Dentro de este lugar tan frío, tan escalofriante aquella chica tan pálida como el papel me daba calor, ese calor que no te entregan las estufas ni tampoco el fuego, ella me motivo a escribir cada día para desahogarme e intentar salir de aquí liberar mi dolor en tinta color azul y no en mi liquida sangre de tono rojizo inolvidable para mí.
Ya son 4 días aquí he tenido múltiples sesiones con distintos psicólogos, psiquiatras y una que otra terapeuta ocupacional, cada día para ellos es un lento "progreso de tratamiento" para mis supuestas enfermedades mentales, "¿Pueden entenderme?", "¿Acaso mi constante sufrimiento es definición de enfermedad?" Quizás yo este equivocada y realmente este enferma de alguna extraña manera, los suaves consejos que me dicta cada día la niña de piel color papel suavizan las caídas momentáneas de mi mente y me elevan a un nivel neutral, quizás ella si quiere que yo este bien, quizás ella sí es real.
Me hundo profundamente en mis propios pensamientos mientas ellos aniquilan lentamente mi ser, como daría por volver a cuando solo tenia días de vida ya que mis pensamientos aun no existían, todo aquello era color rosa en mi vida, todo se basaba en amor y armonía de un jardín de rosas sin espinas en el cual si yo cruzaba los demás me protegían.
Ahora todo es completamente distinto, vuelvo a cruzar en el jardín y me doy cuenta que siempre su supuesto amor fue momentáneo, que las personas "que me amaban y protegían" se han convertido en las espinas venenosas de mi jardín.
Todas y cada una de aquellas personas que atrevas de los años fingieron quererme también se integraron lentamente en el jardín que en algún momento el color rosa era el primer actor, ahora el negro condena lentamente a cada rosa de aquel jardín, mi jardín, lleno de falsas promesas, desamores e ilusiones fallidas, aquel jardín que se suponía que debía ser para guardar mis mas grandes momentos de alegría, de felicidad, de emoción, de tranquilidad, aquel supuesto lugar armonioso en el que yo podría resguardarme de esta asquerosa sociedad en la que vivo y su bajo conocimiento sobre la empatía y el amor, que en ves de ser mi chaleco antibalas se convirtió a través del tiempo en una calibre 38 que constantemente apuntaba a mi débil y frágil ser.
Después de pensar en todo esto, yo solo me pregunto, "¿Si es que esas personas tienen sentimientos?", "¿cambia algo en el amor a través de los años?", "¿existe diferencia en el tipo de amor que sienten las demás personas y en el que yo supuestamente sentía?", mil preguntas en mi cabeza y ni una sola maldita respuesta.
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AHOGO ADOLESCENTE
Roman pour AdolescentsDepresión, ansiedad, crisis de pánico, insomnio, trastornos y es que todas esas son algunas de las muchas enfermedades que algunos debemos enfrentar en nuestra adolescencia, ahogándonos en el frió silencio por miedo al que dirán o al rechazo, porque...