El hijo de Kakashi:Un ninja perdido.

Capítulo 6: Primer día de equipo

Ya estaba preparado, no quedaban más de un par de metros para ver a aquel extraño que se acercaba entre los árboles. Su chakra era muy bajo, casi el de un chunin recién ascendido, por lo que no corría peligro, pero mejor no confiarse. Las pisadas se hicieron presentes con ese sonido del romper de las ramas, estaba frente a mi llegando a ver la elegante ropa de color negro y bordes dorados resplandecientes. Sólo una gran rama se interponía entre su rostro y mi mirada, una extremidad del árbol de gran tamaño y grueso tronco que en un instante cayó al suelo, casi ni pude ver como una espada empuñada por el desconocido partía en dos limpiamente y con una suma perfección aquella planta.

Por fin después de tanta espera pude verlo, el procedía a guardar su espada en la funda que llevaba en la cintura, mientras yo con un intensivo análisis intentaba no perderme ningún detalle de aquel joven chico. Lo primero que hice fue examinar su rostro, ni rastro de una banda ninja, algo raro porque no la encuentro en ninguna otra parte de su cuerpo, pero volvamos a la descripción. Con un cabello algo despeinado de un gris ceniza al igual que sus ojos, tenía el contraste perfecto con su blanquecina piel, un rostro de rasgos finos y perfectamente acabados en todos los sitios posibles dando lugar a una hermosura sin igual, no parecía mucho más alto que yo, pero sí creo que compartimos edad. Mientras. Seguía pensando en todo ello, lo observaba aun con curiosidad cuando se percató de mi presencia. No me moví, tan solo me quede quieto pensando en que decirle, no sé por qué, pero estaba nervioso...

-uff sí que cuesta atravesar el bosque de este país-Dijo el extraño que a dos pasos de mí se secaba el sudor con un pañuelo. -Me llamo Ryo Toushirou, jefe samurái del país del hierro. Mi gobernador me envía para investigar una serie de asesinatos que se dieron en nuestro hogar y que hemos podido seguir hasta aquí o así por lo menos lo reportó el Hokage. -Dicho esto el chico me extendió la mano derecha como saludo, ofreciendo la contraria para estrecharla.

Encantado, me llamo Zudokato Hatake y soy el encargado de esto por llamarlo de alguna forma, aún hay cosas que no puedo adivinar, pero creo que con una ayuda extra podré logarlo. -Conteste sonriendo al chico mientras este correspondía mi acción. En ese momento pude escuchar un leve rugido, al segundo el espadachín se llevó la mano al estómago, pues al parecer tenía hambre. -Lo siento, llevo como dos días atravesando todo el camino que separan nuestros territorios. ¿Sabes de algún sitio al que ir a comer? –Ryo estaba algo avergonzado por lo ocurrido, pero es normal, incluso me hizo gracia. El problema sería llevarlo a comer pues no llevaba mucho tiempo por aquí. -Claro que sí, sígueme, ¿Te gusta el ramen? Aquí hacen uno fantástico. -Pregunte entusiasta mientras andábamos juntos para salir del bosque e ir al centro de la villa. No tendría que preocupare de los cuerpos, los medios vendrán a llevárselos en un par de minutos.

-No es mala idea, pero prefiero algo diferente, de donde soy hace mucho frío y lo más común es comida caliente como el ramen. -Tenía razón, el país del hierro siempre tiene temperaturas bajo cero por la nieve que asola el lugar, sin abrigo es complicado vivir en aquel lugar.

-Bueno tengo una idea mejor, creo que te gustara-Ya estábamos algo más cerca, podía ver un puesto de dangos no muy lejos de nosotros, seguro que ese delicioso postre con algo de té le gustaban. Ya al lado del pues entramos, estaba casi vacío y cogimos la mesa del fondo junto a una pequeña chimenea para calentarnos. Pidiendo dos raciones para cada uno y un par de tés verdes nos sentamos el un frente al otro, vamos a trabajar juntos y lo mejor es conocerlo.

-Gracias por ayudarme, seguro que de no ser por ti muero de hambre-Tras ese comentario soltó una leve risa bastante amena para mis oídos-Bueno cuéntame algo de ti, no hay mucho que un aburrido samurái pueda contar. -En ese momento el encargado del local nos sirvió lo que pedimos, tomando un palo que llevaba dangos ensartados para comenzar a degustar ese dulce aperitivo.