cinco.

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Pasamos la tarde juntos, no asistí a la escuela y seguro mamá se enojaría mucho, pero confío en que entenderá mi situación.

Me llevó a comer un emparedado, se sorprendió bastante cuando le dije que ya no había tomado fuzetea desde hace mucho. Aún así él trajo mi favorito y yo lo bebí con mucho gusto, todo tenía más sabor estando a su lado.

—Heejin, eres muy bonita.

Me sonrojé a más no poder, mi cara ardía y él divertido pasó la yema de sus pulgares por mis mejillas. Me miraba enternecido desde el otro lado de la mesa, normalmente pedía un café americano y alguna que otra galleta.

—Tú eres muy guapo, Suga. —Bebí de mi té sin despegar mis ojos de los suyos, esperando su reacción. Rió sacando a la luz esa tierna sonrisa que me ponía muy feliz.

—Te acompaño a tu casa, vamos.

Nos levantamos y pagó nuestro consumo, para salir de aquel local tomando mi mano. Mi corazón palpitaba de una manera desgarradora, y le pedía mil veces al cielo no sudar y volverlo incómodo.

Se detuvo unas dos casas antes de llegar a la mía y besó mi mejilla muy despacio, como si quisiera que durara para siempre.

—Descansa, nos veremos mañana.

Asentí y me despedí con mi mano.

Hoy dormiría muy feliz, pensando que mañana o quizás en unos días me pediría ser su novia.

icecream. / myg (fuzetea #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora