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La puerta estaba siendo golpeada con mucha fuerza en aquella gran mansión. Tanto que había despertado a las sirvientas.

El señor Jung salió de la cama y empezó a bajar las escaleras furioso.

—¿Qué mierda está pasando?— gritó furioso a sus ocho sirvientas.

—S-señor Jung. Alguien se ha burlado la seguridad y está en la puerta tocando demasiado recio — comentó una sirvienta peliazul.

El señor Jung chasqueó la lengua y se apresuró a volver a gritar —¿y qué esperan inútiles, abran.

La peliazul asintió asustada y se dirigió hacía la puerta, para después abrir esta.

—¿Dónde está?— preguntó un hombre muy enojado.

—¿D-dónde está quién, joven?.

—Dónde está tu maldito jefe.

—E-él está allá — la chica apuntó con la cabeza temerosa.

Taehyung mordió su labio inferior y entró lo más rápido que pudo. Sus ojos se posaron en los de el señor Jung, quién sonrió discretamente.

—Kim, ¿qué te trae a estás horas de la madrugada?, exactamente las dos de la mañana— preguntó sin ningún remordimiento.

—Sabés por qué he venido. Dámelo.

—No puedes venir así cómo así a pedirme algo de lo que no estoy enterado.

—Hoseok, ¿dónde está?.

El señor Jung empuñó su mano disimuladamente. ¿Cómo era posible que supiera esa información?. Aquel que le había dado su dirección iba a pagar. Amanecería sin cabeza y quemaría el resto de su cuerpo.

—Hoseok no está aquí — sonrió el señor Jung —y si estuviera aquí, tiene todo el derecho, es mi hijo.

El castaño rió sarcásticamente —¿tu hijo?, ¿ese hijo el cuál negaste en televisión frente a millones de personas?, ¿ese hijo que abandonaste y solamente te has dedicado a hacerlo mierda?— habló el castaño mientras se acercaba a Jung —o dime que me equivoco, imbécil.

El padre de Hoseok retrocedió un poco al darse cuenta de que Taehyung estaba frente a él, mirándolo profundamente y en sus labios una sonrisa burlona, incluso un viejo cómo él le tenía miedo por todas las historias que se contaban de él.

—Joven Taehyung. No quiero sonar grosero, pero. Hoseok es mi hijo y yo hago lo que se me pega la gana con ese imbécil — sentenció éste mientras sonreía y se alejaba
—además, creí que había hecho un trato contigo, y solamente me engañó, no hizo nada. Es por eso que me estás quitando la empresa.

Taehyung abrió los ojos. Ahora lo entendía todo. Hoseok no había ido por su cuenta a hacer aquel trato, su padre lo había mandado. E incluso él lo obligó a hacer algo despreciable pensando que iba tras su dinero.

—¿Ha?, ¿acaso no fue que tú me vendiste al chico?— contraatacó Taehyung volviendo a su sonrisa burlona.

El señor Jung se dió la media vuelta y lo miró. Había olvidado aquel pequeño detalle. Había vendido al chico por acciones de la empresa.

—Lo hice. Pero así cómo tú me quitas la empresa, yo te quitó al inútil de mi hijo, así de simple.

Taehyung frunció el ceño y se acercó a el señor Jung, para después tomarlo de la camiseta bruscamente —dame al chico. Tus acciones seguirán siendo las mismas.

Una gran sonrisa se asomó en los labios de el señor Jung —está bien, por favor no accedamos a la violencia, hay que hacer tratos cómo la gente civilizada.

Bastaron unos segundos para que Taehyung soltara a el señor Jung. Sus ojos estaban llenos de furia. Sentía repulsión ante esa persona tan despreciable. ¿Vender a su hijo por dinero?, pero él no era un santo. También lo había obligado a cosas terribles.

—Bien, sigueme para que te lleves a Hoseok.

                              (...)

—Si no te llevabas a Hoseok, iba a morir ahí — dijo el señor Jung riendo para después abrir una puerta que escondía la celda de Hoseok.

El castaño entró y frunció el ceño. Lo tenía en una jaula cómo si se tratara de un animal. Ni siquiera tenía alimentos, ni ropa nueva.

—¿P-padre, regresaste por mí?— Hoseok se paró y sonrió mientras limpiaba sus lágrimas.

—No, yo no he vuelto por tí. Te irás con Taehyung — dijo el señor Jung —cuándo acabes, llevatelo muy lejos de aquí, ver su cara me recuerda a la golfa de su madre— sentenció para después marcharse.

—Demasiado lindo para ser verdad— dijo Hoseok para después sentarse en la cama desanimado. Su destino era sufrir, estaba escrito.

El pelirrojo pudo escuchar cómo la reja era abierta y unos cuántos pasos avanzado hacía él.

—Vamos a casa — extendió la mano el castaño mientras sonreía amablemente —esta vez yo te cuidaré. Te protegeré de tu padre.







Hola. Esta será la última actualización que haga en esta semana, sé que es corta, pero lo haré mejor. La verdad no me siento bien emocionalmente, por lo que he pensado en tomarme un descanso y reflexionar algunas cosas, encontrar la causa de mi depresión. Por favor no se preocupen, cuándo llegue a volver, lo haré con más fuerza y más feliz que nunca para compartirles mi alegría, así que por favor, esperen por mí. Las quiero demasiado.

•Gran CEO• VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora