CAOS ANTES DEL CAOS
Por desgracia, en mi apuro no me di cuenta que por error con mi hombro había derramado la bebida a un veterano.
Traté de no hacerme notar caminando aún más rápido, pero el volteó a mirarme con un gesto temible, y aunque era gordo y viejo se movió tan rápido que casi ni lo vi.
Apareció justo frente a mí, en menos de un segundo y sin poder evitarlo choque contra él.
Le pedí una disculpa cordialmente e intente abrir paso. Y seguir caminando. Pero el sin dar un solo paso se opuso.
-¿Vas a algún lado muchacho? Preguntó el veterano.
Todos los veteranos del lugar se detuvieron a observarnos. Sabía que él quería una pelea, esta vez no estaba asustado. Desde muy joven tuve que enfrentar brabucones, y me había tocado huir toda la vida, mis opciones de ganar eran siempre bajas, pero no me iba sin dar pelea. Por lo menos un golpe de mi parte debía llevarse, luego busco la manera de salir corriendo o formar un alboroto para poder escaparme.
Hacía mucho tiempo que no cumplía el papel de vándalo, por lo visto esos tiempos iban a volver.
- ¿Quién eres muchacho? -Preguntó con gruesa y atorrante.
- Solamente déjeme pasar. - Respondí.
El veterano comenzó a carcajearse y gritó: - Amigos les presento a "dejemepasar" y su apodo es "solamente". Todos comenzaron a reírse..
Procuré aprovechar el momento, y con un giro rápido me coloque detrás de él e intente correr. Cuando di el primer paso me encontré suspendido en el aire, el veterano me había levantado y me sostenía por la chaqueta con solo una mano.
- Si no tienes nombre, entonces nadie te va a recordar. Dijo. Alzando su puño cargando un cañón laser.
Traté de soltarme, forceje un par de veces pero era demasiado fuerte y me sostenía de frente a él sujetándome por la espalda. Su rostro era espantoso y al parecer no se había duchado en mucho tiempo. Cuando vi el cañón cargado me moví lo más que pude y entonces pensé y rápidamente saqué de mi bolsillo el Cicrew.
- Te voy a matar pedazo de gordo. Le dije molesto.
En realidad no sabía qué hacer, la idea era asustarlo para después huir, pero el no dudo ni un segundo. Estaba decidido a hacerme puré con su enorme arma, así que me armé de valor y con todas mis fuerzas le lancé el Cicrew en el pecho.
- ¡Vas a morir!. Grité, mientras el aparato daba vueltas en el aire.
Esperaba que se abriera y del asombro me soltara, o que tal vez el mapa aparecería. Quería que pasara algo que pudiera salvarme.
Pero al contrario, el Cicrew rebotó en su pecho como un pedazo de papel en una pared de concreto. No pasó absolutamente nada, ni siquiera se abrió un poco. Todos volvieron a reírse.
- ¿Esa es tu arma secreta niñito? ¿Un pedazo de metal? Preguntó en tono sarcástico el veterano y siguió burlándose.
- ¡Insolente!. - Grito mirándome fijamente. Su arma se cargó más rápido estaba a punto de dispararme, me moví como pude y cubrí mi rostro.
De repente una voz familiar apareció.
- ¡Suéltalo Greko¡
El veterano volteó rígidamente y pregunto:
-¿Porque? ¿Es otro de tus amiguitos? este niñito va a pagar todo lo que me hizo.
- ¿Y qué es lo que te ha hecho? - preguntó el hombre misterioso.
- Bueno. . . este, e, este...me derramó la bebida. Balbuceó.
- Yo la pago. ¡Una ronda gratis para todos! Dijo el hombre.
La gente comenzó a gritar y a celebrar como si nunca hubieran bebido nada, mientras el veterano gordo me dejaba caer al piso. A penas me soltó recogí el Cicrew y lo guarde, él se agachó cerca de mí;
-Te salvaste por esta vez niñito; me dijo soltando una fuerte carcajada y caminando de nuevo a las tiendas.
- ¡Que buen arma secreta! - Escuché decir.
Levanté la mirada. Era Borguess. Una sonrisa salió de mi rostro. Borguess era un viejo amigo de mi padre y de la familia, era un general retirado, no estaba nada viejo, se había mantenido joven por ser un androide experto en armas. Era mitad robot y mitad humano. Me levantó y me abrazó muy fuerte, tanto, que pensé que explotaría.
- ¿Cómo estas muchacho? - Vaya que has crecido, y como siempre, causando problemas. Me dijo.
No sabía que decir, solamente me reí
- Gracias Borguess. Dije al fin.
- Para eso estamos chico. Pero ¿qué estás haciendo aquí? Preguntó.
-Necesitaba de tu ayuda. Pero este no es el mejor lugar para conversar.
Notando mi preocupación, comenzamos a caminar y me llevo hasta su guarida o refugio parecía más una ratonera, pero luego de pasar unas cortinas viejas y rotas, aparecieron unas puertas inmensas de metal que se abrían lentamente.
-Aquí es donde guardo mis juguetes, chico. En estos días no se puede dejar nada a la vista, es necesario reservarse lo mejor para ocaciones como estas.
Las puertas se abrieron y no lo podía creer, parecía que hubieran asaltado el Epicentro, mi cara de asombro no era normal, pero Borguess estaba preocupado por lo que le había pasado. Me pidió que le dijera todo que fuera lo que fuera contaría con su apoyo.
Así que le conté lo que estaba pasando, pensé que tal vez no me iba a creer, pero me sorprendió su reacción. Solo comenzó a reírse de la nada y me dijo;
- Quien diría que ibas hacer tu, jovencito. Tan flaco y debilucho. Volvió a carcajearse. –Es broma chico, es broma.
Luego de unos segundos se levanto y me dijo.
-Por los años que llevo encima no te voy a poder acompañar
Es necesario que reclutes a los jóvenes más poderosos de la galaxia, toma todas las armas que quieras y un rastreador. Cuando necesites ayuda aprieta este botón, y en 2 segundos habrá una flota de veteranos armados detrás de ti.
En ese momento respiré profundo y por primera vez en mucho tiempo me tranquilice un poco.
Hablamos un par de minutos, luego Borguess toco su hombro apretando un par de botones, y justo a mis espaldas aparecieron dos máquinas gigantescas con forma de simios gigantes, eran sus robots de confianza, sus guardaespaldas.
-Cómo te dije chico aquí no se sabe en quien confiar. Sonrio.
- Toma todas las armas que quieras ellos se encargarán de llevarlas a la nave y claro de que nada te pase, bueno por lo menos de aquí a tu nave. Dijo soltando una carcajada.
Traté de no pensar mucho en lo que me decía, solamente quería ir a la galaxia desconocida lo más rápido posible, tome un par de armaduras, bombas, algunos láseres, municiones, parecía que hubiera ido a un parque de diversiones y hubiera ganado todos los premios.
Me despedí de Borguess, y justo antes de salir, me dijo con voz suave
-Niño, sé que lo vas hacer bien. Así que tranquilo solo confía.
Una calma invadió mi mente, me sentía más seguro y confiado.
Comenzamos a caminar hacia donde se encontraba la nave.
Logramos meter todas las armas como pudimos, los guardaespaldas hicieron unos sonidos extraños como hablando entre ellos, yo, como no entendía, me subí en la nave, les di las gracias.
Y rápidamente encendí los motores, levante las turbinas, la nave a pesar del peso parecía elevarse igual que antes, volví a ingresar las coordenadas, redirigí el rumbo coloque el piloto automático y me acosté, necesitaba descansar.
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el regreso de los heroes
Science Fiction¡Por favor! ¡Por favor! No lo hagan; es mi hijo, no pueden quitármelo. Gritaba la pobre mujer mientras la golpeaban y tiraban al piso. Es mi hijo; gritaba desenfrenadamente desgarrando su garganta. El extraño ser miraba fijamente al niño con los rar...