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Jungkook no quería creer que su esposo había cambiado, no lo aceptaba, no importaba que tan frío fuera con él, creía que su lindo cachorrito aún estaba ahí.

Sus hermanos tenían razón, lamentablemente. Jimin se había vuelto un poco agresivo, no le gustaba que nadie le tocase, ni siquiera Jin o Taehyung, o al menos, que le tocaran demasiado.

Lo descubrió cuando fue a buscarle a la escuela, para dirigirse al trabajo y un compañero de él intentó propasarse.

Estaban a lo lejos, pero aun así podía escuchar las estupideces que el humano decía, intentando que su esposo aceptara ir al cine con él.

«Sí, claro. "Cine"» bufó y expulsó el humo de su cigarrillo.

Jimin escuchaba los gruñidos de su esposo y el odio que desprendía su almizcle, además del cigarrillo que tenía entre sus labios.

«Sus apetecibles labios.» se corrigió mentalmente.

Jungkook no supo bien en que momento el humano salió volando, con una llave al brazo, que le hizo su esposo. Pero no ocultó su sonrisa, sintiéndose por alguna razón, orgulloso del menor.

Su omega se veía caliente cuando se comportaba así, y mierda que eso le ponía.

Jimin llegó hasta donde él y guardó su mochila bajo el asiento, antes de montarse a la moto.

No hubo ningún beso, ni mucho menos una caricia en sí, más que los brazos de Jimin rodeándole la cintura.

Ambos sentían la conexión, al igual que las corrientes de deseo en sus cuerpos.

Jimin cerró sus ojos, ocultando su rostro en la espalda del mayor, inhalando su almizcle y mordiendo sus labios, alejando el gemido.

Jungkook se detuvo en la entrada del local, y el menor se bajó rápidamente, sintiendo sus mejillas arder y queriendo ocultar la semi erección que ahora tenía.

El mayor no estaba en mejores condiciones, en especial cuando sentía el deseo en su almizcle. Bajó de la moto tras unas largas respiraciones antes de finalmente ingresar al local.

🐾

Jimin se levantó a mitad de la noche debido a los llantos de los niños.

Habían pasado cuatro meses desde que Jungkook regresó. Los mismos en los que no volvieron a besarse, en los que apenas si se hablaban.

Y en realidad, la relación parecía ir de mal en peor.

Habían pasado cuatro lunas en las que Jungkook estuvo a punto de lanzarse sobre su esposo, y prácticamente, obligarle a hacer el amor con él.

Era una completa tortura el tener que pasar cada luna llena, encerrado en el cuarto, satisfaciéndose manualmente, mientras que a lo lejos escuchaba a sus hermanos disfrutar la noche con sus parejas.

Jimin se la pasaba en su cuarto, la mayor parte del tiempo leyendo y acostado en la gran cama con sus cachorros, también jugando con ellos. O simplemente salía con Taehyung y Jin, pero siempre estaba alejado de él.

Jungkook había llegado para las vacaciones de verano a mediados del año, se había perdido varios cumpleaños, además del nacimiento de sus hijos y no había un día en el que no se arrepintiese, pero ya no podía hacer nada.

El trabajo no había sido mejor, Jimin le ignoraba incluso allí y un humor de mierda se apoderó de él.

El alto estaba gruñón la mayor parte del tiempo, gritando y mandoneando, irritándose cuando las cosas no le salían bien y literalmente, lanzando cosas a todos lados.

Mi Omega: Mi Lindo Omega      ||Kookmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora