien con tu familia?- le pregunté atónita. Me parecía muy mal de su parte. Quería darme un tiro en la cabeza. Estaba metida en los líos que conllevaba ser la mate de Gael y encima iba a tener que aguantar dramas familiares. Eso sin contar la manada. Era un total desconcierto.
-Sí- dijo él cabizbajo. Ese no era el Gael que le hablaba a el guardaespaldas, ese era el Gael que se arrepentía de haberme secuestrado. En ese momento podía hacer lo que quisiera con él.- Pero ahora mismo no están en casa, por lo tanto puedes acostumbrarte a esto poco a poco, sin que mi familia te agobie. Ellos estarán 2 días fuera.
Algo es algo, eso era mejor. Pero si Gael pensaba que yo me iba a acostumbrar a esto y que yo sería su mate con total gusto, estaba equivocado. ¡Claro que no! ¿Cómo podía pensar que a mí me gustaría estar allí? Es imposible.
-Vale.- respondí seca. Él intentó coger mi mano pero yo la aparté para ponerme algunos mechones de mi cabello detrás de la oreja. Él soltó una risilla que me irritó. Avanzó hacia la casa y unos señores le abrieron la puerta. Yo lo seguí con timidez pero con decisión, no iban a verme débil. El interior de la casa era impresionante. Todos los marcos y todos los detalles eran de colores blancos, rojos o burdeos. Todos los muebles se veían delicados y en su sitio correcto. Aunque cuando giré la cabeza y vi las escaleras de caracol color blanco casi me desmayo. ¡Era precioso! Y parecía un castillo. Aunque no mostré ese asombro, no quería que Gael se hiciera ilusiones de nada. Me hizo un gesto con la mano para que lo siguiera por las escaleras. Subimos y el interior de esa planta era también muy bonita, aunque parecía más moderna la decoración. Entró en una habitación con la puerta blanca decorada con detalles dorados y casi me caigo de lo alucinante que era todo eso. Esta era la habitación:

Tenía vistas al mar y había un vestidor gigante

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Tenía vistas al mar y había un vestidor gigante. Gael dijo:
-Esta es nuestra habitación.
¿Nuestra?
-¿Nuestra?- pregunté atónita. ¡Pensaba que me dejaría dormir en una habitación sola!- ¿Voy a dormir contigo?
Él sonrió y asintió con la cabeza. Eso tenía que ser una broma, ¿Cómo iba a dormir con un desconocido? ¡Porque él era un desconocido!
-¿¡Cómo voy a dormir contigo!?- dije mirando a abajo y hablando para mí misma.- ¡Eres un desconocido para mí! ¿Y si me haces algo? Todavía no se que quieres de mí realmente.
Suspiré frustrada y fruncí el ceño. Me llevé las manos a la cabeza pero Gael las apartó. Cuando tocó mis manos un escalofrío recorrió mi cuerpo y lo miré dudosa. Ese roce me recordaba a él. A el otro. No quería pensar en eso, ni pagarlo con Gael, porque así me cerraría a todo y mostraría mi lado débil. Cosa que no permitiría. Nunca.
-Darice, lo que quiero de ti es tu amor. Te llevo observando desde que eras pequeña, ansiando que estuvieras conmigo. Me mataría si desaparecieras de mi vida, así que es imposible que te haga algo- dijo mirándome fijamente. Yo bajé la cabeza. Esas palabras me sorprendieron y me gustaron mucho. Era tan dulce, ¡él quería mi amor! Eso era genial.
¡No! ¡Darice, ¿Qué piensas? No puedes hacer eso! ¡No puedes querer a un desconocido y además, hiciste un juramento contigo misma! ¡No vas a caer otra vez en los errores del pasado, así que déjate de ñonerías y deja a Gael en su lugar!
-Sí, Romeo, vale- dije mirando hacia otro lado y chasqueando la lengua. Él dejó caer sus hombros en señal de derrota y yo me molesté conmigo misma por hacerle eso. Él parecía bastante sincero, y yo lo recibía mal. Pero no podía hacer otra cosa. No podía caer en el mismo error que tuve con Iván. No, no podía caer en el mismo error.

¿La mate del Alpha es humana? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora