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Tan solo habían pasado dos meses desde que se unieron oficialmente a la manada, en los que se mantuvieron como ratones de biblioteca. Jungkook y Hoseok les habían ayudado en las cosas que no entendían, recibiendo recompensas por casa cosa bien hecha.

Taehyung comenzaba a amar el chocolate más de lo que debería, al igual que Jimin con las fresas, pero ambos preferían algo que les era más dulce y de lo que nunca se cansarían de probar.

Los labios de sus alfas.

Mark les había ayudado a ingresar a la misma secundaria que Namjoon y tras dar todos los exámenes requerido, se encontraban cursando el cuarto grado. Aunque tenían algunas complicaciones a veces.

El primer día de clases, Jungkook le pidió dejarlo, puesto que Taehyung iría con con Hoseok. Todos se les habían quedado viendo y es que ¿quién llega a clases en una moto con un gigantesco y tatuado novio en su primer día, más aun siendo nuevo?

Los lobos de la manada rieron al ver a los hermanos Jeon con corazones en los ojos al despedirse de forma cariñosa de sus omegas.

Decir también que los días que pasaron juntos habían sido los mejores de su vida seria poco. Al menos una noche por semana, Jimin dormía en la misma cama que Jungkook y todas terminaban igual: los dos riendo, dándose muchos besitos e inocentes caricias.

Iniciando así una nueva rutina: por las mañanas eran dejados por Hoseok o Jungkook en la escuela, hasta llegar al medio día, donde Jungkook pasaba a buscarle y almorzaban juntos antes de comenzar a trabajar en la tienda hasta tarde, regresando juntos a casa.

Jimin se encontraba acostado sobre la cama, tan perdido en sus pensamientos que no escuchaba lo que Taehyung estaba diciéndole.

‒Ah ¿Qué? ¿Qué? ‒cuestionó asustado al recibir un almohadazo.

‒Estoy hablándote. ‒se quejó el mayor, frunciendo el ceño y con ambas manos a cada lado de su cintura. Él mordió sus labios y bajó la cabeza.

‒Lo siento... ‒susurró.‒ ¿Qué decías?

‒Decía que estas muy distraído últimamente... ‒suavizó su mirada y se sentó junto al rubio en la cama.‒ ¿Qué sucede? ‒cuestionó preocupado. Jimin suspiró y miró un punto fijo en la nada de la habitación por un momento.

‒¿Qué pensarías de mi si te dijera que... Que quiero estar con Jungkook? ‒cuestionó mordiendo sus labios, nervioso.

‒Ya estás con él, ¿no? ‒ el menor bufó y rodó los ojos.

‒Hablo de... De eso, Tae. Íntimamente... ‒completó con el rostro ardiéndole.

‒Tú... ¿Quieres hacerlo con él? ‒cuestionó en un susurro, que fue respondido por un simple asentimiento.‒ B-Bueno... ¿Qué quieres que diga? Aún sigo siendo virgen también, ¿recuerdas? ‒rio.

‒Lo sé... ‒respondió también riendo.‒ Y eres mi mejor amigo, por eso te lo cuento.

‒Bien... ‒aceptó y se acomodó mejor en la cama, cruzando sus piernas y moviendo su mano derecha a la par que hablaba.‒ Dime más.

‒Bueno, yo... ‒se acomodó mejor en la cama, tomando la misma pose que el mayor, tomando una almohada entre sus brazos y comenzó a hablar.‒ Quiero hacerlo con él, pero tengo miedo. ‒confesó.‒ ¿Qué tal si no soy bueno?

‒Minnie... ‒llamó incrédulo.

‒¿Y si duele? ‒prosiguió.‒ No estoy en celo como la vez pasada... Podría ser diferente.

Ambos amigos se miraron en silencio por unos minutos, Jimin con el pánico reflejado en sus ojos, pero también con un brillo de deseo.

Taehyung suspiró y bajó la mirada a sus manos, mirando nuevamente a su amigo, respondiendo en un sincero susurro.

Mi Omega: Mi Lindo Omega      ||Kookmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora