Seis.

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Irene miraba a su amigo corretear alrededor de su jefe mientras se acercaban a la recepción donde ella moría de la intriga porque Tae Min le contara todo lo que había pasado. Ella había sido una de las últimas en irse de la agencia y vio claramente cuando Tae Min y Min Ho se iban...tomados de la mano. Además, que antes de que eso pasara, Tae Min la había saludado al despedirse con una cara triste.

—Admite que he mejorado mis habilidades culinarias, Min.— otra vez Irene se sorprendió del trato que recibía Min Ho por parte de Tae Min.

—Por lo menos no eran los waffles duros que me hiciste cuando tenías 18.— y sonrió al decirle. Irene dejó que su mandíbula cayera contra su mesa. Su jefe estaba sonriendo.—Oh, Irene, buenos días.— saludó al ver a la joven.

—Buenos días, señor.— ella hizo una reverencia.

—¿Qué onda, Irene?— Tae Min literalmente saltó hacia ella con una sonrisa.

—Estoy bien... Y tú...—se inclinó hacia Tae Min.—Parece que tú estás muy bien.— susurró con picardía.

—Te escribiré en un rato cuando me den mi móvil nuevo.— le dijo él. Min Ho frunció el ceño.

—No desatiendan sus funciones usando el móvil.— el mayor dijo en tono serio.

—Puedo hacer perfectamente dos cosas al mismo tiempo. Tú mejor que nadie lo sabes.— le guiñó el ojo a su jefe e Irene se puso roja.

—Irene.—Min Ho miró a su empleada.—Sube un café a mi oficina en 20 minutos.—ordenó. Ella asintió.—Y Tae Min.—el nombrado lo miró.—No digas cosas que hagan a Irene confundir nuestra relación.— y sin más se fue.

—Me ama.— Tae Min se apoyó en la mesa de Irene.

—É-él...te sonrió.

—Mm...si. Oye, no mires como si hubieras visto un fenómeno sobrenatural que no sucede nunca. Está mañana se cagó de la risa con mis chistes a Yukhei.— ella abrió los ojos enormes.

—¡Estuviste en su casa!— afirmó sorprendida.

—Si.— ella insistía con su mirada que confirmara que haya pasado algo.—No, ojalá así fuera. Jong In me puso los cuernos debería haber hecho de todo con Min Ho como el buen resentido que soy.— bufó.

—Oh...lo siento mucho por eso.—ella dijo.

—Fui muy buien consolado.— declaró.

—¿Por el jefe?—Tae Min negó sonriendo.

—Por mí Min Ho.

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Tae Min observaba el vestuario de los modelos con total atención. Tenía dos en frente uno para cada modelo que harían fotos ahora.

—Yo digo que el rojo pega más conmigo y el color de mi piel.— el joven frente a él dijo.

—Yo nunca he usado rojo para fotos oficiales...— el otro chico dijo.

—Entonces tenemos: uno porque el rojo le queda y el otro porque quiere usarlo por primera vez en unas fotos oficiales...— resumió Tae Min.—Bien, chico. Usa el rojo.—le entregó el vestuario al segundo chico.

—¡Pero a él no le queda el rojo, mira su piel!—se enfadó el primero.

—La ropa no hace al modelo, el modelo hace a la ropa, novato.— hizo un gesto con la mano para que el chico se apurara con la ropa que le dio y volvió a mirar al otro.—Y aquí el que elige soy yo. ¿Ok?— dijo. Al chico le tembló el labio y se giró casi al instante.

Weakness [2MIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora