➣17: Final

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Tenía quince años cuando conoció a Sun Hee. La primera vez en que le vio, le pareció hermosa y deseó el tenerla.

Y lo hizo.

Habían comenzado una relación, una muy rápida, llena de pasión, pero solo había sido eso: pasión.

Creyó amarla, creyó que ella le amaba, pero siempre estuvo equivocado.

La mujer lo había utilizado para subir en la escala; estaba esperando a que él cumpliera los dieciocho y asumiera como líder de la manada, para ser tomada como su pareja y hacer de las suyas.

Le había engañado.

Ella le había jurado amarle, no siendo otra cosa más que una vil mentira; había inventado un falso embarazo, con el fin de que él la reclamara, e inclusive, intentó envenenar a su padre, para apresurar la sucesión.

Sus hermanos, a pesar de ser unos niños de diez y ocho años, le aconsejaron alejarse de ella. Prácticamente le habían rogado que la dejara, que había algo malo en ella, y él les ignoró, e incluso, la defendió.

Y tenían razón.

Casi destruyó la relación con sus hermanos, se había vuelto rebelde, queriendo pelearse con cualquiera. Creyéndose que podía comerse el mundo, y no fue así.

Lo arruinó todo por ella y cuando la venda cayó de sus ojos, quiso golpearse a sí mismo por haber sido tan idiota.

Jackson la desterró en un abrir y cerrar de ojos, pero no sin que antes ella jurara vengarse.

No le había visto durante diez años y creyó que jamás volvería a hacerlo.

Pero no.

Ella tenía que volver justo cuando tenía formada su familia, cuando al fin se había emparejado con Jimin, y éste se había convertido en el omega de la manada.

Jimin escuchó atentamente cada parte de su relato, acariciándole los oscuros cabellos, así como sus brazos y cuello, tranquilizándole mediante hablaba y permaneciendo en silencio.

Jungkook contaba su historia mientras estaban acostados en la cama. Aún estaban en Busán, e incluso estaban en la casa que solía ser suya hacía un tiempo atrás.

Los niños dormían pacíficamente sobre su camita, rodeada de almohadas para que no cayeran.

Jimin besó a su esposo, sintiéndose mal por él, por lo que tuvo que pasar antes de conocerle.

Jungkook se sentía mejor ahora que su esposo lo sabía todo. No podía guardarle secretos y se sentía bien el contárselo a él.

Recibió dulces caricias y muchos besitos por parte del menor, entre otros mimos. Su esposo le impedía el paso a los malos sentimientos que amenazaban con regresar a él.

El dolor de casi perder a su familia.

Sabía que la mujer planeaba algo y el que su manada la buscara hasta por debajo de las piedras, sin encontrarla, le preocupaba.

Observó el cuerpo semi desnudo de su omega, aferrarse al suyo y balbucear algunas cosas antes de volver a dormirse.

Los niños estaban quejándose en su camita, por lo que, sin despertar a su esposo, se levantó de la cama y preparó dos biberones, posteriormente, alimentando a sus pequeños.

Dios unos leves golpecitos en las espaldas de sus bebés, antes de volver a acostarlos.

Al girarse para volver a la cama, encontró a Jimin sentado en la cama, fregándose su ojito derecho con la manga de su camiseta y sonriéndole levemente.

Mi Omega: Mi Lindo Omega      ||Kookmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora