Capítulo 4

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Podía sentir como los humanos le pedían cosas a mi o a mí padre.
Mi deber siempre fue llevarle los mensajes a mi padre para que pudiera escuchar a sus humanos, aunque a mi no me gustara para nada ese trabajo.

No era tan fiel a mi padre como lo era Luzbel, yo seguía a Dios, lo amo más que a nada, es mi padre, daría mi vida solamente para que él viviera, pero sus humanos; sus humanos no me interesaban para nada, veían tanta maldad y no hacían nada.

Al principio de los tiempos cuando mi padre decidió crear a seres guerreros para proteger al Edén y a nuestro padre, esos seres fuimos nosotros.
Los ángeles teníamos como deber proteger y luchar contra los demonios del infierno para que no se adueñasen del Edén o de mi padre. Luego decidió mandar a su ángel más fuerte para volverse su rey; yo sabía muy bien que Luzbel se moría de miedo, él no quería estar en el mundo de las tinieblas haciendo que demonios siguieran sus órdenes, pero su fidelidad y amor condicional ante mí padre lo llevaron a ese lugar sin saber que él sufriría cada pecado que cometían los humanos, su alma se iría desvaneciendo haciendo que el dolor llegara.
Su hijo favorito fue condenado al infierno por toda la eternidad.

Los ángeles no sienten cierto aprecio hacia los humanos, ellos iniciaron la maldad y culparon a Luzbel, mi padre mandó a su hijo humano para que sus pecados fueran sanados y a pesar de eso, la maldad fue peor; ellos jamás entenderán, pero lo que me preocupa es que el que más sufriría esto es Luzbel, el arcángel más fiel a su padre, el quinto en una linea de ángeles fuertes, el ángel de luz, el que daba esperanza, ahora convertido en el rey del infierno.
El señor de las tinieblas, el dueño del mal; aunque esto no da mérito de que sea malo, ya que todos en el Edén sabíamos de que él era realmente bueno.

Mis Alás pasaban por todos los edificios de cada ciudad que pasaba para así recibir lo que los humanos le pedían a mi padre, al terminar el día le llevaba todos los mensajes para que él decidiera que hacer. Sentí como mis alas empezaron a debilitarse, cosa que nunca había pasado, hasta que pude ver una luz haciendo que un ángel bajara a la tierra.

– Gabriel – no entendía que hace él aquí, se supone que este es mi trabajo – Mi padre te manda a llamar.

– Eso nunca había pasado, siempre soy yo el que le manda los mensajes a mi padre, ¿Qué es lo que quieres Miguel? – él me observó serio y luego miró hacia el suelo.

– Sé trata de Luzbel, papá está cansado de que deambule por la tierra como si fuera un humano, cuando su deber es estar en el infierno, protegiendo a los demonios – extendí mis alas.

– Ese nunca fue su deber, el deber de Luzbel era pelear contra esos demonios, no solo cuidarlos– Miguel me sonrió.

– ¿Todavía crees que él siga siendo el favorito? – claro que si, Luzbel siempre ha sido el favorito – Existe alguien llamado Jesucristo y sabes muy bien que mi padre ama a los humanos, ahora piensa Gabriel, ¿Quién es el favorito ahora?

Me dirigí al Edén. El trono de mi padre siempre estaba depurado, al igual que el de Jesús; los miré a ambos y luego me arrodillé ante ellos.
Mi padre se acercó para tocar mi cabeza y así sacar toda la información para saber de sus humanos.

– Hijo – su voz era preocupante, me levante para poder verlo a sus hermosos ojos – Luzbel no puede seguir en la tierra como si fuera un humano, él tiene que volver, así la maldad no llegará donde mis hijos.

– Padre, aún si Luzbel no vuelve al mundo de las tinieblas, los humanos están llenos de maldad, protervia, malicia y perversidad – Jesús se acercó a mí.

– Los tiempos han cambiado Gabriel, los humanos no son tan malos como eran antes que yo llegara a la tierra – Jesús me tomó de la mano – Hermano, debemos hacer que Luzbel vuelva.

– Jesús, Luzbel tiene derecho de saber lo que piensan de él – me separé de ambos – Cuando vino llorando por respuestas ninguno de los dos quiso decirle nada, él tiene todo el derecho y si lo obligan a volver a la tierra se enojará.

– No pienso obligarlo – miraba a mi padre sin entender – Si Luzbel no regresa a su mundo a hacer el deber que le pertenece no volverá al Edén.

– Pero padre, este es su hogar; bien sabes que estar en el infierno reteniendo demonios nunca fue el deber de mi hermano – mi padre me miró enojado.

– ¡Luzbel volverá; o no volverá a entrar al Edén! – me alejé temblando, a nadie le gusta ver a mi padre enojado.

– ¡Tus humanos se burlan de ti! ¡Siempre los defiendes cuando no sabes lo que tu hijo está sufriendo! – tenía mucho enojo.

– ¡Jesús también sufrió y no sabes cuanto me dolió! – resbaló lágrimas.

– ¿Por qué no lloras así por Luzbel? – le susurré haciendo que él me mirara con confusión – Tú hijo sufre por cada pecado que cometen los humanos, ya no tiene alma y tiene que alimentarse con las almas malas para poder vivir, sufre cada día; su verdadero cuerpo está quemado por estar en ese mundo y no eres capaz de botar una sola lagrima por él, no te entiendo padre.

– Gabriel – Jesús trató de acercarse pero retrocedí – Es su trabajo.

– Porque lo obligaron, en cambio a ti – lo señalé – Tú pudiste decidir si querías morir de esa manera o que desaparecieran los humanos, pero decidiste morir por ellos; ahora dime algo, ya que eres el segundo al mando y papá no hace nada sin consultarte ¿Quién moriría por Luzbel para que salga de ese infierno? ¡¿Dime quién?! – sé quedo callado – Nadie moriría por él para sacarlo de ahí, él nunca cometió ningún pecado como todos los humanos creen, así que no estoy de acuerdo con que lo obliguen a ir al infierno.

– Lo harás Gabriel, en estos momentos necesita un alma y una chica está a punto de morir – mi padre me hablaba serio – No dejaras que él pueda alimentarse de su alma, la traeras al paraíso.

– No papá, ella es demasiado vil, no puedo traerla aquí y dejar que Luzbel sufra – me miró demasiado enojado.

– Lo harás Gabriel, no me vas a desobedecer. Es para darle una lección a tu hermano, el debe volver – me arrodillé.

– Estoy a tus ordenes padre – salí del Edén y las lágrimas no tardaron en llegar, no quería hacerle esto a mi hermano.

«Editado»

LuzbelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora