Capítulo 10

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Eran las 5 y cuarto de la mañana y la policía había empezado a hacer preguntas a todos los presentes sin saber exactamente qué hacer. Al fin y al cabo si realmente sólo faltaban las cenizas del padre de Ava no era algo de valor monetario sino sentimental.

Cuando la joven había llegado a casa lo primero que hizo fue correr hacia su madre, quien estaba con la mirada perdida mirando hacia el lugar en el que la urna había estado con anterioridad. Su pelo castaño estaba ligeramente despeinado, como si hubiera estado durmiendo hasta hacía poco.

-Mamá, ¿estás bien?-Le preguntó sin saber exactamente si sonaba tan estúpida como se sentía, pero ella ni la miró. Por su cabeza estaban pasando millones de momentos con su marido y el momento exacto en el que él le había pedido que lo incinerara. Le había agarrado la mano y con un hilo de voz y la súplica en la mirada había pronunciado su último deseo: quémalo todo y protégela. El ave fénix, cariño, el ave fénix.

Las lágrimas amenazaban con salir y recorrer sus mejillas, pero no podía. Le había costado bastante tiempo descifrar lo que George Willem había querido decirle y realmente le había costado menos de la mitad perderlo.

-Si.-Mintió. Y Ava lo sabía, pero ¿qué podía hacer? Agarró su mano y ante el contacto cálido de su piel su madre se giró hacia ella. Los ojos verdes vidriosos y la culpabilidad en su mirada.

-Lo recuperaremos, mamá.-Intentó sonar convencida, pero si no entendía quién querría unas cenizas tampoco sabía cómo recuperarlas.

Su madre dejó de prestarle atención de nuevo, miró por encima del hombro de su hija, hacia la puerta, más concretamente al policía que estaba interrogando a Kyle. O mejor dicho; a Kyle.

-Tú. ¿Qué haces aquí?-Ava pudo sentir el odio en cada palabra que su madre pronunciaba como si fuera una serpiente escupiendo su ponzoña.

Andrew entró en la casa, haciendo a un lado a su amigo y pidiendo perdón con la mirada que le dedicó a la mujer.

-Disculpe, señora Willem, vinimos a traer a su hija, nos iremos en seguida.

-¿Doctor McKellen?-Su madre más que enfadada ahora parecía confundida. Y no era para menos.

Acababan de robar las cenizas de su difunto marido y su hija había aparecido con el doctor y Kyle, lo que no le daba buena espina gracias a la compañía de Monroe.

-Nos vamos. Ahora.-Kyle interrumpió la conversación tirando del brazo de su amigo para hacerlo reaccionar. Ambos le dedicaron una mirada rápida a Ava, quien les daba la espalda, pero solo Kyle miró a Amara Willem antes de irse, percatándose de que no era bienvenido en esa casa.

Le estrechó la mano al policía con el que había estado hablando y se fueron de allí.

El cuerpo policial que se había desplegado hasta la casa no tardó en hacer lo mismo, con la lejana promesa de hacer todo lo que estuviera en su mano para recuperar la urna.

La casa se quedó prácticamente vacía en comparación a minutos atrás. Tan solo las mujeres Willem y Edgar se habían quedado. Los amigos de este habían desaparecido antes incluso de que la policía llegara.

-Deberíamos ir a dormir, mañana intentaremos hacer algo más, tía.-Edgar intentaba sonar calmado pero su voz ocultaba algo, una preocupación que Ava no estaba segura de que fuera por las cenizas de su padre.

Estaba siendo una noche muy extraña, en la que las preguntas y situaciones raras no hacían más que amontonarse.

-Tiene razón, mamá. Mañana será otro día.-Puso su mano en el hombro de la castaña, quien había vuelto a perder su mirada en algún lugar de su mente.

NO SOLO UN BOXEADOR ||Pausada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora