veintiocho.

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Min Yoongi trató de acercarse a mi, pero me alejé corriendo cuando comenzó a caminar rumbo a mi lugar.

No quería que su amistad con Nam se arruinara por mi culpa. Ese Namji que me atacó aquél día era malo, y tenía mucho miedo.

Ahora me encontraba en el patio de mi colegio, comiendo el sándwich que preparó mi mamá con amor para que yo lo comiera.

El día en la escuela se me hizo eterno, pero al fin después de un mal rato sonó la campana avisando que podíamos salir a nuestros hogares.

No tardé mucho en llegar, quería evitar a los que alguna vez fueron mis amigos, y sabía que si me quedaba un poco más ahí probablemente me buscarían.

La puerta de mi casa estaba abierta, y se escuchaba un ruido fuerte desde la esquina.

Apresuré mis pasos para llegar casi corriendo a la entrada, una oleada de calor llegó a mis mejillas cuando me di cuenta de que mamá, papá, Nayeon y sus amigas se encontraban ahí riendo con un montón de globos, serpentinas, pastel y bocadillos.

Solté un pequeño grito de alegría cuando vi los regalos sobre la mesa.

Todos se voltearon alarmados a verme.

—¡Sorpresa!

Habían gritado un poco retrasado, pero me hicieron demasiado feliz.

Quizás era hora de hacer amigas niñas y dejar en paz a Yoongi, Namjoon y Jungkook.

Nayeon jamás me alejaría de su lado.

¿Verdad?

icecream. / myg (fuzetea #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora