capitulo uno; Montañas Füji

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El aire en la altitud de las montañas se vuelve más denso, ser capaz de hacer aire control requiere de mucha concentración para dominarlo sin dañar nuestro cuerpo de la presión que ejerce a esta altura la atmósfera.

Tuve la suerte de heredar los conocimientos de los últimos maestros aire, aquellos que lograron escapar de la nación del fuego.

El destino, sin embargo, no fue tan prometedor. La nación del fuego, cegada por la ira y con la ambición de eliminar al Avatar, finalmente, encontraron a las últimas tribus años más tarde, las cuales fueron resguardadas en las naciones de tierra y agua.

Mi maestro, Cho, era solo un niño cuando logró escapar con otras familias a las montañas Füji, donde permanecieron a salvo de la nación fuego, aunque pagando el precio de quedar desamparados de cualquier otra civilización, por el bien de persistir un tiempo más.

El legado de los maestros aire termina en mí. Soy la única descendiente que queda y es mi deber proteger toda la sabiduría de mis ancestros.

Mis antepasados lograron construir una gran edificación que se camufla en los paisajes rocosos de las montañas Füji, y es donde vivo actualmente con mi dragón Ryu, que en vez de escamas tiene pelo blanco en todo su cuerpo con detalles celestes en su cuello y cola, además de que es incapaz de lanzar fuego.
Caminando descalza por los adoquines, cada vez más desgastados por los años, llegué con Ryu que estaba recostado. Subí a su lomo y deposité el bolso que llevaba en mis hombros.

Hace unas semanas atrás me había decidido a viajar a la nación de Tierra, más concretamente a la biblioteca de la que solía hablarme Cho. No estaba segura con qué iba a encontrarme, puesto que los mapas datan de mas de 50 años de antigüedad. Pero era tiempo de salir de las montañas y resguardar el conocimiento ancestral. Antes de que algo malo pasara, ya que no tenía buenos presentimientos últimamente.

Ryu volaba y traspasaba las nubes dando vueltas que llegaba a dar náuseas, pero era tan obstinado como yo y no se detenía hasta que el también se mareaba. Nuestro destino estaba muy lejos, y debíamos atravesar distintas naciones antes de llegar a las bibliotecas (WAN). En el horizonte divisaba un región, debía ser un colonia Tierra, en el mapa decía que era una colonia Tierra, pero los colores y emblemas de fuego indicaban otra cosa.
Decidimos con Ryu seguir avanzando al Sur. Los mapas estaban horribles, ni siquiera la forma de los continentes coincidían con lo que son ahora, mis ancestros eran unos inútiles, me dejaron la peor misión.

Decidimos seguir hasta Omashu, era una de las colonias más grandes, probablemente sobrevivió a la nación del fuego. Para no llamar la atención con Ryu nos quedaríamos en las afueras de la ciudad, y yo iría a buscar información y víveres.

Este pueblo, Omashu, era muy extraño y alborotado. Me acerqué a un grupo de personas que formaban un círculo en la calle y vi a unos niños deslizándose por los conductos que identificaban a las ciudad.

-¿Qué es lo que hacen, dónde están los guardias? Ellos van a terminar lastimando a alguien si siguen así. -una señora se había puesto a reclamar con las personas de su alrededor, y no tardaron en hacerse presente las olas de protestas. Me acerqué disimuladamente hasta ellos para escuchar mejor.

-Oh, yo ya vi a ese chico antes, el de la flecha en la cabeza.
-¡Ah! Entonces sabes quién es, cuéntanos.
-En realidad no. Lo vi cuando me botaron todas mis coles en la entrada.

Derrepente, los chicos que iban por los conductos de mensajería cayeron frente al negocio de coles en donde me encontraba escuchando las conversaciones de los pueblerinos. Los guardias se acercaron empujando a la muchedumbre hasta retener a los chicos.

-Tranquilos, tranquilos. El es él avatar, vinimos a ver al rey de Omashu. -el chico del Boomerang fue el único que habló y no le hicieron caso, ya que los arrestaron a los tres rápidamente.

Pero si aquel niño era realmente el Avatar. cambiaría por completo lo que debía hacer.

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